Mientras estudiaba Letras en Buenos Aires, Paz Levinson lavaba copas en un restaurante para poder pagar su carrera, trabajo en el que una cocinera -deslumbrada por el entusiasmo que irradiaba la joven- marcó su camino para siempre al proponerle estudiar la carrera de sommelier.
Levinson estudió en Buenos Aires y se perfeccionó en Estados Unidos, Suecia, el Reino Unido y Canadá para llegar a convertirse en la mejor sommelier de Argentina (2012 y 2014), la mejor de America Latina (2015) y la cuarta mejor del mundo (2016),
La sucesión de premios le abrió las puertas del mundo y tras un paso por China, se instaló en Francia sin hablar la lengua y donde la sorprendió el machismo imperante en el universo de la gastronomía.
“En Argentina no hay prejuicios hacia las mujeres en la gastronomía y hay paridad. Por el contrario, en Francia me sorprendió el contexto diferente, me encontré con cierto machismo. No había mujeres a cargo de la carta de vinos y en puestos altos”, confió en diálogo telefónico con Télam la catadora nacida en Bariloche en 1978.
Y acotó: “La relación con los chef fue muy difícil porque hay discriminación y también con el cliente tradicional francés, que espera que un hombre le hable o recomiende vino y no una mujer”.
“Casualidad o no pero los trabajos más importantes los tuve con mujeres. Me siento muy cómoda pero no lo busqué, sucedió y me doy cuenta que se forjó una relación donde me siento más escuchada, comprendida y con confianza para avanzar en los proyectos”, dijo Levinson, quien reside en Paris.
La sommelier trabaja desde hace dos años con la multipremiada chef Anne-Sophie Pic en sus restaurantes de Francia, Suiza y Reino Unido.