Por Odda Schumann
Sos una loca Ceferina. Y te gusta que te digan loca porque sabés que entre tu locura y el mundo que ves por la ventana hay una raya ínfima. Y yo sé que a vos te gusta tener un pie de cada lado. ¿Y qué te voy a decir yo si ya llegaste a los noventa? Tenés todo el mérito de hacerte la cocorita y no preocuparte por tu pelo desteñido o por salir en pantuflas a la jungla.
Todo está en órbita, diría Adelina. Pero así es la vida cuando no tenés los pies sobre la tierra, ¿no? Porque entiendo que seas una mujer mayor y pienses diferente… ¿pero cómo te salís de toda una vida de adiestramiento social? No es fácil. Y menos para la época en la que naciste. ¿De qué años sos? Pero no importa, si yo siento que soy un hámster en la rueda de algún nariz respingada no me quiero imaginar lo que te quedaba a vos cuando tenías mi edad.
Y no es para criticarte, todo lo contrario. Me parece asombroso encontrar gente como vos. Pero bueno, también con ese cuento que me hiciste de la edad numérica y la biológica y las pruebas caseras que hacen a uno parecer más joven de lo que es, me terminé confundiendo. Claro.
Yo soy adulto, lo sabés. Pero soy un tipo básico; las cosas en la primera lectura. ¿Qué le vamos a hacer? Es la edad, dicen algunos. Pero todos sabemos que en realidad son las ganas y la autoestima. Y con la presión y la distancia a la que enfocás me dijiste que tenías… ¿cuántos años tenés? Hay preguntas que están de más, lo entiendo. Pero también entiendo que hay cosas que tienen que ser preguntadas. Porque yo no terminé de entender y, te vuelvo a repetir, me parece magistral llegar a los noventa.
Yo lo veo, te veo en los noventa como si estuviera ahí. Pensar que yo era tan chico en ese entonces. Pero bueno, de esas cosas hablamos luego cuando las estudiamos o nos las cuentan. En mi caso, mamá me llenó de historias de esa época dorada. Supongo que de eso se trata un poco la edad biológica, seguís sumando años pero aún estás perdido en un número menor, lo que significa que algunos años te pasaron en cámara lenta.
Pero no a todos. No. Es como si hubieras vivido un año mientras yo vivía tres o cuatro. Claro… solo eso explicaría que vos sigas en los noventa y yo en el siglo veintiuno.