El precandidato presidencial aseguró que hay "un fin de ciclo" del kirchnerismo y que el peronismo va hacia una reconfiguración. Además, sostuvo que Massa "es la cara visible del fracaso del gobierno" y que Macri bloqueó un posible acuerdo electoral con Larreta, aunque no descarta retomar las conversaciones tras las generales.
De visita por Mar del Plata y en la antesala de las PASO del 14 de agosto, Juan Schiaretti, precandidato presidencial de Hacemos por Nuestro País, aseguró que la “grieta es el negocio de los políticos” y vaticinó que el peronismo va hacia una “reconfiguración” luego de las elecciones a partir del “fin de ciclo” del kirchnerismo.
En diálogo con LA CAPITAL, el mandatario cordobés dijo que el país necesita “un gobierno de unidad nacional” y que Sergio Massa es “la cara visible del fracaso” de la actual gestión. Además, sostuvo que el sector del PRO ligado a Mauricio Macri bloqueó un posible acuerdo electoral con Horacio Rodríguez Larreta, aunque no descartó retomar las conversaciones luego de las generales.
Junto a su candidato a vicepresidente, Florencio Randazzo, coincidieron en que son una fórmula “federal” y que se deben fortalecer “la producción y el trabajo” para generar ascenso social.
– ¿Cómo ven a Mar del Plata en esta visita?
– Es una ciudad emblemática y una de las más lindas del país, con una temporada invernal que viene muy bien. Después, sufre los problemas que tenemos todos los argentinos. Una inflación sin freno, la plata que no alcanza para llegar a fin de mes. Y, además, los emprendedores tienen dificultades para hacerse de dólares cuando deben importar. Se da una situación económica muy difícil que ha empeorado, sin dudas, en el último año. La cara visible del fracaso de este gobierno kirchnerista es Sergio Massa. La inflación cuando él agarró el Ministerio de Economía estaba en 65%. Ahora está en 130%.
– Se habla de la grieta, ¿ha pasado a ser un negocio para algunos sectores?
– La grieta es el negocio de los políticos, que se viven peleando para ver qué lugar ocupan en las listas. Por eso también es justificado el rechazo de la gente a los políticos. Lo que hay que hacer es gestionar, como hacemos en Córdoba. Allí respetamos la independencia de poderes: jamás se nos ocurriría no cumplir un fallo de la Justicia, hacerle juicio político a un miembro del máximo tribunal o que la política domine el Consejo de la Magistratura.
– ¿Qué opinan sobre la medida de Sergio Massa de aplicar un nuevo dólar para el agro?
– Son todos parches. Lo que tiene que hacer el Gobierno nacional es eliminar las retenciones a la exportación agropecuaria, hacerlo gradualmente, ponerlo a cuenta del impuesto a las ganancias a medida que se va quitando. Lo que se lleva el Gobierno por las retenciones es una enormidad. En Córdoba, son 3.400 millones de dólares por año. Esto es absolutamente injusto. En vez de apoyar a quienes pueden traernos dólares, se les pone el pie encima.
– El país tiene un déficit estructural que es la falta de dólares. ¿Cuál debe ser la postura de Argentina ante el FMI para poder crecer a pesar de la deuda?
– El FMI tiene una actitud laxa con Argentina, echarle la culpa es otro de los relatos del Gobierno. El país tiene dos hilos conductores de las sucesivas crisis. La falta de dólares y el déficit fiscal. Como Argentina gastó de más, pidió préstamos a los privados. Cuando el acreedor no prestó más, se le dio a la maquinita de imprimir billetes y se exacerbó la inflación. Estamos viviendo las consecuencias de estas fallas. Pero hay soluciones. Los vientos internacionales soplan a favor del país, que puede ser competitivo con el sector agroalimentario; con el litio, mineral estrella en el mundo; con la minería, donde necesitamos reglas de juego claras; con el gas y el petróleo; con la industria del conocimiento; y también con la pesca. Son todos sectores que pueden traer los dólares necesarios.
– ¿Y cómo se solucionaría el déficit fiscal?
– Hay tres elementos para corregirlo sin ajuste. Primero, eliminar la superposición de funciones entre la nación, las provincias y los municipios, donde se escurre un montón de plata. Segundo, los subsidios a la energía, que deben ser para los que más los necesitan. Y, por último, las empresas públicas no pueden dar pérdida. Las tres cosas nos darían equilibrio fiscal. Así podría comenzar un ciclo de generación de empleo y de aumento de producción.
– ¿Se puede llegar a un entendimiento luego de las elecciones con quienes coinciden con este diagnóstico de situación y lograr así gestar algo nuevo?
– Hasta ahora no ha sido fácil, porque la grieta es un negocio en la disputa de poder. Es necesario que quienes vayan a votar el 13 de agosto lo hagan pensando en que debemos empezar a transitar un camino diferente, sin votar a quienes tienen ideas locas o a aquellos cuyas recetas han fracasado. Es importante mirar quiénes conforman las fórmulas. Juan (Schiaretti) conduce una provincia que integra al sector agropecuario con el industrial, con un Estado inteligente, y aplica políticas de desarrollo: se hicieron 3.200 kilómetros de gasoducto en cuatro años en Córdoba. Lo que nos va a sacar de la crisis es la gestión.
– ¿Por qué no hubo un acuerdo electoral con Horacio Rodríguez Larreta?
– Nosotros coincidimos en que hace falta un gobierno de unidad nacional para que Argentina salga adelante. Que le dé una base de sustento amplio a quien resulte electo presidente. Eso exige un entendimiento sobre un programa de gobierno. En principio, hubo acuerdo con la UCR y con (Miguel Ángel) Pichetto. En el PRO, un sector acordaba. El otro, el de Mauricio Macri y Patricia Bullrich, que expresan la grieta, se opuso. Entonces no se pudo hacer. Ahora solo se puede volver a hablar de ello después de la primera vuelta electoral. Dialogaremos con todos para ver si así se puede hacer un gobierno de unidad.
– Una vez más, Argentina demostró que el federalismo es un slogan, casi todas las fórmulas son de la General Paz para adentro. ¿Esto puede cambiar en algún momento o se mantendrá el triunfo centralista?
– Tenemos una oportunidad en estas elecciones. Los dirigentes surgen de la capacidad que tienen o no para instalarse en los medios, cuando la mirada debería ser qué capacidad tienen para gobernar. Debemos ir hacia un país racional: el que no estudia, repite; el que no trabaja, no cobra; y el que delinque, va preso. Esto, que parece tan obvio, se ha perdido. Nosotros tenemos una fórmula del interior, federal y conocemos la problemática de la Argentina productiva. La única forma de salir del estado de pobreza de 22 millones de argentinos es trabajando.
– ¿Por qué este Gobierno no pudo solucionar esos problemas?
– Creo que no tienen esa mirada sobre lo que hay que hacer. El Gobierno ha agudizado todos los problemas: tiene más inflación de la que tenía, tiene más de 20 tipos de cambio, ha devaluado el dólar oficial en un 103%. El gobierno kirchnerista representa la asistencia a la exclusión. Y eso genera un país sin ascenso social.
– ¿Se viene una reformulación del peronismo tras estas elecciones?
– Sin dudas, lo que se está mostrando es el fin de ciclo del kirchnerismo. Y el peronismo tendrá que reconfigurarse teniendo como prioridad la producción y el trabajo. Eso permitió el ascenso social, que el espacio sea alternativa de progreso. Necesitamos un peronismo que no tenga la actitud feudal y autocrática de kirchnerismo, al que no le interesa si la gente consigue trabajo, sino administrar la pobreza y mantener el poder.
– Este año se cumplen 40 años de democracia y se ve una deuda de la política hacia la comunidad, con un fenómeno como el de Javier Milei que acapara el descontento y la bronca. ¿Hay preocupación en el ámbito político por esta situación?
– Está claro -aseguró Randazzo- que la atención que concita Milei está vinculada al fracaso de 40 años de una dirigencia política que ha agudizado todos los problemas. Es la respuesta de una sociedad hastiada que no ha encontrado soluciones económicas, que los hijos tengan el ascenso social que daba la educación. Eso se terminó y hay una deuda pendiente. Si la dirigencia no toma nota, no nos va a ir nada bien.
– Se le agrega a eso -puntualizó Schiaretti- que hace 12 años el kirchnerismo metió la grieta en Argentina y Macri, que fracasó como presidente, entró también en ese juego. El resultado es que hoy el ingreso medio de los argentinos es inferior al de 2012. La grieta provoca un fenómeno como Milei, cuyas propuestas no se aplicaron en ningún lugar del mundo. Él es el vehículo para expresar ese cansancio, ese hartazgo hacia la sociedad política que solo se mira el ombligo.