por Vito Amalfitano
@vitomundial
En una semana cambió de estación. El Fútbol de Verano no le había sentado bien a Boca. Pero apenas regresó a la actividad oficial retomó el “chip Superliga” y mostró atributos como para mantenerse cómodo en la punta y dejar atrás, al menos por ahora, las dudas que habían dejado las presentaciones estivales.
Más allá del confuso episodio de los colombianos, -de los hinchas como parte de una sociedad que en parte se llena la boca con el “Una Menos” pero que termina indultando sin demasiadas investigaciones a acusados de episodios graves de violencia de género-, en la cancha Wilmar Barrios, Edwin Cardona y Frank Fabra le dan otro relieve, otra embargadura, a un equipo que dejó muchos flancos débiles en los partidos de verano.
Con ellos Boca recuperó una postura en la cancha. Los pases de Cardona volvieron a ser claros y precisos. Barrios reacomodó el medio.
Aparte de ellos, Nahitán Nández fue la figura, como auxilio de Barrios y aporte al circuito de juego; Cristian Pavón volvió a desequilibrar con su precisión en velocidad; Carlos Tevez no se mostró tan desteñido como ante Aldosivi y River en el Minella; y Walter Bou le dio la razón a Guillermo,-al menos por ahora-, en su inclusión en lugar de “Wanchope”, al abrir el camino de la victoria ante Colón con un taco bellísimo y eficaz para la entrada de gol del propio Pavón.
En seis días se despejaron dudas. Además de que se metió basura debajo de la alfombra (por el episodio de los colombianos) y quedaron al margen problemas internos. Los triunfos cambian los estados de ánimo, demoran o apartan inconvenientes. Y ahora el problema que tienen Guillermo y Gustavo es el que todos quieren tener en el fútbol: “¿a quien saco?”. Cuando este bien Pablo Pérez deberá salir alguien del circuito de volantes, si se sobreentiende que Guillermo mantendrá este formato, con una referencia en el área (Bou o “Wanchope”) y si asimila que Tevez de 9 rinde aun menos de lo que mostró hasta ahora.
El problema de los rivales que están cada vez más lejos es mucho mayor que ese. Uno de ellos, San Lorenzo, se jugará casi su última chance de quedar a tiro el próximo domingo.