El grupo vocal vuelve a la ciudad en la que se consagró, para revivir lo más paradigmático de su extenso repertorio. En julio cumple 55 años de trayectoria. Cantarán el 15 de abril.
A pocos meses de cumplir 55 años de trayectoria, el grupo vocal Opus Cuatro vuelve a Mar del Plata, la ciudad en la que se consagró, en el marco de su despedida definitiva de los escenarios.
Los tenores Andrés Bugallo y Diego Namor, el barítono Hernando Irahola y el bajo Federico Galiana -único intregrante permanente desde la fundación-, se presentarán el 15 de abril, a las 21, en la Sala Payró del Teatro Auditorium, en una especial jornada en la que recrearán temas clásicos de su repertorio y junto al Coral Polifónico de Mar del Plata dirigido por Soledad Gonzalía interpretarán partes de la “Misa Criolla” de Ariel Ramírez.
“Estamos en uno de los mejores momentos artísticos del conjunto y creo que eso es suficiente para sentirnos reconfortados”, reconoció Federico Galiana -único de los fundadores que continúa formando parte del emblemático grupo como músico y, también, como productor- en una charla con LA CAPITAL antes del esperado regreso.
El grupo vocal de más larga trayectoria de la Argentina y uno de los más importantes del género a nivel mundial, ha cosechado unas 8.000 presentaciones en 500 ciudades y pueblos de treinta y ocho países de América, Europa y Asia y cuenta con 24 discos editados, desde “América”, editado en 1970 en el sello Trova, hasta “Opus Cuatro-50” (2018).
El grupo obtuvo en dos oportunidades (2002 Y 2011) el “Premio Gardel a la Música” y sus integrantes son “Personalidades Destacadas de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires” desde 2008.
Junto a Galiana, los miembros fundadores fueron Alberto Hassan (primer tenor), Antonio Bugallo (segundo tenor) y Lino Bugallo. Para 1972 Antonio Bugallo se había retirado del grupo, siendo reemplazado por Aníbal Bresco. Poco después se retiraría también su hermano Lino, ingresando en su lugar Hernando Irahola. Más adelante Bresco fue reemplazado por Rubén Verna y Marcelo Balsells, sucesivamente. En 2012 Balsells se retiró para ser reemplazado por Andrés Bugallo, sobrino de Lino y Antonio y en 2015 dejó el conjunto Alberto Hassan para ser reemplazado por el tenor Simón Fahey. Por último, a fines de 2018 dejó el grupo Andrés Bugallo para dar lugar al ingreso de Diego Namor en la cuerda de tenor II.
-¿Cómo están preparando este especial show en Mar del Plata?
-Es difícil para nuestro público que Opus Cuatro pueda “sorprenderlo” con algo nuevo, en tanto estamos dando cierre a nuestro ciclo artístico. Pero no van a faltar los ingredientes que han marcado nuestra trayectoria a lo largo ya de casi 55 años: temas “a capella”, folklore, tanto tradicional y de vanguardia, ritmos latinoamericanos, negro-spirituals y un par de números de la “Misa Criolla” de Ariel Ramírez, esa obra cumbre de nuestra música que forma parte de nuestro repertorio desde hace 30 años y que hemos cantado en innumerables ocasiones no solo en nuestro país sino también en muchos países de América y Europa junto a tantísimos Coros. En este concierto contaremos como invitados del soporte del excelente Coral Polifónico de Mar del Plata, dirigido por Soledad Gonzalía.
– Antes de la pandemia estaban trabajando en un disco. ¿Lo pudieron terminar?
-La pandemia frustró ese proyecto, al igual que varios otros, entre los que se destaca la suspensión de la gira n° 31 por países de Europa, que iba a dar comienzo en abril de 2020 y que finalmente luego de varias postergaciones debimos suspender definitivamente.
-¿Qué motiva la despedida? ¿Cómo fue el proceso de tomar esa decisión?
-Opus Cuatro ha sido siempre a lo largo de su trayectoria un grupo profesional, es decir que sus integrantes históricos y actuales hemos tenido a la actividad del grupo como principal sostén económico familiar. La coyuntura que se inició por el largo período de inactividad determinó en cada uno de nosotros la necesidad de recurrir a otras actividades extramusicales para sostenernos… luego ha sido muy difícil recuperar ese ritmo de giras y frecuentes conciertos. El proceso fue un resultado no deseado pero inevitable.
-¿Tiene que ver con el recuerdo de la consagración del grupo, que elijan a Mar del Plata para esta despedida?
-Totalmente, Mar del Plata nos abrió el camino para proyectar nuestra trayectoria, con el ciclo de conciertos del verano de 1969 en LU9 y las temporadas del café-concert “Magoya” en 1970 y 1971. En las décadas siguientes, la Villa Victoria, el Boliche de Chapa y Beethoven & Co. fueron junto a los conciertos en los Teatros Auditorium y Colón los sitios frecuentados permanentemente por el grupo.
-¿Qué temas del repertorio de Opus Cuatro los remite a Mar del Plata?
-Sin lugar a dudas la zamba “Alfonsina y el Mar” que nos acompaña desde hace varias décadas y todo el repertorio que dedicamos a la obra de Astor Piazzolla, desde su “Adiós Nonino”, que fue el primer tema que grabamos en nuestro primer disco “América” del año 1970.
-Imagino que una despedida le generará balances, análisis. ¿Qué ha reflexionado en ese sentido?
-Nos despedimos sin tristeza, sabiendo que dejamos un pequeño legado para la música popular y coral de nuestro país. Hemos podido grabar 24 registros discográficos, hemos visitado 38 países de América, Europa y Asia a través de más de 8.000 apariciones en conciertos, festivales, shows, programas de radio y televisión. Nuestra trayectoria ha sido extensa e ininterrumpida y hemos recibido del público y la prensa un apoyo incondicional. Nos estamos despidiendo en uno de los mejores momentos artísticos del conjunto y creo que eso es suficiente para sentirnos reconfortados.
-¿Qué proyectos tiene fuera de Opus Cuatro?
-En lo artístico desde hace un par de años pongo mi voz para una actividad que me ha reconfortado y que seguiré desarrollando, que es el recitado de poemas de los grandes poetas argentinos y del mundo. Mi programa sale al aire los jueves de 10.45 a 11 de la mañana por Radio Nacional Clásica y puede escucharse también por internet en www.radionacional.com.ar/nacionalclásica o en Youtube/Federico Galiana. En lo personal trato de hacer cosas que la actividad artística no me permitió en su medida: compartir más tiempo con la familia, con los amigos y tantas otras cosas para las que uno “nunca tuvo tiempo”.