Por Paula Fernández Vega
yo no sé, mi amor
si por accidente
fuimos víctimas terminales de una rara enfermedad
portada en las pulgas de los colchones mugrientos
o algún comedero con olor
a carne refritada.
si en el aire vino zumbando
un bicho maligno de ojos rojos
y con su aguijón de mil espinas
nos puso a los dos el mismo veneno
y ahora somos como hermanos de la vida desgraciada
que nos ha tocado en suerte
o si curarnos
es sacudirnos en la madrugada varias veces
y en cada pliegue minúsculo que no conocemos del otro
perdernos como si nos quedaran
once minutos de vida.
Del libro “Como dos muertos”.
Sebastián de Caro advierte sobre el amor
Por Lucía Couso
no pude con tu estabilidad
tu definitiva estabilidad
que dejó mi pasado en punto muerto
que dejó mi presente en punto muerto
no pude con tu estabilidad
si jugamos al sapito en la playa
mis piedras caen de una sola vez
salpican, hacen ruido
si jugamos a contar autos
mientras vamos a algún lugar
a mí me lleva un tren
me lleva un tren entre maizales
no pude con tu estabilidad
no pude con tu casita de servilleta
mirá, mirá, mirá, mirá
¿ves?
es mi ventana, es mayo
la primavera ha muerto, amorcito
la primavera ha muerto
es mayo
¿no vas a llorar?
¿vas a sacudirme la piel?
¿vas a decir
quedatequedatequedate
si yo
teamoteamoteamo?
no, no vas a decir nada
nada, no vas a tocar mi piel
te envuelve tu estabilidad
vamos a sacrificar a ese perro
de la forma menos dolorosa
vamos a darle esa inyección
vamos a dormirlo para siempre
en seis meses no vamos a sentir nada
cuando nos miremos a los ojos
cuando nos miremos a los ojos
brindando
brindando
con los amigos que compartimos
sacrificamos a ese perro
ese perro lanudo, ese perro bueno
tan poco salvaje
ese perro
lo he muerto
lo he muerto con tristeza
y ahora siento felicidad de esa muerte
porque el amor es inconveniente y vos
no podías ser inconveniente
porque hablabas prolijo
y agradabas
y agradabas
y agradabas
pero el amor es inconveniente
y nosotros sucedimos rápido
pusimos nafta al auto
hicimos un asado
y nos acurrucamos en un verano
en una primavera
que ya ha muerto, pobrecita
no pude con tu estabilidad
con tu te amo
con tu casita para no curarte
con tu ramo de crisantemos
desteñidos de sol
el día que vinieron a cortar la palmera
en la puerta de casa
porque ya se caía al techo
al techo y todo iba romperse
y las ramas atravesarían
los muebles, incluso
los cuchillos, incluso
esos manteles
tan blancos tan blancos
en la mesa tan recta
el día que vinieron a cortar la palmera
en la puerta de casa
disfruté esos hachazos
no, no.
pero ahora el frente está limpio
el frente está limpio
por tu amor
por tu amor conveniente
tibio
por tu amor conveniente
y por haberlo hachado
por haberlo hachado
la solución es suponer que se duerme
una mancha en la pared
que puede ser un insecto
un reloj alarma
metido adentro de un teléfono
que se mantiene en silencio
durante dos días
menos a las cero seis quince aeme
horario programado
para emitir un sonido repetitivo
durante cuatrosegundos
que es el tiempo entre que lo escucho
y extiendo la mano
cuando hago que estoy durmiendo a las
cero seis quince aeme
estos dos días
intermitentes
y a las cero seis quince aeme apago el sonido
y abro los ojos para ver
en la oscuridad imperturbable de mi cama
que no hay nada más que sábanas
cosa que ya intuía en mi vigilia de ojos cerrados
en la que te vi parado como una rama
que finge ser una casita para los insectos.
lo interno de la noche yéndose que está
detrás de mis cortinas modernas a prueba de la luz
que bloquean ahora la mañana del lunes
el sol espeso
la temperatura de la casa
las macetas, mi almohada y yo
no nos reconocemos
y dormimos como si la cama fuera
un hueco limpio en la arena de orilla
ya desapareció la noche
si abro los ojos empieza la semana
Del libro “Tu boca y las palmeras”.
No me importa lo que dios piense de este poema
Por María Minnucci
Mi abuela es la única sobreviviente
mató a mi abuelo
a mi tío
a mi mamá
ella ahora
camina
sobre el agua caliente
en las termas de Santiago del Estero
ella ahora
nada como un pez vivo
en el agua.
Del libro “Me voy primera para que vos me dejes antes”.
Fábricas, fábricas, fábricas
Por Flavia Garione
hace mucho tiempo
que estoy escribiendo un poema infinito
con mi celular
hoy leí
que alguien decía
“la poesía hace mucho bien”
y yo dije sí
pero también hace mucho mal
no sé
hay poetas que se volvieron locos
hay un poema que se llama
Hospital romero y otro que se llama
Enoch Soames para principiantes
y trae una advertencia que dice:
¡atención con esto poetas!
recuerden que cada vez se habla
menos
sí
cada vez se habla menos
de sus poemas
y más del interés histórico
que revisten como generación
¿cómo saber que se es un maestro?
¿eh? ¿cómo saber?
hay que conservar la ilusión
de criar hijos
y escribir poemas por escribirlos
los poemas como los hijos
nos ayudan a vivir
y yo releo los poemas que escribí
con el celular
y no dicen nada
bah uno dice
un nombre para una chica
puntas florecidas
otro dice fábricas fábricas
y más fábricas ¿dónde está el amor?
ya te lo dije el amor nos destrozará otra vez
¿todavía queda algo de atracción?
¿la atracción se puede medir?
hacer listas de todo lo que se pueda medir
ahora mismo!
quiero estar en una película
en la que todos terminemos bailando
Del libro “Eramos punk sin saberlo”.
Hace calor en Paso Vera
Por Carolina Bugnone
el río se desplaza en secreto
mirándolo fijo puedo ver su movimiento
sutil, como si fuera un pestañeo
o el paso del vapor desde la pava.
Los pies en la orilla se traslucen
y pican las llagas que dejará el sol en la espalda.
Un árbol, cien árboles
la marca de los sauces.
Acá en el río todo se duplica
como si no bastara una existencia para cada cosa
como si algo nos obligara a vivir dos veces.
Un árbol, cien árboles
la marca de los sauces.
Frente al mar
todavía, si entrecierro los ojos
puedo divisar una línea verde
en el horizonte del agua gris.
Del libro “Cuando te despiertes, las chicharras”.