La escritora polaca y el austríaco obtuvieron los premios de 2018 y 2019, respectivamente.
La escritora polaca Olga Tokarczuk ganó el Premio Nobel de Literatura 2018 por “una imaginación narrativa que, con pasión enciclopédica, representa el cruce de límites como una forma de vida”; y el escritor austríaco Peter Handke el de 2019 por “el influyente ingenio lingüístico con que ha explorado la periferia y la especificidad de la experiencia humana”.
Tokarczuk “nunca ve la realidad como algo estable o eterno. Ella construye sus novelas en una tensión entre los opuestos culturales: naturaleza versus cultura, razón versus locura, varón versus mujer, hogar versus alienación”, se lee en la página oficial www.nobelprize.org.
“Su obra maestra, hasta el momento, es la impresionante novela histórica “Los libros de Jacob”, de 2014, donde demostró la capacidad suprema de la novela para representar un caso casi más allá de la comprensión humana”, indicaron desde la Academia Sueca, en Estocolmo.
El verdadero quiebre de Tokarczuk (1962, Polonia) se produjo con su tercera novela “Prawiek i inne czasy”, de 1996, algo así como ‘primitivo y otros tiempos’, pieza a la que definieron como “un excelente ejemplo de nueva literatura polaca después de 1989”.
Su debut como escritora de ficción fue en 1993 con “Podróz ludzi Księgi”, que en castellano sería ‘el viaje de la gente del libro’.
Tras el fallo leído esta mañana en Estocolmo, los académicos rescataron que el peculiar arte de Peter Handke “es la atención extraordinaria que presta a los paisajes y la presencia material del mundo, lo que ha hecho del cine y la pintura dos de sus mayores fuentes de inspiración”.
El propio Handke había declarado: “Nada en el mundo me proporcionó regresos al hogar como después del cine de Tokyo Monogatari, de Ozu, de Andrei Rublev, de Tarkovski, de Mouchette, de Bresson (…) Regresos al hogar, donde el hogar era marcharse, regresos sin rumbo, que seguían más y más”.
Nacido en 1942 en Griffen, pueblo de la región de Carintia, al sur de Austria, miembro de la minoría eslovena, Handke “es uno de los escritores más influyentes en Europa después de la Segunda Guerra Mundial”, destacaron en la conferencia.
Figura central de la literatura en ocasiones experimental e influyente de los años 60 y 70, Handke fue recuperado por sellos argentinos como Eterna Cadencia, que en 2012 publicó “Lento en la sombra”, ensayos, artículos y críticas compilados por Matías Serra Bradford y traducidos por Ariel Magnus; por Cuenco de plata, que publicó “El vendedor ambulante”; y Edhasa, que publicó “Carta breve para un largo adiós” , traducido también por Magnus.
Este año, la Fundación Nobel autorizó que se dieran dos premios, uno para 2018 y otro para 2019, tras un proceso de reformas, renovación de sus miembros y estatutos e inclusión de expertos externos en el comité de preselección. El último Nobel literario había sido entregado en 2017 al británico Kazuo Ishiguro.
La institución insiste en que no premia literaturas ni países sino autores, aunque el predominio histórico occidental es abrumador, con un 80 por ciento de ganadores europeos y norteamericanos; desde su creación en 1901 solo reconocieron, con esta nominación, a 15 escritoras entre 115 galardonados.
La lengua que domina el premio es la inglesa con 29 autores galardonados, sigue la francesa con 14, la alemana con 13 y la castellana con 11.
Este premio se instituyó en 1895 como última voluntad del industrial sueco Alfred Nobel, en las categorías de Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura, Paz y, desde 1968, en Economía.
El Nobel se otorga cada año, desde 1901, para reconocer a personas o instituciones que hayan llevado a cabo investigaciones, descubrimientos o contribuciones notables a la humanidad en el año anterior o en el transcurso de sus actividades.
Hasta el lunes próximo, 14 de octubre, se darán a conocer los nombres de los ganadores de todas las categorías y la ceremonia de entrega será el 10 de diciembre en Estocolmo, aniversario de la muerte del ingeniero, químico y constructor de armamento que antes de morir utilizó su fortuna para fundarlos.
El primero en conocerse fue el de Medicina, el lunes último, otorgado a William Kaelin, Gregg Semenza y Sir Peter Ratcliffe, científicos estadounidenses y británicos que estudiaron “cómo las células sienten el oxígeno disponible y se adaptan a él”, permitiendo mejorar el tratamiento de varias enfermedades.
Le siguió el de Física, el martes, otorgado a James Peebles “por sus descubrimientos teóricos en cosmología física” y a Michel Mayor y Didier Queloz “por el descubrimiento de un exoplaneta que orbita una estrella de tipo solar”; y el de Química, ayer, a John B. Goodenough, M. Stanley Whittingham y Akira Yoshino “por el desarrollo de baterías de iones de litio”.
Los premios Nobel que restan anunciar son, mañana a las 11 hora argentina, el de La Paz; y el de Economía, el lunes siguiente, a las 11.45 de la Argentina.