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“Ojo, me siento doblista pero también soy singlista”

Horacio Zeballos, con grandes resultados, antes de la final de Zagreb. El marplatense asegura que está en el "mejor momento" de su carrera y avisa que está a listo para la Davis. "Estoy disponible pero los chicos que están ahora ganaron muy buenos partidos", aclara.

Por Pablo Amalfitano

Para cualquier tenista del mundo, sin importar el nivel en el que se desempeñe, la madurez total es una condición tan relativa como difícil de alcanzar. Relativa porque muchas veces muestra destellos sin prevalecer de manera clara; y difícil de conseguir porque requiere de la pulsión conjunta de una serie de aspectos como la personalidad, la edad, el físico, la salud mental y la calidad de vida.

“No tengo dudas: estoy en el mejor momento de mi carrera”, sentencia Horacio Zeballos mientras transita la parte final de su exitoso 2016 por el sendero de la plenitud integral. Con 31 años y una familia consolidada, cuenta que atraviesa la etapa más feliz de su trayectoria: “Ya no sufro las derrotas como antes; disfruto mucho más la competencia porque el tenis no es lo más importante”.

A mediados de abril, su mujer Sofía dio a luz a Emma, su primera hija, que vino al mundo y consiguió cerrar el círculo afectivo y emocional del tenista marplatense. “Ya no tengo 25 años; la prioridad es mi familia y quizá por eso me quité un poco de presión en el tenis”, cuenta el zurdo surgido en el Edison Lawn Tennis.

Tanta presión se sacó y tanto se liberó y mejoró que en agosto le había dicho a LA CAPITAL que estaba muy “contento” con su año, aunque con más cautela, y ahora ya dice que está en el mejor momento de su carrera.

Zeballos fue 39° del mundo en 2013, la temporada en la que levantó el único trofeo de ATP que ostenta en singles, en el extinto torneo de Viña del Mar y tras derrotar nada menos que a Rafael Nadal en la definición. Sostiene, no obstante, que su mejor momento llegó con el triángulo que conforma junto a su hija y su esposa, con quienes incluso compartió varios viajes.

A pocas semanas de la final de la Copa Davis entre Croacia y Argentina, que será del 25 al 27 de noviembre en el Arena Zagreb, el marplatense se posiciona en los puestos cercanos al 70° del ranking de singles; en dobles, ahora con el chileno Julio Peralta como pareja estable, exhibe sus mejores números y se erige como el mejor doblista del país. Juega con esa tranquilidad tan difícil de alcanzar para muchos de sus colegas: “Me siento mejor que en 2010 o 2013, cuando tuve mejor ranking de singles, porque disfruto mucho más dentro de la cancha; no cambié mi juego pero mejoré bastante en la parte mental y me siento más maduro”.

-Siempre fuiste un doblista con mucho oficio y conocedor de la modalidad, ¿cómo vivís esta etapa en la que se te nota todavía más afianzado?

-Siempre me gustó jugar dobles. La diferencia es que este año pude darle un poco más de importancia y continuidad gracias a que el ranking de singles también me acompañó. Haber encontrado una pareja fija como Julio Peralta me dio más tranquilidad. Nos entendemos muy bien. Pienso seguir en el circuito de dobles porque así me veo también en unos años cuando el físico afloje. Con 31 años empiezo a pensar más en el doble y le doy la misma importancia que al single en la planificación de mi calendario.

-¿Qué tiene Julio Peralta que no haya tenido otro compañero?

-Tuve buenos resultados con Eduardo Schwank, también con Pablo Cuevas; la diferencia es que antes le dábamos más prioridad al single, cada uno armaba su gira en torno a su carrera personal y yo jugaba sólo dos torneos con Cuevas, por ejemplo. No teníamos esa continuidad que te permite conseguir los resultados que conseguí con Julio, que tiene un gran talento. Lo que logramos nos da mucha motivación; ya empezamos a ver el calendario para el año que viene, queremos jugar Australia y los torneos previos. Tenemos mucho por delante.

-¿Por qué este equipo de Copa Davis de Argentina no tiene un doblista?

-El capitán tiene sus motivos y hasta ahora la estrategia funcionó muy bien. El equipo está en la final y tuvo grandes resultados. Ojalá siga así y pueda ganar la Copa Davis. Ojo, yo me siento doblista pero también soy singlista. Tampoco soy un indiscutido que tendría que estar ahí. No es nada grave no estar; la vida sigue y me pone muy contento que Argentina esté en la final. Del Potro sacó la medalla de plata en Río y al día siguiente se anotaron tres chicos nuevos en la escuela de tenis de mi padre, en el Edison. Esas cosas también influyen en la realidad de mi familia y de mis amigos que trabajan con el tenis. Por eso quiero que a Argentina le vaya bien más allá de estar o no. Tuve la posibilidad de jugar muchas series de Copa Davis y lo disfruté muchísimo.

-¿Qué te queda por hacer para volver al equipo?

-Creo que en este momento ya no queda nada en el calendario que me permita pegar un salto y lograr un gran resultado. Ya pasaron los torneos de Grand Slam y los momentos fuertes. Lo que hice hasta ahora fue muy bueno. Gané cuatro títulos de ATP en dobles (Sao Paulo, Gstaad, Atlanta y Metz). Es decir, estoy disponible para la Davis y tengo pergaminos como para luchar uno de los lugares pero los chicos que están ahora ganaron muy buenos partidos y eso hay que tenerlo en cuenta.

-Dentro o fuera del equipo, ¿cómo ves esta final?

-Croacia es un equipo muy duro, claro, pero también es accesible. Del Potro demostró un gran nivel, un tenis altísimo, me impresiona lo fuerte que impacta el drive; Pella tuvo muy buenas presentaciones y en la semifinal dejó en claro que es un jugador apto para estar en el equipo. Lo que hizo Leo (Mayer) fue tremendo. Siempre le tuve fe porque juega muy bien en la Copa Davis. Cuando jugamos por el descenso contra Israel, por ejemplo, lo pasó por arriba a Sela y nos dio el triunfo. Será una serie muy pareja. Ahora que la torre Karlovic confirmó que vuelve al equipo va a ser muy difícil. Pero Argentina le ganó al equipo de Murray. Las chances están intactas.

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