La autopsia reveló que un solo disparó acabó con la vida de Pablo Ojeda (58). Apenas se había bajado de la camioneta para dirigirse a su departamento sufrió la agresión. Se cree que pudo haber habido un forcejeo.
Pablo Ojeda, el músico de 58 años que fue asesinado en la noche del miércoles apenas bajaba de su camioneta, regresaba a su departamento después de llevar a cabo unos ensayos y probar pistas para sus próximas presentaciones.
“Él retornaba de ensayar a su departamento. Había probado algunas pistas y María lo esperaba para cenar. En ese momento lo mataron”, dijo Graciela, una amiga de toda la vida, en diálogo con LA CAPITAL. La autopsia realizada por el Cuerpo Médico Forense de la Policía Científica sostiene que un único proyectil disparado de un arma calibre 38 perforó el cuello de Ojeda en una trayectoria descendente y terminó alojado en un pulmón. Esa fue la causa de la muerte, aunque el origen y el motivo de la agresión todavía sigue siendo un misterio para el fiscal Fernando Castro y para la policía que investiga el tercer homicidio del año en Mar del Plata.
“Yo no me atrevo a explicar qué pudo haber pasado pero sólo sé que Pablo medía más de un metro ochenta y pudo haber enfrentado a esa persona”, especuló Graciela, que fue profesora de Pablo en la escuela Minerva en la década del ’80.
Ojeda había llegado a Mar del Plata a fin de año y se alojaba en su departamento de Jujuy entre Alberti y Gascón, un inmueble que había pertenecido a su padre y que había heredado.En 2020 Ojeda había sido víctima de otro hecho delictivo en CABA, donde tenía una librería. Allí lo asaltaron y le sustrajeron un teléfono celular.
Dedicado a la música desde joven, se había orientado hacia el género melódico y se presentaba con un repertorio que él mismo se encargaba de producir. “Era músico de verdad. Hacía los arreglos y sus propias pistas. También integró con mi marido una banda de soul y blues. Era muy bueno”, dijo Graciela.
La posibilidad de que lo hayan matado solo por robarle sus pertenencias es cada vez más factible. No tenía conflictos abiertos e importantes, no había personas en Mar del Plata que pudieran confrontar con él y salvo una dolorosa artrosis en una rodilla no tenía otro tipo de problemas.
Aunque resta la conclusión balística ampliada se cree que a Ojeda le dispararon desde una distancia no mayor a un metro, lo que refuerza la hipótesis de algún tipo de resistencia o forcejeo.