Llena teatros con una propuesta que se centra en dar herramientas para potenciar la espiritualidad y brinda respuestas vinculadas a la existencia después de la muerte. "Compartimos la energía con el todo, no somos tan individuales como creemos", observó la especialista en una entrevista con LA CAPITAL.
“Mediumnidad” es el nombre de la propuesta de Noelia Pace que se presenta todos los lunes de febrero a las 21 en el escenario del Teatro Roxy (San Luis 1750). Un título fuera de lo común para un espectáculo que también lo es.
Desde muy pequeña Noelia sabe que nació con el don de ver más allá, o acaso llega donde otras personas no alcanzan a ver. El contacto con personas que murieron y que se encuentran en otro plano de conciencia la llevó a realizar un intenso camino espiritual, que incluyó un aprendizaje para poder usar esa herramienta a su favor y a favor de quienes lo necesitan.
Noelia Pace lee el futuro de Mar del Plata, en el marco de los 150 años de esta ciudad:
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“Yo no puedo hacer que ésto se limite a las redes sociales o a un consultorio, tiene que poder venir quien lo necesite, el que quiera sacarse esa angustia de saber cómo murió su ser querido”, le dijo a su compañero después de que la pandemia de Covid-19 se disipaba.
Después de la pandemia decidió llevar su mensaje al teatro.
Así nació “Mediumnidad”, una posibilidad de conocer a Noelia: una mujer médium que estudió diversas disciplinas para poder entenderse y entender qué es esto de poder conectar con personas que desencarnaron.
“Arranqué un 20 de marzo del 2021 a hacer mi primera sesión en un teatro, obviamente con aforo, con cuidado y con todos los requisitos y de ahí no paré. Las presentaciones fueron creciendo en cantidad de gente, se produjo el boca en boca. Mi primera temporada fue en 2022, luego llegó la de 2023 y más tarde este verano”, cuenta en una entrevista con LA CAPITAL.
En sus primeros teatros asistían cincuenta personas. Ahora llena salas con capacidad para mil espectadores. Su idea no es otra que expandir sus conocimientos: “Explico qué herramientas tenemos para atravesar el dolor de la muerte, son herramientas para poder sanar”, agregó. Y herramientas para poder sostener una espiritualidad en un mundo cada vez más materialista y desconectado del espíritu.
“Yo digo que la espiritualidad es la existencia misma, cuando me dicen ‘estoy en el camino espiritual’, yo digo que se acordaron tarde del camino espiritual. A partir de que sos un feto, a partir de ese momento estás respirando a través de tu madre, estás expirando y sos espíritu. Ahí ya estás en ese camino espiritual y solo tenés que aprender a ver de qué manera vas a transitar este camino haciéndote bien a vos, pero también haciendo bien al otro, porque ahí está el problema. No nos dimos cuenta de que vibramos con el otro. En el teatro pido que se tomen de la mano, a pesar de que al de al lado no lo conozcan y compartan esa energía. Para que tengan en cuenta que convivimos y compartimos la energía con el todo, no somos tan individuales como creemos”, observó.
Desde la pandemia, Noelia y su familia decidieron radicarse en Mar del Plata.
-¿Notás avidez en la gente por saber más de estos temas de los que poco se habla de manera pública?
-La gente tiene una necesidad imperiosa de saber qué pasó con el otro a partir de la muerte, dónde está, cómo está, si está en paz, si se siente orgulloso de los familiares. Esas son preguntas muy puntuales, pero también ha ido mutando el público. Están quienes vienen y te dicen “Yo vengo por mí, porque yo no me puedo concebir como energía, porque no me siento bien, porque estoy estancado, porque estoy depresivo y necesito saber”. Y a partir de poder darle herramientas para trabajar su energía y para respirar, para potenciar la mente y comprender esta existencia en este universo, ellos van procesando esos duelos. La gente cree que la palabra duelo solo se asocia a la muerte y la muerte sólo la ven como la muerte física, y hay un montón de muertes.
-¿Qué otras muertes hay?
-Está la muerte social, la muerte emocional cuando terminás un vínculo, cuando te echaron de un laburo, cuando terminaste una relación con una amigo y todo lleva un proceso de duelo, porque todo necesita chocarse con la realidad, uno necesita enojarse, negociar de qué manera los podemos acompañar, caemos un medio que en un pozo depresivo y luego aceptamos la realidad y volvemos a andar. Entonces me encuentro con un público que viene ávido de herramientas para poder entender cómo existo en este plano, qué hay más allá de este plano terrenal y cómo puedo seguir comunicado. Cuando entienden eso, algunos son habitués. Me ha pasado en varios puntos del país que me dicen “Cada vez que venís te vengo a ver porque me hacés bien, porque puedo comprender cómo manejar mi energía, porque puedo sentirme mejor con la muerte de mi madre o con lo no resuelto con ella”. La gente viene a buscar que pueda acompañarlos en esos procesos. Y si se los doy y si les sirve, bienvenido.
-¿Cómo llegaste a trabajar con estos temas espirtuales y como advertiste que tenías un don?
-Desde muy chica. A los 6 le comenté a mi mamá lo que me estaba pasando. Y después empecé un proceso para averiguar qué era lo que me estaba pasando, desde el lado médico y psicológico. Y cuando determinaron que no había nada, ni médico ni psicológico, que era algo natural, ahí recibí mucha contención desde el ámbito espiritual ya sea desde la parte católica como espiritista. Ahí pude ir entendiendo qué era esto de ser medium, de poder conectar con otro plano, de poder recibir el mensaje de las almas, poder saber cómo estaba una persona a kilómetros de distancia y sin conocerla. Hasta los 12 años fue medio a los tumbos y con algunas cuestiones que no se hablaban demasiado en la familia. A los 16 llegó mi vida a la que menciono como mi madre espiritual, que era una vidente ucraniana. Con ella comienzo a formarme en el cuidado de mi energía y en cómo tenía que trabajarla. A partir de allí es cuando tomo conciencia real, de cuál era mi labor en este mundo como médium, pero no lo podía plasmar del todo. Me llevo muchos años. Seguí haciendo una vida normal, estudiando, vino mi primer matrimonio, un hijo, un nuevo matrimonio y una hija y en el medio de todo esto lo que ya me habían advertido, que de esto no podía escapar. O lo aceptaba y lo ponía al servicio de la comunidad y de la vida misma o lamentablemente empieza a cobrarse energéticamente algunas otras cosas.
-¿De qué manera se cobra energéticamente?
-A los 34 tuve lo que creían que era un principio de ACB que luego fue algo menor, pero que me desestabilizó mucho. Y a partir de ese momento, en octubre del 2014, fue cuando dije “basta, esto es lo que soy y empiezo a buscar la manera de focalizarlo, de poder dar herramientas”. Así fue que sumé herramientas: el estudio de la astrología, del tarot. Desde los 17 años a ahora fui pasando por distintas religiones, comulgo con todas las religiones, trato de comprender qué le pasaba al ser humano con esto de la conexión con el más allá. Tengo nueve bautismos, es todo un proceso el poder adentrarme en otra cultura, en otra idea y ver esto de la comunicación con el plano astral, cómo se desarrolla, qué le pasa al espíritu luego de dejar la materia. Estudio terapias transpersonales y tanatología. Siempre voy incorporando disciplinas más allá de mi don. Voy incorporando información que me pueda servir para plasmar y dar herramientas a la persona que viene a una sesión. Todos tenemos una vida espiritual, desde el momento en que nos conciben en este plano terrenal pasamos a tener una vida espiritual, un camino espiritual. Después dependerá de qué le aportás a esta vida espiritual y qué le aportás al universo en base a tu existencia.
-¿El ACB puede entenderse como una señal de que no estabas manejando bien tu energía?
-Los puntos de quiebre fueron a mis 15 y a mis 34 y ahí fue cuando tuve que decidir dejar de reprimir la energía. Reordenarme.
-¿Por qué creés que nos educan para dividir el cuerpo del espíritu?
-Esta la idea de mostrar al mundo como una sociedad ordenada, materiaslista y productiva, sin encontrar que en esta sociedad tenés individuos que sienten, que vibran, que son energía que no siempre tienen las pilas para poder estar a full y rendir. Cada vez que nos enfrentamos a eras importantes de cambio y nosotros atravesamos una al ingreso de la pandemia, vivimos un despertar. Cuando vino la Revolución Industrial por detrás estaba el espiritismo que hacía sus movimientos y generaba que la gente se ponga a pensar y a romper estructuras, a creer más en lo que sentía, éramos unos pocos. Yo digo éramos porque considero que reencarné. Siempre fue una parte minúscula. Desde el 2000 hay un foco, el ser humano necesita desperar energéticamente y mostrar toda su habilidad para producir teniéndolo estable, equilibrado, energéticamente sano, mentalmente saludable, pero todavía seguimos utilizando el ser humano como una máquina y es por eso que existen tantos problemas de estrés, de ACB en gente joven, tantos problemas de salud mental, con un desborde de ansiedad, de pánico. Creo que todavía necesitamos por lo menos unos veinte años más para entender que el ser humano rinde bien cuando está bien, energéticamente equilibrado, sano desde lo mental. Todavía nos falta como humanidad un trecho importante. Además nos olvidamos de los ciclos, de los ciclos naturales de la Madre Tierra. Si atendiéramos a los ciclos con sus cuatro elementos más el espíritu del ser humano funcionaríamos divino.