Tomás Maimone, el multicampeón marplatense. Historia de un muy buen deportista amateur que tiene que reunir el dinero para ir a los torneos y, como si fuera poco, trabajar y estudiar. Y capaz de convertir lo malo en algo positivo.
por Sebastián Arana
El taekwondista marplatense Tomás Maimone, campeón del mundo hace dos años en Tecnópolis, alcanzó el último fin de semana un nuevo título, el Panamericano Virtual ITF, en la especialidad formas. La pandemia de coronavirus no detuvo al alumno del Maestro Alejandro Yapuncic, quien se las ingenió para extraer alguna utilidad de este atípico 2020 y mantenerse igualmente competitivo.
El ingenio, de alguna manera, define al deportista amateur. Como muchos otros tiene que juntarse el mango para viajar a los torneos más importantes y, como si fuera poco, estudiar y trabajar. Así y todo, compite en un nivel de excelencia.
“En febrero rendí para Cuarto Dan. Poco después, vino la pandemia. Para el que no conoce nuestro deporte, las formas cambian en cada categoría. Y, sintiéndome mucho más a gusto en la especialidad de lucha, tuve que aprender todas las formas de Cuarto Dan de manera virtual, por video, para poder competir. Alejandro Yapuncic, mi maestro, a quien le estoy muy agradecido, siempre me asistió con material. La pandemia fue perjudicial, pero buscándole lo positivo me permitió enfocarme en perfeccionar la técnica y así seguir consiguiendo resultados”, cuenta Maimone, que ganó todos los torneos en los que intervino en 2020 y sólo sufrió tres derrotas desde que ganó el Mundial de 2018 en Tecnópolis.
“No paré de practicar en mi casa. Pensamos, como todos, que el aislamiento era por quince días. Pero ni en ese primer momento dejé de entrenar. Lo hago en el patio y en el garage, aunque el lugar no sea muy grande, con mis hermanos, taekwondistas como yo. Elementos para entrenar nunca faltan”, explica.
Tomás, quien recientemente cumplió 21 años, es el más chico de tres hermanos taekwondistas. Aylén (25), tercer Dan, no compite desde hace algún tiempo, pero Matías (24), cuarto Dan, fue subcampeón panamericano el año anterior. El taekwondo es esencial para los Maimone.
“Empecé en este deporte a los cuatro años. No tengo recuerdos de mi vida sin el taekwondo. Para mí es mucho más que un deporte, es un estilo de vida. Los cinco principios del taekwondo (cortesía, integridad, perseverancia, autocontrol y espíritu indomable) se aplican todos los días y en todo momento. Y en estos meses de pandemia y aislamiento, mucho más aún. Para cuidar al otro y para no perder la paciencia”, reflexiona.
Al no estar el taekwondo ITF en el programa olímpico, Maimone no cuenta con apoyo económico alguno de parte del Estado. “Sólo tengo apoyo de algún sponsor privado. Por ejemplo, Tapamar me acompaña desde antes del Mundial.
El aporte privado ayuda porque a la hora de ir a competir a un torneo que requiere viajes y muchos gastos, la cabeza está más puesta en juntar la plata que en entrenar. Es así. El año anterior hicimos una venta grande de empanadas en un evento en el Club Talleres y lo estuvimos planificando casi un mes. Tenés que desdoblarte entre entrenar y reunir el dinero para viajar. Es complicado y, además, también hay que cumplir con el trabajo y los estudios”, cuenta el discípulo de Yapuncic.
Tomás da clases de taekwondo y, además, de kick boxing. “Instrumentamos en marzo mismo las clases por Zoom para que los chicos no pierdan el mes que habían pagado y después continuamos con esta modalidad. No es lo mismo. Algunos tienen dificultados para conectarse y a otros no les gusta lo virtual. Pero hubo quienes se engancharon mucho porque las clases pasaron a ser muy técnicas. Un poco lo que me ocurrió a mí a nivel competitivo”, expresó.
La pandemia, que casi todo lo reconvierte, también le permitió avanzar con Licenciatura en Administración, la carrera que eligió para completar su formación. “Nada que ver con el deporte, pero me gusta. Estoy cursando online materias de tercero y de cuarto año. Entendí que, con menos carga horaria para entrenar y viajar, era el momento para dedicarme al estudio y avanzar. Cuando vuelva la competencia habitual, no podré dedicarme tan de lleno”, admitió.
Maimone muestra su cinturón de Cuarto Dan junto a Alejandro Yapuncic. Tuvo que aprender las formas de esa categoría de modo virtual para poder competir en 2020.
Tiene razón. Si la actividad se normaliza, el 2021 será exigente para Maimone, cuyo gran objetivo es el Mundial de Holanda. Y, a diferencia del anterior en Tecnópolis -lo hizo sólo en lucha-, esta vez planea competir también en formas y rotura de habilidad. “El Mundial iba a realizarse en 2021, pasó para 2022. El año próximo, si la actividad vuelve, serán las clasificaciones. Habitualmente se definían en tres torneos en Monte Grande por sumatoria de puntos. Pero se dice que probablemente no darán los tiempos y que se definirá todo en un sólo certamen y asegurarán su lugar sólo los dos finalistas. No habrá margen de error para mí”, finalizó. Pero, aunque las dificultades sean muchas, no parece muy razonable apostar en contra de este especialista en encontrarle la vuelta a las cosas.