El cantante Gorgui Moffat analizó la vigencia de The Wall. The End prepara su presentación del 11 de agosto en Mar del Plata.
The End, la destacada banda tributo a Pink Floyd, prepara su llegada a Mar del Plata con el show The Wall, en el marco de la celebración de los 40 años del icónico disco -que se cumple el año que viene-.
La única presentación de este homenaje en la ciudad será el 11 de agosto, a las 21.30 en el Teatro Radio City y, mientras se palpita el recital, que tiene segmentos replicados al detalle y otros de improvisación, Gorgui Moffat, habló con LA CAPITAL de los preparativos del espectáculo, de la vigencia de la obra y del código de respeto entre la banda original y la esencia de cada uno de los músicos que componen The End. “No somos una banda que imita, pero tampoco nos alejamos mucho de la esencia de Pink Floyd”, definió el cantante.
Además de Moffat, la formación está integrada por Charly Kleppe (teclados y guitarra), Hernán Simó (piano y teclados), Matías Dietrich (guitarras), Alejandro Pérez Sarmenti (batería y percusión), Juan Folatti (bajo), Mariano Romano (guitarras), Alejandra Peralta (coros) y Martín López Camelo (saxo), quienes han tenido la oportunidad de tocar con relevantes sesionistas de Pink Floyd.
– ¿Cómo preparan el show de Mar del Plata? ¿Qué se va a encontrar el público que los vaya a ver y escuchar?
– Estamos a full, ensayando mucho. The Wall es un show muy especial, desde que comienza la primera nota hasta el final no para, todo tiene continuidad. Eso genera una adrenalina distinta y, obviamente, los preparativos son distintos a los shows habituales. El público se va a encontrar con un clima “muy The Wall”. Con una puesta en escena distinta a la de un recital regular, con muchos símbolos visuales y sonoros de la película. En cuanto a lo musical, armamos los tracks basados en el sonido del disco con algunos agregados de las versiones de la película. Es un show muy fuerte.
– ¿Qué sienten que espera el público que los sigue?
– Creo que la gente que nos sigue espera nuestra versión de Pink Floyd. Eso no significa que hagamos arreglos muy distintos o que tengamos otro sonido respecto de las versiones originales. Me parece que hay un código que funciona y tiene que ver con el respeto por la obra original y también el respeto a nosotros mismos como músicos. Muchas partes musicales son respetadas con fidelidad de partitura y otras no tanto, sobre todo las que sin duda están armadas para la improvisación. Ahí hay un código en común con la gente que nos sigue. No somos una banda que imita, pero tampoco nos alejamos mucho de la esencia de Pink Floyd.
– ¿Qué desafíos les plantea recrear la producción de Pink Floyd, especialmente el emblemático The Wall?
– El hecho de ser un álbum con continuidad genera una adrenalina distinta. Hay que preparar, por ejemplo, los efectos de sonido entre tema y tema y que tienen una duración determinada. No hay espacio para los silencios que no estén escritos. En cuanto al sonido es todo un desafío. Este disco suena genial, está extraordinariamente bien armado. Hubo mucha gente importantísima haciendo aportes en instrumentación y voces. También generó un sonido propio que es el que hay que respetar (por ejemplo efectos de guitarra muy típicos de este disco que después fueron muy utilizados en el rock y el pop). The Wall es un disco muy expresivo, sin dudas un Waters al extremo. Pasa del susurro al grito en un instante. Del sonido de rock a la orquestación. Pura sensibilidad.
– ¿Cómo se plantan ante esta producción que denuncia temas, estados de ánimo, situaciones, injusticias que siguen vigentes en la actualidad?
– The Wall tiene mucho contenido universal que sigue y probablemente seguirá vigente. Roger Waters lo comunicó de una forma que logra mucha identificación con el público. Prueba de ello fueron los 9 estadios de River Plate que hizo y que fueron récord de concurrencia a nivel mundial. La gente se sigue identificando, porque ese éxito no se puede basar solamente en la nostalgia de volver a escuchar una obra musical. La debilidad humana ante los abusos como guerra, tiranía, educación autoritaria, excesos, y relaciones personales sigue muy vigente hoy en día. Lamentablemente.
Anécdotas que no tienen precio
– ¿Qué experiencias, anécdotas, tips, valoran de la oportunidad de haber podido compartir escenario con Durga McBroom, Guy Pratt y Jon Carin?
– Probablemente haya sido una de las experiencias más fuertes que tuvimos a nivel musical (tanto en lo personal como en lo grupal). Hemos tocado varias veces con ellos (también con Lorelei McBroom), en Argentina, Brasil y Chile. Fue una experiencia genial tanto en lo personal como en lo musical. Todos son de un nivel musical increíble y a su vez supieron valorar nuestra interpretación.
Recuerdo el miedo que teníamos en el primer encuentro y primer ensayo. Nos queríamos morir… Pero no tardamos mucho en entrar en confianza y todo funcionó de manera genial.
Anécdotas hay muchas… Luego de los primeros tres shows que hicimos en el Gran Rex, durante la cena de despedida Guy Pratt se paró en una silla y habló en forma emocionada sobre lo contento que estaba con habernos conocido. Pero que había una sola cosa que no coincidía ni comprendía de nosotros: ¡cómo puede ser que saluden con un beso a la gente de seguridad! Lo dijo con cara de horror… pero riéndose. Le costó entender nuestra manera afectuosa de saludar… Te imaginarás que después de tres días el personal de seguridad del teatro ya eran como integrantes de la familia. Y un momento fuerte fue cuando en otra cena Guy Pratt también estaba chateando con Polly Samson (mujer de David Gilmour) porque sus hijos habían quedado al cuidado de la familia Gilmour. ¡Y los Gilmour le preguntaron cómo había estado el show! Para nosotros fue muy fuerte ese momento.
– ¿Qué proyectos tienen para el resto del año y el año próximo?
– Esperamos que lo que resta del año y el próximo esté muy vinculado a The Wall. Nuestra idea es homenajear los 40 años del disco que en realidad se cumplen en 2019. Tenemos fechas en otras plazas del interior (Rosario, Córdoba, Tucumán, etc.) y algunas otras en países de Latinoamérica. Gran parte de nuestro trabajo previo consistió en armar un show muy sólido y con el personal justo como para salir de gira y poder mostrarlo en las distintas ciudades.
– ¿Además del tributo, les interesa componer, generar, sus propias canciones?
– Cada uno de los integrantes (algunos más, otros menos) tienen sus proyectos musicales personales. Pero la realidad indica que tenemos una química muy buena para hacer sonar la música de Pink Floyd. Y cuando se siente eso es muy difícil dejarlo, por más que pasen los años.