Es el director de "El coso", que se verá en Mar del Plata este jueves en el auditorio del Museo MAR. La película es un acercamiento a Federico Manuel Peralta Ramos.
El documental “El coso”, nueva producción de Néstor Frenkel, se proyectará este jueves a las 16 en el Museo MAR (López de Gomara y la costa), en paralelo al estreno en Capital Federal. Se trata de un acercamiento a la vida y a la obra de Federico Manuel Peralta Ramos, un artista excéntrico, hijo de los años ´60, de una Buenos Aires de vanguardia y con el Instituto Di Tella convertido en uno de los faros intelectuales del momento.
Tataranieto del fundador de Mar del Plata y marplatense de nacimiento, Federico Manuel -y su obra, su pensamiento, su voz- se despliega en este filme con una enorme vigencia. “Cada época puede mirarlo de otra manera y rescatar otras cosas de él“, asegura el cineasta, que filmó su documental durante la pandemia, con material de archivo y entrevistas a amigos y personas que lo conocieron en profundidad.
Federico Manuel Peralta Ramos: “un psicodiferente”.
Peralta Ramos era el mayor de varios hermanos. Miembro de una familia artistocrática, vivió no obstante como “un chivo emisario”, como él mismo se definió. O como un outsider en uno de los clanes más rico del país. “Psicodiferente” se decía de él. Pintor y creador de frases emblemáticas (“Solamente consiguen un oasis aquellos que se bancan el desierto”), el protagonista de El coso dilapidó el dinero que obtuvo en una Beca Guggenheim, pensaba que arte y vida eran la misma cosa y llegó a ser conocido por su participación en los programas de Tato Bores, entre otras pinceladas que esculpen su figura misteriosa, carismática, aniñada y algo absurda.
“Lo que tiene (Federico Manuel) es una entrega total con toda su verdad, una verdad manipulada y siempre jugada, hay algo de la entrega total, de elegir un camino en la vida y dar todo por eso. A mi interesa que su vigencia está dada porque cada época lo puede mirar de otra manera y rescatar otras cosas de él, la discusión o la conversación en torno a él nunca se cierra y si hay una conclusión podés arribar a la conclusión contraria y eso me parece que es rico. Eso lo vuelve contemporáneo, interesante, moderno y un protagonista interesante para un documental”, explicó Frenkel en una entrevista con LA CAPITAL.
Néstor Frenkel.
-Tu película está rodeada de cierto misterio, ¿por qué?
-Hay algo de eso, porque (Federico Manuel) es una figura desconocida digamos, no popular. Hay algo de misterio, gente que conoce algo, hay muchos mitos sobre él y él siempre le daba a todo su accionar un aura metafísica. Hablaba de estar conectado a una antena y sentir las oscilaciones de las eras. Entonces bueno, él tenía también toda una carga de eso, cierta cosa misteriosa podría ser. Y como no lo tengo a él para filmarlo (murió en 1992), ni había mucho material, fui presentándolo de a poco, el misterio me ayudaba a ir creando como una expectativa hasta que van apareciendo su voz, su fotografía, agunas entrevistas que dio alguna vez y que estaban inéditas, digamos para poder ir poniendo en juego todo el material. Sí, me parece que todas las razones hacen que haya algo misterioso.
-Además siempre mostrás el dispositivo audiovisual, todo el tiempo vemos que estás haciendo una película. ¿Es un poco tu marca?
-Tal cual, me parece a mi que el documental tiene que jugar con la relación entre el público y el material, acerca de la verdad, uno está viendo algo verdadero. Mostrar un poco la construcción me pareció que le sumaba y también el personaje tenía algo muy performático y uno de sus postulados era el arte y la vida son lo mismo, poner todo en el mismo nivel me parecía interesante.
-Cuando hablás de lo verdadero ¿de qué hablás exactamente? Por que esa verdad es manipulada, trabajada, sobre todo en el cine.
-Lo verdadero en el sentido de que estas cosas están sucediendo, no es un actor que está pasando una letra, hay algo de la realidad más pura que se pone en juego, nunca es la verdad, la verdad no se pude poner adentro de una película, no hay forma, eso está manipulado, está profundizada la búsqueda de emociones, nunca es la verdad, pero sí la relación con la verdad, cuánto de verdad hay en cada uno de los momentos. Eso es algo que el documental pone en juego.
-Federico Manuel Peralta Ramos es además una figura muy inspiradora. Como se dice en la película, muchos artistas abrevan en él sin saberlo.
-Es tremendamente inspiradora y la verdad que trabajar con sus materiales para mí fue hermoso, un placer. En lo que tenía yo para pensar, en esas cosas que escribió, que dijo, que pintó eran todas movilizantes, interesantes y también navegué en un enorme margen. Podías tener en una orilla una visión universal, metafísica, revolucionaria y en la otra orilla la más absurda estupidez. Y todo eso está mezclado y y jugando todo el tiempo y lo mismo con su pertenencia de clase. Todo eso va y viene y hace que sea muy rico, porque nunca te podés parar en un lugar para mirarlo, cada vez que lo querés definir siempre hay algo que se corre, que te saca de esa comodidad. Ahi es donde para mi se vuelve interesante y me suma mucho, cuando algo no lo termino de entender, no lo termino de definir. Esa búsqueda es el motor para el documental.
-¿Siempre es así en todos tus documentales?
-Sí, tampoco es una fórmula cerrada. Pero sí, claro, yo no hago documentales usando de material mis certezas sino las dudas, es más rico, no te explico la vida ni te explico un tema ni te digo cómo son las cosas, sino que te propongo que me acompañes a mirar algo que yo no te lo voy a explicar, ni a concluir, no te voy a decir qué tenés que pensar, me gusta cuando hago y miro películas que te dejen un aire, para que trates de ver con qué te quedás.