La Ciudad

Negociaciones por tres submarinos para la Base Naval, la arena de la polémica y videjouegos marplatenses al mundo

Todos los entretelones de lo que es noticia en Mar del Plata.

En la Base Naval de Mar del Plata se renueva la ilusión: el gobierno argentino avanza en la adquisición de tres submarinos para la Armada para lo cual se invertirán 2.000 millones de dólares, al tiempo que también se adquirirán cuatro buques para la Prefectura por una cifra cercana a los 300 millones de euros. De eso hablaron el presidente Javier Milei y su par de Francia, Emanuel Macron, en su reciente visita relámpago a la Argentina. En cuanto a los submarinos, serán construidos por la compañía francesa Naval Group tratándose de tres unidades de la clase Scorpene, que son los mismos que utiliza la Armada chilena. Pudo saberse que la adquisición se realizaría mediante el empleo de un crédito externo.

 



En relación a los buques para la Prefectura, según publicó el diario La Nación, ya se concretó la preadjudicación, luego de una licitación internacional, del Ministerio de Seguridad que encabeza Patricia Bullrich a la firma Kership SAS, de origen francés, para la adquisición de cuatro buques tipo OPV. Con la aprobación final del preacuerdo por parte del Presidente aún pendiente, la empresa se hará cargo de financiar la compra a través de entidades bancarias, según consta en los considerandos de ese acuerdo provisorio. Según el sitio SA Defensa, el gobierno francés ya aprobó ese plan de financiación para la compra de buques, “similares a las actuales” del tipo Bouchard, compradas durante el gobierno de Mauricio Macri, que también sostuvo un vínculo de sintonía con su entonces par francés, consignó el matutino porteño.

 

 

Hubo gin premiado marplatense –la destilería Mar del Plata Gin acaba de recibir medallas de oro en las categorías Gin contemporáneo y London Dry Gin en la primera edición del ASA (Argentina Spirits Awards), desarrollada en Mendoza, donde participaron 450 muestras de Argentina, Chile, Uruguay, Perú y Ecuador– en el arranque del asado del domingo al mediodía en el campo del empresario de la carne, en inmediaciones de La Polola. No faltó nada sobre la gigantesca parrilla ni nadie en la larga mesa. Interesante, por cierto, resultó allí la exposición del reconocido arquitecto fanático de Racing (seguía de festejo tras la obtención de la Copa Sudamericana con su camiseta puesta) sobre los problemas que ya se están generando en numerosas construcciones locales con el uso de arena sin lavar, que contiene altos porcentajes de sal y que se comercializa en la ciudad tras ser extraída del puerto local. Todo se inició a partir de comentarios sobre el derrumbe del hotel de Villa Gesell –cuyo titular además está a cargo del hotel Ostende de Mar del Plata–, donde murieron nueve personas, y la falta de controles correspondientes. “Hay que ponerse a trabajar antes de que sea tarde. En Mar del Plata –alegó– siguen incorporando arena de mar en la construcción de las nuevas propiedades. La verdad, es incomprensible que se siga manejando de la misma forma, mientras todos miran a otro lado, incluyendo al Colegio de Ingenieros, el municipio y la gente del Puerto. Todos saben de esas extracciones que contaminan el hormigón y la gente que lo consume muchas veces lo hace sin conocimiento, porque quienes deberían controlar no lo hacen”, comentó.

 

 

“Nadie tiene bolas para hablar de ese tema”, intervino desde la otra punta de la mesa el concejal opositor que reconoció estar estudiando la situación a partir de una presentación de una iniciativa de Juan Antonio Bilbao que ingresó en el Concejo Deliberante. El proyecto propicia una modificación de la ordenanza 25.001 que establece la necesidad de realizar inspecciones técnicas, con determinada periodicidad, por parte de profesionales especializados, respecto del estado de las estructuras de hormigón armado, a los efectos de disponer los trabajos de mantenimiento necesarios para garantizar un eficiente comportamiento de las estructuras a través del tiempo. A propósito de la arena que se comercializa desde la arenera del puerto, se detalló que el agua de mar es una fuente principal de cloruros que pueden atacar el hormigón. De allí que es usual observar grietas en paredes y rajaduras en frentes y balcones, en obras recientes, se indicó. “La causa de la degradación –refirió el especialista– sigue siendo la formación de etringita, que genera la expansión del hormigón dando lugar a la fisuración”. Y añadió, ante la atención de todos, que los daños en el hormigón por reacciones con sulfatos surgen cuando sulfatos adicionales penetran en el hormigón o cuando hay adición posterior de sulfatos. Este fenómeno se denomina formación diferida de etringita o etringita secundaria. Y estas reacciones expansivas pueden producir también fisuración, desprendimiento del hormigón y pérdida de resistencia, puesto que ocurren cuando el hormigón ya está endurecido y es un cuerpo rígido”, consignó.

 

 



Ya con el desfile de las tablas de achuras, la charla continuó, señalándose que si bien las grandes empresas constructoras de Mar del Plata emplean para el hormigón arena “limpia” que traen desde Necochea, por ejemplo, hay miles de personas que adquieren para reparaciones particulares o construcción de pequeñas viviendas arena en corralones o grandes ferreterías, desconociendo que se trata de un material en la mayoría de los casos contaminado. “El que compra en un corralón no sabe lo que está adquiriendo y muchas veces, cuando no, es por una cuestión económica que se da esto. Una batea de arena, un camión entero, para que quede claro, sale en la arenera del puerto 218 mil pesos, más cara que en Necochea, que se vende a 155 mil pesos, pero la diferencia está en el valor del flete. Traer desde Necochea un camión de 28 toneladas tiene un costo solo de flete de 250 mil mangos. Hay una voracidad por la rentabilidad sin importar el futuro inmediato. Las cosas se pueden hacer bien pero si no hay nadie que así lo exija, sigue la fiesta”, apuntó el arquitecto. Y fue concreto al explicar que “a la arena que se extrae del puerto hay que lavarla, bajarle el sodio y entreverarla con otra arena más gruesa para darle el tamaño adecuado y hacer un buen hormigón. Se puede hacer perfectamente y para eso hay que implementar un sistema de lavado que hoy debe valer 200 mil dólares, mucho menos que un departamento de los edificios de alta gama que se construyen en la ciudad”, sentenció.

 

Posteriormente, el arquitecto, indignado ante esta situación, recomendó leer el informe sobre “El impacto y la importancia del lavado de arena en la industria de la construcción” del Laboratorio de Entrenamiento Multidisciplinario para la Investigación Tecnológica (Lemit) de La Plata. En este trabajo, se resalta que el proceso de lavado reduce significativamente las impurezas, incluidas las sales y minerales reactivos, que pueden comprometer la integridad estructural del hormigón, al tiempo que contribuye a adaptarse a la legislación ambiental internacional. “La presencia de sales y minerales reactivos pueden acelerar los procesos corrosivos, especialmente en hormigón armado, comprometiendo la vida útil de la infraestructura”, se consigna. Y se advierte que la comprometida calidad del hormigón, resultado del uso de arena sin lavar, puede poner en riesgo “la seguridad de las estructuras construidas, implicando un peligro para sus ocupantes”.

 

 

En ese trabajo, los especialistas sostienen que para abordar los riesgos asociados con el uso de arena de playa en la fabricación de hormigón, “es crucial considerar alternativas como la arena lavada. Aunque la arena de playa puede parecer conveniente –se agrega–, sus posibles peligros para la durabilidad y resistencia de las estructuras de hormigón subrayan la necesidad de lavar la arena antes de su uso”. “¿Nos vamos a seguir haciendo los distraídos o empezamos a laburar en serio antes de que sea tarde?”, preguntó por último el destacado arquitecto. Le saltó desde otro sector de la mesa un veterano constructor. “Respeto mucho su análisis y supongo que tendrán validez todos sus conceptos pero también debe aclararle que los viejos chalets marplatenses, que están en pie y en perfectas condiciones, se construyeron usando arena de la playa. Y ahí están, sin haberse caído o derrumbado ninguno”, reflexionó. Se hizo un silencio y oportunamente alguien tiró sobre la mesa otro tema –¿cómo vendrá la temporada?, preguntó–, lo que también generó los más variados vaticinios.

 

 

 

 

Vermut con sabor marplatense. Los mendocinos de Bodegas López y Lui Wines más los marplatenses de Restinga Gin se fusionan para crear el vermut “746”. 746 es justamente la distancia en metros sobre el nivel del mar entre las ciudades de Mendoza y Mar del Plata. Bodegas López, Lui Wines y Restinga Gin se fusionan para “lograr un vermut único que combina la robustez y la estructura de los Andes con la frescura del océano Atlántico”. Este nuevo vermut está compuesto por 50% de Bonarda de Lui Wines y 50% de Semillón de Bodegas López. A esto se suman los botánicos macerados en la destilería de Restinga (mandarina, naranja, enebro, ajenjo, coriandro, genciana, laurel, eucalipto, lemongrass, pimienta de Jamaica, raíz de angélica y anís). “Nosotros teníamos ganas de hacer un vermut hace tiempo. Coincidimos con Restinga y Lui Wines, que estaban en la misma búsqueda, y decidimos unirnos. El proyecto nos encantó. Somos tres empresas que trabajamos en mercados distintos y eso creo que es muy bueno porque vamos a abarcar un gran espectro. Personalmente, considero que hacer productos en conjunto es una muy buena manera de hacer sinergias entre empresas. Tenemos mucha confianza y muy buena relación entre los equipos de trabajo y todo ha fluido de una manera muy fácil. Creo que ‘746’ es un proyecto muy divertido donde todos estamos aprendiendo cosas nuevas y seguramente este es el principio de otras ideas que vamos a realizar en conjunto”, comentó Eduardo López, de Bodegas López.

 

 

 

De Mar del Plata a Finlandia. La desarrolladora Whiteboard Games fue seleccionada por Supercell, una de las compañías de videojuegos más grandes del mundo, con títulos bajo el brazo como Clash of Clans y Brawl Stars, para representar a Argentina en su evento Games First, realizado en Helsinki, Finlandia, a fines de octubre, del que participaron diez estudios de mercados emergentes para exponer sus argumentos sobre por qué América Latina, India y África están creciendo en la industria de los juegos. “Fue un gran honor poder estar en un evento tan exclusivo para desarrolladores de videojuegos, donde fui en representación de Argentina para contar, en lo que parecía ser prácticamente un reality show, cómo era desarrollar videojuegos en Latinoamérica y el Global South. Fui acompañado de otros ocho desarrolladores de otros países de nuestra región, África y Asia, en lo que parecía ser una mezcla entre Gran Hermano y un video de MrBeast”, dijo Luciano Musella, presidente de Whiteboard Games.

 

 

 

Durante el evento, Musella sostuvo que desarrollar en América Latina sería más barato para muchos estudios de juegos extranjeros: “Latinoamérica es en realidad un mercado muy abierto; crecimos con una cultura internacional. Por ejemplo, nuestro primer título, I See Red, se inspiró en películas como ‘RoboCop’ y ‘Alien’. Y lo gracioso es que a pesar de que el juego todavía tiene referencias culturales locales, como el mate, todavía se ve y se siente como una película de acción de Hollywood, que fue disfrutada tanto por el público de Latinoamérica como por el internacional”, explicó. Culminando con las actividades de lo que va del año, Whiteboard Games también participó en la EVA (Exposición de Videojuegos Argentina), organizada por ADVA (Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos), evento en el que el estudio buscó nuevos profesionales para su equipo, mientras que Luciano Musella fue además invitado a dar una charla en la que hizo un análisis en retrospectiva de I See Red a dos años de su lanzamiento oficial.

el puerto

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