El caso paradigmático es el continuo robo de motocicletas en la vía pública. Es el delito que no solo afecta al dueño del vehículo sustraído sino que a él se vinculan las entraderas, los motochorros de arrebato, el miedo extendido a ver pasar una moto, los siniestros viales... Si no hay control, la situación puede desbordarse mucho más.
Nadie toma dimensión en Mar del Plata de la profundidad de los delitos. Todos los que tienen a su cargo la prevención o el castigo se enfocan en la superficie y no logran entender la gravedad que se desprende de un único episodio. Si roban una rueda, es solo que roban una rueda; si roban un teléfono, es solo que roban un teléfono; si roban un auto es solo eso y así hasta el final del Código Penal.
Es como si los responsables tuvieran miopía emocional, que apenas les permite enfocarse en lo cercano, lo inmediato, y no logran ver más allá de lo obvio. Porque siempre detrás de la comisión de un delito hay una precariedad, sea intelectual, educativa, social o sea de valores. Precariedad que, por otra parte, fue producida o ponderada (como si se tratara de un éxito en la vida ser pobre) por la clase política que tiene por deporte lavar culpas atribuyéndoselas al otro.
Uno de los casos más representativos de esto en Mar del Plata es el robo de motocicletas, un problema que excede al propio damnificado y que indirectamente afecta a gran parte de la población por el alcance y las consecuencias que tiene ese delito. Y para comprender este concepto vale ir a los números. Una sociedad promedio tiene entre un 45 y un 50% de su población económicamente activa. En Mar del Plata sería poco más de 300 mil personas. Bien, el parque de motovehículos en esta ciudad es de 200 mil unidades según la misma Municipalidad. Con esto se despejan las dudas de que el robo de una motocicleta afecta, figuradamente, a casi todos los que son mayores de 14 años y están en busca de un trabajo. Y por onda expansiva al resto.
La explicación a “el resto” es que detrás del robo de motocicletas hay siempre otro delito y suele caracterizarse por la violencia. Con una moto robada se vuelve a robar. El usuario de una moto robada suele no adherirse a las normativas viales. No lo hacen muchos de los que tienen motos en condiciones, menos lo harán quienes robaron o adquirieron una moto robada. El “motochorro” usa una moto robada para golpear a una anciana al arrebatarle la cartera, para llegar a un asalto contra un adulto o para agredir a un adolescente que sale de la escuela con su teléfono en la mano. Las salideras bancarias o las entraderas en casas se cometen en motocicletas. Y algunos hechos terminan en homicidios. Cualquiera es víctima de la cadena de delito en el que está involucrada una motocicleta.
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epidemia delictual de consecuencias graves
Por esto, el robo de motocicletas es uno de los peores ítems en la oferta de la delincuencia en Mar del Plata. Y que, encima, está en alarmante crecimiento. En el año 2023 se robaron 1.687 motos a un promedio de casi 5 motos al día. La última estadística de la Municipalidad asegura que entre enero y septiembre de 2024 ya se habían robado 1.679. El jueves, solo en la comisaría cuarta, se reportaron 5 motocicletas robadas. La “Cuarta” es una de las 15 jurisdicciones que tiene el partido de General Pueyrredon. ¿Es necesario sacar la cuenta para ver la curva ascendente?
Y un agravante más es que en lo que va del año se patentaron más del 10 por ciento de las motos que se patentaron en 2023. Más motos en la calle, más cantidad de motos robadas.
⭕ Video: así robaban una moto y una bicicleta en pleno centro
📹 La cámara de seguridad de un edificio registró cómo tres delincuentes robaban una moto y una bicicleta en un edificio ubicado en Colón y Catamarca.#mardelplata #MdP #policiales #robo #lacapitalmdp pic.twitter.com/vSOulzTHCP
— La Capital MdP (@lacapitalmdq) March 5, 2024
“Vendí mi Benelli por temor a que me la robaran. A los 15 días el flaco que me la compró publicó en sus redes que se la habían robado”.
A través de la Secretaría de Seguridad el Municipio asegura con genuina convicción de acierto que hasta ahora llevan más de 400 operativos de control en 2024 y que eso trajo como resultado cerca de 5.000 motos secuestradas. “No tenemos recursos para más que eso”, explican. Si se considera que por cada 10 motos en circulación, 6 -casi 7- no están en condición de hacerlo, la problemática se muere de risa al leer que se secuestran en un año poco más de 5.000 motos, aunque esta cifra parece algo excesiva.