Marcelo Luis Acosta (35) murió esta noche en el Hospital Interzonal. Lo habían baleado el jueves en la calle, pese a que tenía que estar cumpliendo arresto domiciliario en el marco de su condena de 11 años por "secuestro extorsivo".
Marcelo Acosta (35), el condenado por secuestro extorsivo y que fue herido de dos disparos en la noche del jueves cuando quebrantaba el arresto domiciliario, falleció en las últimas horas en el Hospital Interzonal General de Agudos.
Acosta recibió un letal disparo en la cabeza efectuado por un hombre que, en compañía de otros, lo había atacado en un sector del barrio Santa Rita. En ese lugar Acosta había ido a visitar a su abuela pese a que tenía denunciado como domicilio de cumplimiento del arresto domiciliario una casa del barrio Belisario Roldán.
Eran las 21.18 de la noche del jueves cuando la Dirección de Asistencia de Personas Bajo Vigilancia Electrónica comunicó a la Justicia Federal que se había detectado la alerta de la tobillera colocada a Marcelo Luis Acosta (35), quien debía cumplir con arresto domiciliario en su casa del barrio Belisario Roldán en el marco de una condena que purgaba por haber participado del secuestro del empresario Daniel Bauzá. A las 21.48 se registró otra alarma porque la tobillera estaba “fuera del alcance rastreador”. Sin embargo, Acosta desde hacía dos horas que peleaba por su vida en la terapia intensiva del Hospital Interzonal luego de haber sido baleado en la cabeza en el barrio Santa Rita.
Entre que Acosta fue baleado y se activó la alerta de su tobillera de vigilancia pasaron cerca de 90 minutos. En ese tiempo, su esposa primero lo subió a un Renault 19, pero el vehículo se detuvo en Elcano y Polonia, por lo que lo tuvieron que trasladar a otro auto, un Fiat 147, para llevarlo finalmente al Hospital Interzonal.
El hecho es investigado por la fiscal Florencia Salas, sin que todavía haya detenidos, con la principal hipótesis que, dado a la historia conflictiva de Acosta, el ataque podría estar vinculado a problemas de vieja data.
Acosta había sido beneficiado en noviembre de 2020 con el arresto domiciliario, luego de haber estado en el penal federal de Ezeiza por una condena de 11 años que recibió por el secuestro del empresario Daniel Bauzá.
Durante su período en Ezeiza, Acosta era considerado un recluso “conflictivo y violento” que llegó a recibir cerca de 18 puñaladas en tres peleas que protagonizó en el penal con otros internos. Por su forma de ser llegó a estar más de 2 años sin recibir visitas y prácticamente aislado.
“Acosta estaba más acostumbrado a los códigos de la calle que a la convivencia pacífica y en vez de solucionar conflictos los potenciaba”, explicó una fuente vinculada al expediente del hombre.
A pesar de esta situación, y en el marco de las condiciones de encierro en Pandemia, la Justicia le había concedió en noviembre el arresto domiciliario a Acosta para que pudiera estar nuevamente con su familia.
Acosta permanece internado en el Hospital Interzonal -ya sin tobillera o monitoreo alguno-, con muerte cerebral.
El secuestro de Bauzá
Acosta había sido condenado a 11 años de prisión por el secuestro de Alejandro Daniel Bauzá, ocurrido el 6 de mayo de 2013.
El hecho había ocurrido aproximadamente a las 23.50, cuando al menos tres hombres encapuchados y armados ingresaron a la cochera ubicada en Córdoba 4450 y redujeron al encargado del lugar y lo llevaron a la garita del lugar, para luego apagar la luz y preguntarle por la fuente de energía que alimentaba a las cámaras de seguridad del lugar.
Mientras uno de los delincuentes cortó la energía que alimentaba las videocámaras, los restantes se escondieron detrás de los vehículos que se hallaban en el lugar esperando la llegada de Alejandro Daniel Bauzá, cliente del lugar que guardaba allí su automóvil y que habitualmente concurría a esa hora de la noche a recogerlo.
Una vez en poder de sus captores la familia recibió una serie de llamados pidiéndoles dinero y joyas por el rescate.
Sin embargo, uno de los secuestradores fue capturado cuando intentaba huir en una motocicleta y el resto logró evadir a la Justicia. Ese secuestrador resultó ser Acosta.