Calidad, buena atención e innovación marcan a la tradicional pizzería marplatense, con su clásica porción de “muzzarella al molde” para comer al paso.
Profundo pesar generó la partida de la fundadora de la tradicional pizzería “La Mini”, María Mercedes Maurandi, el martes pasado, a los 87 años, como consecuencia de una prolongada enfermedad. “Doña Mary”, tal como la llamaban amigos y clientes, era especialista en amasar y comer en su casa –que compartió con su marido Miguel Mazza y sus descendientes Sergio, Maria y Viviana- sus famosas pizzas se volvió casi una obligación para familiares y amigos.
Era tal el talento a la hora de mezclar harina, agua y levadura, que “doña Mary” escuchó no solo los elogios, sino también las sugerencias, y con su marido Miguel abrieron el local de Independencia casi San Martin. Por sus dimensiones, entre otras cosas, lo llamaron “La Mini” y lo inauguraron el 24 de noviembre de 1974, el mismo dia del cumpleaños de ella.
Rodeado de numerosos comercios y de las principales paradas de colectivos de casi todas las líneas que recorren la ciudad, la pizzeria fue ganando adeptos y fama en pos de la clásica “muzzarella al molde”, que sigue reinando en la carta actual.
La “matriarca de las pizzerías” siguió preparando las pizzas de cada día, generando uno de los protocolos que sigue aún vigente en la pyme familiar: “se amasa todos los dias”, reforzando así la vigencia del slogan original “La redonda que más camina”.
Bajo el estricto cumplimiento de “tradición + materia prima de calidad + innovación”, la pequeña pizzeria que se transformó en un clásico de la porción al paso –por el lugar de ubicación y por las pequeñas dimensiones del local original- fue creciendo.
En 1995, a su regreso de Puerto Rico, se sumó Sergio a la empresa familiar y llegó la inauguración de la primera sucursal, en San Juan casi San Martin. Allí la impronta fue más “de restaurante”, ya que a la tradicional barra se le sumaron mesas.
Crecimiento
De la mano de la primera sucursal, también llegaron las innovaciones como el delivery, con las tradicionales motitos que llevaban “la muzza” hasta las casas. Cabe recordar que a principios de los noventa era impensado que la comida llegará a domicilio como parte del servicio del restaurante en cuestión.
Ya al frente del negocio familiar, Sergio siguió los preceptos familiares de “buena atención, materia prima de calidad y cuidado de los empleados” e hizo crecer el emprendimiento sumando innovación a la tradición culinaria.
A los “secretos” de la masa elaborada por “doña Mary”, que ya retirada pasó la receta, se le sumò “el secreto de la salsa, que la elaboran especialmente para nosotros en Mendoza, con nuestra fórmula para trabajar el tomate triturado”, explicó Sergio.
Aunque su madre estaba “retirada” de la atención al público “desde hace tiempo¨, doña Mary seguía “sugiriendo y hasta corrigiendo detalles” del negocio, recordó su hijo.
Cuando el centro comercial a cielo abierto Güemes se perfilaba como uno de los puntos estratégicos de la ciudad, la pizzeria abrió en Alvarado entre Güemes y Alvear, para cuatro año después cumplir con el sueño de instalarse en la peatonal San Martin, a metros de Córdoba.
Para ese entonces, también enarbolaban el sello identificatorio que porta cada empanada, indicando de qué está rellena. Actualmente, la firma cuenta con cuatro sucursales y una planta de elaboración, empleando a más de 50 personas. Y, los hijos de Sergio, “la tercera generación” están dando los primeros pasos en la firma.
Actualmente, la clásica pizza de muzzarella al molde no se puede disfrutar sentado a la mesa o en la barra de los locales como consecuencia de las limitaciones de la cuarentena, pero se puede pedir o pasarla a buscar hasta las 23.