La emblemática cocinera tenía 94 años. Una vida dedicada a enseñar a cocinar a otros.
Falleció este miércoles a sus 94 años Blanca Cotta, la emblemática cocinera que enseñó a un país entero el arte de preparar sabrosos platos.
La mujer, dueña de una carrera exitosa que abrió el juego a los programas de cocina en la televisión, creció en Quilmes y fue allí donde se recibió de maestra con medalla de oro. También fue profesora de Letras, pero no pasó mucho tiempo hasta que se acercó al mundo de la gastronomía y al placer de difundirla de un modo práctico. Tiempo después ella misma lo definió: “Mi intención ha sido siempre tomar el hecho de cocinar con un alto sentido del humor y optimismo, y simplificar la manera de hacerlo”.
Blanca – a secas, sin el Cotta, como era conocida en el ambiente- fue una de las pioneras de los programas dedicados a la mujer: en los años 60 ya se desempeñaba como jefa de redacción y guionista del programa “Buenas tardes, mucho gusto”, un éxito rotundo en los tiempos de aquella televisión primera. Allí trabajó con grandes cocineros como la ya nombrada Doña Petrona, Marta Beines, Chichita de Erquiaga, Cholly Berreteaga, Ketty de Pirolo y Miriam Becker, entre otras. Fue una adelantada hasta en la cocina infantil y fundó su propio espacio en la recordada revista infantil “Anteojito y Antifaz”, del genial Manuel García Ferré, donde fue la editora de la sección “Comiditas”, desde la cual apuntó a inculcar el amor por la gastronomía a los más chiquitos.
Su pluma tocó el punto más alto en su recordada columna “De aquí, de allá y de mi abuela también”, publicada por décadas en la revista Clarín de los domingos, “bisabuela” de la actual Viva, acompañada por simpáticas caricaturas de su autoría.