Lo resolvió el juez Gustavo Fissore tras el acuerdo propuesto entre la imputada y el fiscal Mariano Moyano. La víctima terminó internada en el HIGA.
Una mujer de 28 años fue condenada a 5 años de prisión por ser la responsable de un asalto contra un jubilado que le había interpuesto una restricción de acercamiento por hostigarlo para exigirle dinero.
La pena recayó sobre Karen Escayola a través de la aceptación de un juicio abreviado por parte del juez Gustavo Fissore, tras el acuerdo con el fiscal Mariano Moyano.
El hecho se produjo en la madrugada del 21 de junio del año pasado cuando Escayola llegó hasta una vivienda de Leguizamón al 100 para “visitar” a un jubilado de 70 años. Este hombre tiempo atrás había recurrido a la Justicia para alejar a la mujer, porque insistía de manera violenta en el pedido de dinero. A pesar de esta restricción Escayola acudió a la 1.10, aproximadamente, y comenzó a gritar desde la vereda, más allá de la reja. “¡Chile, Chile!.
El dueño de casa, que tenía la costumbre de salir por la puerta trasera, así lo hizo y entonces se le abalanzó un hombre, que lo golpeó y lo dominó. Quedó en claro que la mujer, sabiendo de ese proceder rutinario, informó a su cómplice para que esperara en los fondos y emboscara a la víctima.
Una vez dentro de la casa, a la que accedió Escayola también, fueron sustradídos una garrafa de gas de diez kilos, una bicicleta playera, una campera, un teléfono celular y seiscientos pesos.
Para poder actuar con libertad, el cómplice de la mujer golpeó con un objeto en la cabeza a la víctima y le causó heridas. El hombre fue encerrado en el baño desde donde pudo escapar poco después por una ventana y pedir ayuda a una vecina. Finalmente fue trasladado al Hospital Interzonal General de Agudos, donde se le realizaron diversas suturas.
Refirió que lo encerraron en el baño y que pudo salir a través de una ventana desde donde se dirigió posteriormente a la casa de su vecina a los fines de pedir ayuda.
El jubilado no tuvo dudas de que Escayola entró a su casa porque, pese a que le taparon la cabeza con una prenda de vestir, la reconoció por los tatuajes y por la coz. “Informó que conocía a la imputada desde hacía dos años a esa fecha y que debido a las molestias que le causaba -presentándose en su domicilio en distintos días y horarios requiriéndole dinero- le impuso una restricción de acercamiento”, dijó el juez en su fallo.
Frente a ese caudal de pruebas, el fiscal Moyano le propuso a Escayola un acuerdo que fue aceptado por recomendación de su abogada Sandra Pérez. Se la condenó a 5 años de prisión por el delito de robo doblemente agravado por el uso de arma y por escalamiento en su rol de coautora.
Nunca se pudo establecer la identidad de su cómplice.