por Gerardo Gómez Muñoz
Los vecinos se liberan de un análisis de la gestión de Carlos Arroyo. Se equivocaron al brindarle, hace cuatro años, un apoyo impresionante, pero con las mismas cifras y fría crueldad lo despidieron. La escalada delirante que lo agobia y que tal vez merecería otro tipo de atención de parte de quienes lo rodean, no merecería más atención. Por caridad hacia el prójimo no habría que abundar en el tema. Dos perlas para la despedida del tema. Se fue diciendo entre tantas otras patinadas a lo largo de cuatro años y refiriéndose a su “carrera” política que ella no termina sino que “recién empieza” y “que se extenderá a la provincia”. La pastillita, por favor, y que los suyos se hagan cargo. Desprendido de la realidad, este hombre que tanto daño le hizo a la ciudad y a la política, ya ni siquiera está como para hacer daño a una ciudad como Mar del Plata.
Su sucesor llega sin delirios ni magias sino después de trabajar cuidadosamente en el armado de sus colaboradores, recolectados de diversos sectores y con un alto sentido de la responsabilidad que no puede fantasear ni mentir con “un plan secreto”.
Guillermo Montenegro sostiene -dicen en su entorno- que logró “un equipo ciento por ciento enfocado en la gestión”. El trabajo fue cuidadoso y menudearon las reuniones “con los secretarios de cada área, donde se trazaron los objetivos de largo, mediano y corto plazo”.
El nuevo jefe comunal dice que él tendrá “mucha cercanía, mucha escucha y mucha simplificación para llevarle a los marplatenses soluciones concretas y hacerle la vida más fácil al vecino. Por eso va a haber muchas reuniones de gabinete en los barrios”. Un estricto criterio de gobierno estima que se pasará mucho tiempo fuera del despacho y no quiere que “nadie se encierre entre cuatro paredes y pierda el contacto con la realidad. Agrega el vocero: “Hay que escuchar de primera mano lo que está ocurriendo y hacer lo necesario para modificarlo. Aunque sean cosas tan elementales como tener una respuesta rápida a los reclamos de luminarias, de podas, bacheo, etcétera”.
Un prometedor entusiasmo de los acompañantes de Montenegro sorprende al que escribe, que en su larga experiencia está harto tanto anuncios como de reclamos hacia arriba. Prima el sentido común cuando centra de entrada el “quid” en los pequeños grandes problemas de los habitantes de los barrios. Muy lejos de tantas pavadas, embustes y delirios que desbordaban la cabeza y la lengua de Arroyo, si se lo aguantó a este tipo, tal vez, quede una carta de crédito para el que hoy reemplazará al que, gracias a Dios, se va y lo van.
Un nuevo Concejo Deliberante
Una sesión que comenzó con mucho engorro, alimentaba ayer la sensación de que sería una jornada similar a tantas otras, cuando se debía tratar la conformación de las autoridades del Concejo.
No fue así, dificultades y negociaciones necesarias en el escenario político tuvieron un trato mucho más rápido y más limpios que en otras ocasiones. Claro que ahora existen sólo dos conformaciones mayoritarias, una se puso de acuerdo bastante rápido, pocos dudaban de que el jefe radical -Maxi Abad- ganaría la pulseada a favor de Ariel Martínez Bordaisco para la presidencia. Y aún más claro quedaba que el experimentado peronista Daniel Rodríguez sería presidente y más allá de los amagues de los urgidos sub-bloques de radicales de Juntos por el Cambio, el intendente lograría para su gente la Secretaría del Concejo.
Ojalá esta armonía no se transforme en una fábrica de acuerdos y componendas fáciles. El Concejo es el puente directo entre la gente, los vecinos y el Ejecutivo y sus integrantes deben recuperar esta misión dejada en los últimos tiempos y muchas veces, a operadores y referentes de distinta laya.
Los radicales y sus avatares
Maxi Abad, en su papel de virtual jefe de la UCR, tuvo en estos días intensos bailes de lucido final. En todos los casos uno, que hasta ahora no tiene plena confirmación, pero llega a título de versión desde la capital provincial.
Se trata de una baja que habría sufrido el bloque de diputados de Cambiemos. Cuatro de ellos habrían pértiga en mano saltado la alta valla y se habrían ubicado en el sector que encabeza Roberto Lavagna. Nada se pudo ratificar y anoche Maxi participaba de encuentros multipartidarios con autoridades que asumirán el gobierno provincial. Sólo se rescató la presencia de “Cuto” Moreno, vara alta en el equipo de Kicillof.
En sus horas agitadas no descuidó las firmes negociaciones a favor de Martínez Bordaisco por la presidencia del CD, coronadas con el éxito. También se advirtió un desayuno del sábado con Vilma Baragiola para acordar que la dirigente no se aparte del bloque y tal vez allí se haya conseguido que la UCR constituya un sub-bloque dentro del Frente.
También su tiempo le han llevado los encuentros directos con Montenegro para el redondeo de designaciones, donde el radicalismo tiene unas pretensiones aún atrancadas al mismo tiempo que preocupa, más funcionarios de los esperados provenientes de la capital platense como de CABA. No es un tema menor, si se recuerda como a Arroyo, aún teniendo tantas plazas con María Eugenia Vidal, le trajeron personajes inolvidables para los marplatenses.
De todos modos Abad es representación de primer tanto en el nuevo gobierno como lo fue en el anterior, porque su función partidaria es del máximo nivel de la UCR, y la mayoría en ambas cámaras quedó en manos del frente macrista.
Raverta conduce
Firme ya en la misión -Ministerio de Desarrollo Social- Raverta salió enérgicamente a reclamar que se trate la sospechable cesión de la Plaza del Agua para su explotación por 15 años a través de particulares, una vez que Montenegro y sus concejales expliquen. Y los entendidos dicen que hay mucho para esclarecer.
Fernanda el sábado presidió un encuentro, de nutrida concurrencia, con directivos, referentes y militantes del sector partidario y luego con los concejales del espacio.
Se subrayaron en la ocasión las líneas que se bajan para la militancia de los tiempos inmediatos. Una curiosidad del Frente de Todos, en Mar del Plata, es si hay marplatenses que serían convocados para que la acompañen en el ministerio bonaerense. Si hubo algo al respecto, para afuera no hubo la más mínima filtración.
Reaparece Fiorini
Bastante tiempo se cuidó el senador provincial Lucas Fiorini, aún cuando su jefe Joaquín de la Torre salió a cruzarlo a Montenegro porque no apoyó como había prometido la presidencia del Concejo Deliberante al concejal Alejandro Carrancio. El senador siguió remando desde Crear a reclamar el cuarto puesto del partido en la conformación de Juntos para el Cambio.
Dicen sus comilitantes que en deliberaciones con María Eugenia negociaron que la hija del dirigente cegetista Ignacio Rucci presidirá la “quinta pata peronista” de este frente bajo la denominación de “Crear”. Dicen otros escurridizos voceros que la mano será difícil, porque los vencidos por Kicillof pisan terrenos resbaladizos. Tal vez por eso hay otras versiones acerca de la situación de Lucas, unos dicen que el senador macrista Costa lo trata muy bien y el marplatense es de fácil diálogo con “Cuto” Moreno y con Monzó.
Dos sorpresas distintas
Una mueve a la curiosidad para atar cabos y para confirmar si Montenegro actúa con plausible claridad. El caso es que se vio en sigilosa conversación al intendente que hoy asume con un sindicalista de pública apetencia del agua… la de la Plaza. Montenegro no se pronuncia. El informante dice que vio al sindicalista de marras, pero uno que lo acompañó habló y dejó pistas: “Al sindicalista lo acompañaba, según me dijeron, un tal Sancisi”.
La otra es una verdad que da por tierra con quienes se ufanaban y afirmaban que el nuevo intendente anunció que elegía a Darío Oroquieta como secretario de Seguridad de esta ciudad, y este respondía a la línea del palo que practica Patricia Bulrrich, de la que fue hombre de confianza. Pero lo que dijo Oroquieta sentó sobre espinas a los cultivadores de la dureza, es una máxima de notable sentido, no sólo de justicia sino de moral: “La seguridad no es una cuestión de mano dura, sino de mano justa”…