Opinión

Montenegro espera que llegue la ayuda de la Provincia para poder pagar los salarios

por Gerardo Gómez Muñoz

El lunes al cerrarse esta página, el intendente Guillermo Montenegro, según trascendía pese al sigilo de sus colaboradores más cercanos, aguardaba que desde el gobierno provincial llegara la respuesta esperada. Esto es: que llegue a tiempo el refuerzo que posibilite el pago del abultado plantel municipal, unos 11 mil agentes. En rigor, el municipio tendría plazo hasta el viernes -quinto día hábil- para abonar los salarios, según las normas pactadas con el Sindicato Municipal.

Tras las promesas del respeto a la caballerosidad del “off the de record”, un calificado vocero oficioso puntualizaba ayer los méritos de la gestión de Montenegro, que fue respondida hasta ahora por el presidente Alberto Fernández; la ex ministra provincial y hoy titular del Anses, Fernanda Raverta; el gobernador Axel Kicillof y otros funcionarios de alto rango.

Muy directo el informante lanzó: “Eso, si se quiere, es consideración al gobierno que ejerce el jefe comunal”. Y enumeró: “Más de una vez adelantado, como en el caso del ataque al coronavirus, tomó medidas muy fuertes, en previsión de la gravedad que se avecinaba, adelantándose a otros distritos”. Muy entusiasta agregó: “En vista de los resultados hoy, hay gente que nos estimula hablando del ´Milagro Marplatense´. Entre otras numerosas realizaciones se sorprenden de la energía precisa y sin exageraciones con que se blindó el distrito que, luego de la pérdida inicial de dos vidas que vinieron del exterior, no tuvo otra muerte, en una ciudad considerada clave por la densidad habitacional que supera el medio millón de personas”.

No hay quejas por el trato, ni siquiera se registra la queja del Kicillof quisquilloso y punzante de los primeras semanas que en su inicio combativo lo llamó al orden por su inconsulta suspensión de la actividad de la incipiente actividad escolar. Es decir que en esta ciudad, su gobierno, aprecia, cuida y hasta confiaría que la asistencia de los fondos indispensables, contemplados por un reparto que la oposición está reclamando, deben llegar en este momento oportuno.

Cabe anotar, también que no de fuentes oficiales, pero sí de sus alrededores, surgía en la víspera que de no contarse con el oportuno aporte, se podría llegar a la extrema medida de que los salarios tuviesen que ser abonados en dos entregas.

Mar del Plata no sufre de una administración desvergonzada -Dios nos libre y guarde de la memoria de Carlos Arroyo en Luro e Yrigoyen-, pero a caballo de la pandemia vino la estrechez económica de casi toda la población, lo que ha significado que las arcas municipales vieron reducidas a la mitad de las recaudaciones habituales.

¿Y la construcción?

A nadie escapa la importancia presente e histórica de la industria de la construcción en “La Feliz”, pero en estos tiempos su malaria voltea a muy importantes empresas y a muchos miles de familias marplatenses. La caída del rubro está causando pérdidas extremas que orillan la desaparición de los grandes, medianos y pequeños emprendedores y la vida de miles de obreros y sus familias.

El activo gremialista de la Uocra, César Trujillo, ha salido hoy a la lucha. No hay mejor asociado para enfrentar al otro en peligro en estas situaciones límites como ésta: el Centro de Constructores. Con su presidente, Leonado Tamburini tenía que entrevistar al intendente. Todavía no se conoce resultado del encuentro pero había inquietud porque el dúo visitante viene hablando de un “estado de alerta y movilización”, ningún exceso, pero claramente y enérgicamente explícito lo que se viene si no hay soluciones o panaceas al menos. Trujillo viene hablando hace tiempo de posibilitar un mínimo respiro a esta madre de industrias a través de las obras privadas.Y ayer, casualmente, desde Mar de Ajó viene la información que se refiere al éxito de la petición de la Costa, “habilitación de la obra pública y privada” en toda esa ribera.

Dicen portadores de oídos agudos que, a la mañana, en la UOCRA y alrededores se oían los bramidos del más manso de los Trujillo.

Militantes del trabajo solidario

Hay políticos que la tienen clara y no solamente para ubicarse en el partido que sea sino en la columna, al frente de ellas y con objetivos concretos. Imposible de ubicar estos últimos porque son una cantidad de dirigentes y militantes que en momentos como éstos están al frente o entreverados entre los que cinchan haciendo fuerza desde abajo.

Es difícil distinguir a todos, pero nos llamó la atención la semana semana, ver cinchando a los concejales del Frente de Todos, Roberto Gandolfi y Marcos Gutiérrez, junto a la concejal de Juntos por el Cambio, Vilma Baragiola, y al subsecretario de la Producción, Gustavo Serebrinsky. Gobierno y oposición, esta vez unidos para la gente.

Era la instalación de uno de los Comités para la Emergencia Alimenticia y tuve la oportunidad de ver a muchos funcionarios hasta atendiendo y despachando al público -eran varias decenas y cumpliendo las normas de la cuarentena-, y de la misma manera llamaba la atención los precios de los diversos productos y sobre todo los de las verduras y hortalizas.

En el correr de la semana y ante los datos hicimos una recorrida -cumpliendo las normas- y con tres altos la experiencia bastó. El puesto de plaza Italia, corazón del Puerto, lleno de gente, al punto que un exultante partidario del emprendimiento gritó: “Mire, cómo le estamos rompiendo… el juego a los ladrones que tiraban cualquier precio”. Seguimos hasta la plaza de Santa Isabel y terminamos en el barrio Libertad. “Esta semana llegamos al puesto número 15, porque esto es un exitazo, porque militamos y servimos a la gente humilde”, dijo un dirigente.

El recorrido nos deparó otra experiencia por Batán donde Daniel Sosa del Puerto y el dirigente vecinalista del pueblo vecino, Carlos García Krauft, a partir de una donación de una amistad del Puerto repartían una camionada de cebollas y otros productos,de a miles de unidades.

Y si uno se pusiera a recorrer comedores, merenderos, escuelas y sedes vecinales y políticas, se emocionaría hasta las lágrimas, viendo cómo la gente ayuda al más necesitado. En cualquier uno se encuentra con alguna 4x 4, cargada de productos donados por “el campo”, si es que ya no están haciéndolo, como dice el cristiano “dando con una mano pero que no se entere” la otra mano.

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