El flamante obispo de la diócesis local reconoció que lo sorprendió la designación del papa Francisco, pero remarcó que aceptó este “desafío” porque está “a disposición del servicio”. “La postal de La Feliz es la primera imagen que se viene a la mente, pero después es una ciudad grande y uno supone que como tal tiene sus situaciones de pobreza o injusticia”, manifestó.
El flamante obispo de Mar del Plata, José María Baliña, designado este martes por el Papa Francisco, reconoció que desempeñará su nuevo rol en una ciudad que conoce “poco”, pero remarcó que “será una linda aventura” este “desafío” que le planteó el sumo pontífice.
Baliña, porteño, de 64 años y quien actualmente se desempeña como obispo auxiliar de la Ciudad de Buenos Aires, reveló que tomó su nombramiento como “una sorpresa que vino bien”.
“El libro del génesis habla de que Abraham recibió el mensaje de Dios: ‘Deja tu tierra y la casa de tus padres y ve a la tierra que yo te mostraré’. Yo estuve acá 34 años como sacerdote, nacido y criado en la Ciudad de Buenos Aires, y entonces viene bien el desafío de ponerse en marcha a una ciudad que conozco poco”, le manifestó el nuevo obispo de la diócesis local a LA CAPITAL.
“Estuve un par de veces de vacaciones cuando estaba en el colegio, pero no conozco mucho la ciudad”, recalcó Baliña y manifestó que “será todo un desafío”, aunque aclaró: “A mí personalmente me mueve ponerme en marcha, no quedarnos acomodados”.
Consultado acerca de cómo fue el momento en el que se enteró que había sido designado como nuevo obispo de Mar del Plata, contó: “Me llamó el nuncio y me dice ‘el papa quiere que seas obispo de Mar del Plata’ y todavía me cuesta aterrizar, pero estoy a disposición para el servicio”.
“Será una linda aventura para mí conocer una iglesia distinta y también conocer otras ciudades, campos y pueblos”, añadió.
Ante la pregunta de con qué situación social se espera encontrar en la ciudad, Baliña dijo que “la postal de Mar del Plata, la ciudad feliz, son las cosas más llamativas que todos conocemos y es la primera imagen que se viene a la mente”, pero agregó que también “supone” que “es una ciudad grande y como tal tiene sus situaciones, sus desafíos y sus lugares de pobreza o injusticia”.
No obstante, aclaró que no llegará con “un plan del estilo ‘acá van a hacer lo que yo digo’”, sino que su idea es “insertarse en el camino pastoral que se viene haciendo en Mar del Plata a lo largo de muchos años”. “Estoy para acompañar eso que vinieron trabajando. Voy a sumarme al servicio que está haciendo la iglesia, que tiene una historia y una identidad que tengo que conocer e impulsar desde mí”, reflexionó.
Asimismo, comentó que habló con ex obispos de la ciudad para que le brinden su experiencia al frente de la diócesis. “Hoy me llamó monseñor (José María) Arancedo y con Gabriel Mestre hablamos por WhatsApp y si Dios quiere lo voy a ir a visitar a La Plata”, contó.
De cara a lo que será su obispado, manifestó que su meta será “colaborar con todos”. “Voy a dejarme impulsar por la fuerza del amor de Dios para que llegue la buena noticia a todo el mundo. Ser uno más en el lugar que el señor me pone, al servicio de todos”, expresó Baliña, quien se espera que asuma el 20 de febrero.
El papa
Por otra parte, Baliña se refirió a su relación con el papa Francisco y recordó: “Cuando yo era sacerdote él era arzobispo de Buenos Aires, es decir que nos conocemos desde hace tiempo”. “Por eso acepto este desafío, sabiendo que él me lo propone”, indicó.
“El papa habla de una iglesia en salida y creo que me obliga a salir y no quedarme en lo conocido, sino salir a buscar y mantener un encuentro con quien todavía no conocemos”, ponderó.
Consultado acerca de si cree que el sumo pontífice visitará la Argentina durante 2024, el nuevo obispo de Mar del Plata mencionó: “El papa había dicho que quería venir, no importaba quien ganara las elecciones”. “Acá mucha gente dice que nos haría bien una visita del papa Francisco, como para reanimar y fortalecer. Sería muy bueno, nos haría mucho bien”, subrayó.
En este sentido, destacó que “también nos va a hacer bien la fiesta de beatificación del cardenal Pironio”. “Celebrar la vida y el amor nos reúne, nos alienta y nos hace mirar para arriba y seguir para adelante”, sostuvo.