Se trata de Nicolás Gualco, un modelo marplatense que trabajó en El Marginal tras cumplir una condena por narcotráfico. La Justicia libró la orden de captura al no hallarlo este martes en un allanamiento. Se le imputa haber “entregado” a un amigo para que lo asalten. Su abogado presentó una eximición de prisión. El autor material del robo también está con orden de captura.
Un modelo y actor marplatense, que años atrás estuvo involucrado en una resonante causa de narcotráfico por ser el novio de una “reina de belleza colombiana”, fue acusado por el robo de una importante cantidad de dólares al hijo de un empresario marplatense.
A Nicolás Gualco se lo considera el “entregador” y por eso se libró una orden de captura, al allanarse su departamento de la zona de Playa Grande y no encontrarlo. Además la misma medida se tomó contra Kevin Saborido, a quien se le atribuye ser el autor material del fingido asalto ocurrido en el mediodía del pasado 6 de julio.
“Técnicamente mi defendido está a derecho, no está prófugo, al presentar yo el pedido de eximición de prisión”, dijo el abogado Martín Bernat, que asumió la defensa de Gualco. Para Bernat, la acusación contra Gualco es “toda una fantasía” y en el último de los casos podría tratarse de un engaño, de una estafa.
La configuración del delito imputado a Gualco es una interpretación de la fiscalía y está vinculada al uso de arma. Acaso en instancias posteriores pueda atenderse el reclamo de la defensa y hacerse lugar al pedido de que se recalifique como una “estafa”.
No obstante, Gualco está con paradero desconocido al igual que Saborido, cuya defensa la lleva adelante el abogado Lautaro Resúa.
Aquel día 6 de julio Germán Goransky, hijo de Sergio, concesionario de Playa Grande, y otra persona se encontraron con Gualco en Bernardo de Irigoyen al 2500 para acordar el cambio de 25.300 dólares. Goransky conocía a Gualco y confió en él para hacer esa operación en un departamento de las proximidades. Goransky llegó con el dinero a bordo de su camioneta Volkswagen Amarok y se lo entregó a Gualco. Pero en esos momentos apareció un automóvil Renault Sandero del que descendió un hombre armado y despojó de los dólares y una pequeña mochila a Gualco.
Goransky, para protegerse del asalto, decidió alejarse con su camioneta y retornó minutos después, cuando Gualco ya había llamado al 911 y había denunciado el robo.
“Hola, me acaban de robar en Bernardo de Irigoyen y Gascón! Hola… de Mar del Plata… cómo de qué ciudad me comunico? por favor, es una emergencia!!”, se escucha en la grabación de la llamada antes de decir que le habían robado “plata y una computadora”.
El caso se mantuvo en reserva estos meses por la necesidad de avanzar en la investigación y porque, según la Justicia de Mar del Plata, el entregador de Goransky era Gualco, su propio amigo. Y a ese punto se llegó a raíz de algunas situaciones que dejaron al descubierto al submundo del delito pero también del cambio ilegal de divisas.
La clave, un automóvil
En su llamada al 911 y ya en las declaraciones posteriores a la policía Gualco dijo que los ladrones habían escapado en un “Sandero bordó AX 517”. Al revisar las cámaras de seguridad de la zona, incluidas las del Colegio Trinity, se pudo observar la presencia de un automóvil de esas características y obtener la patente completa. Ese dato permitió consolidar una parte de la hipótesis que se completó con otra información revelada por el propio Gualco, acaso con la intención de alejarse de cualquier sospecha.
Explicó a los investigadores que había pactado por mensaje teléfono la operación cambiaria con un tal “Alberto” y se empezó a rastrear ese número de abonado hasta verificar que pertenecía a Saborido.
La confirmación del automóvil y del número telefónico confluyó en un domicilio, Posadas al 1500, donde se estableció que vivía Saborido y se pudo ver al Sandero estacionado en la trotadora.
El fiscal Juan Pablo Lódola, un mes después de los hechos, pidió la orden de allanamiento para esa casa pero la Justicia de Garantías no le otorgó la detención de Saborido, porque la prueba aún era indiciaria. Sin embargo, el operativo sirvió para secuestrar su teléfono celular (también marihuana, un arma y hasta un chaleco antibalas) que fue puesto en manos de los técnicos informáticos. Entonces todo fue más sencillo de comprender y confirmar.
El análisis del dispositivo logró acceder a mensajes de texto, audios, fotografías y videos que fueron relacionados por la Justicia con el asalto. Pero también con la complicidad de Gualco.
Saborido, horas después del asalto.
Para empezar, se obtuvieron muchas imágenes en las que Saborido se exhibía, horas después del robo, con billetes de 100 dólares y con prendas de calzar y vestir, además de cadenas de oro. Un informe de los investigadores descartó actividad laboral lícita acorde a ese tipo de adquisiciones, lo que elevó las sospechas mucho más aún. Para el fiscal Lódola está acreditado que Saborido, por ser el poseedor del automóvil, por las fotografías, por los gastos posteriores al asalto, por usar armas y por sus contactos telefónicos con Gualco, participó, sin dudas, del hecho.
Por otra parte, la investigación del teléfono arrojó a la fiscalía a un mundo de cambio ilegal de divisas provenientes en muchos casos del delito.
El amigo, entregador y la puesta en escena
Según surge de lo que se pudo reconstruir, Gualco habría realizado una puesta en escena para, primero, ponerse claramente como objetivo de los asaltantes y luego para simular que no había tenido ninguna relación.
Gualco se hizo conocido en 2009 cuando a su entonces novia, la colombiana Angie Sanclemente Valencia, fue detenido y acusado de participar en el tráfico internacional de drogas. Por ese caso, que cobró un gran impacto mediático, se los condenó a ambos en 2011 a 6 años y 8 meses de prisión. Otros miembros de la organización también recibieron penas. Gualco tras salir de prisión trabajó en la serie El Marginal, en el papel de “Raviolito”.
En julio Gualco participó del asalto a Goransky en un rol de entregador y cuasi dramatúrgico. Al menos de eso es de lo que se lo imputa en base a la actividad telefónica previa y a lo que sucedió después. Según la fiscalía, gracias al informe del CATI (Centro de Ayuda Técnica a lnstrucción), Saborido dialogó con otro integrante de la banda sobre la “desaparición” del entregador, que estaba en Buenos Aires y que a su vez los había estafado a ellos. Es que en esos mensajes telefónicos los supuestos asaltantes acusaron a Gualco de haberse llevado parte del botín diciendo que le pertenecía, aunque luego se habrían enterado de que todo era de las verdaderas víctimas.
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Al profundizar las averiguaciones, el fiscal Lódola verificó que Saborido y Gualco se conocían por intermedio de un individuo dedicado, precisamente, al cambio ilegal de divisas. Ese hombre era tan amigo de Gualco que en dos ocasiones fueron detenidos: el 14 de diciembre del año pasado por llevar un arma y pequeñas cantidades de marihuana y cocaína en la Autovía 2. Ese mismo día, tras ser dejados en libertad, Gualco y su amigo habrían asaltado a un hombre en San Antonio de Padua, sustraído casi 80 mil pesos. Las dos causas judiciales fueron radicadas en Dolores, la primera, y en Morón, la otra.
Ayer martes la DDI Mar del Plata desplegó sus hombres para detener a Gualco y a Saborido, después de que la Justicia de Garantías aceptara el pedido del fiscal Lódola. Pero ninguno de los dos fue encontrado en los domicilios que se habían verificados. De inmediato se activó la orden de captura y desde ese momento ambos acusados están con paradero desconocido.