Por Lucía Etcheverry*
Elisabet Delbasto soñaba de adolescente con ser modelo, le gustaba el mundo de la moda y la fotografía, pero en ese momento el mercado del modelaje estaba muy restringido a ciertos tipos de cuerpos y rasgos. Más adelante el camino fue llevándola hacia el magisterio, y esa fue su profesión elegida, pero siempre tuvo presente la moda en su vida y la idea de vestirse con lo que le gusta y no con lo que la sociedad insinúa que debería usar.
Luego de ser mamá por primera vez, volvieron esas ganas de buscar ropa que se adapte a su personalidad, por eso decidió salir a comprar un pantalón engomado, que en ese momento estaban de moda. Si bien lo consiguió, el hecho de haber dejado a su hija recién nacida tantas horas, solo por recorrer locales en busca de su talle, la hizo darse cuenta que debía hacer algo al respecto.
“Yo no podía creer que una mamá esté dejando a su hija, 3 o 4 horas, para buscar un pantalón. Me parecía ridículo, no la dejaba para nada y, ¿La iba a dejar para buscar ropa?”, comenta Elisabet Delbasto.
Así, en 2018 y luego de haber hecho un curso de modelo plus size, comenzó “#DesafíoProbador”. Su objetivo era brindar información a las personas que el mercado de la moda deja de lado, y a su vez, mostrar las dificultades que se encuentran para probarse ropa en los locales. Además, independientemente de los tipos de corporalidades, esta campaña buscaba visibilizar todas las características que no se tienen en cuenta para las diferentes personas. Como aquellas con movilidad reducida, o las que necesitan tener un espacio donde sentarse.
Derribando los estereotipos
Mostrando locales, probadores chicos, y moda que no incluye todos los tipos de cuerpo, la idea fue mutando y creó un blog de moda. A través de la aceptación y la repercusión que tuvo su primera movilización en busca de moda que salga de lo hegemónico, decidió ir más allá y destapar su amor por la indumentaria en pos de ayudar a la comunidad. Mostrando lo que usa ella, y saliendo de los colores o formas tradicionales, busca que las personas entiendan que no deben ponerse lo que pauta la sociedad “si es parte de tu subjetividad, si es parte de tu expresión, si te expresa algo tuyo, eso te va a quedar bien”.
Las motivaciones eran muchas. Un mundo fashion más igualitario, una concientización sobre la discriminación que sufren las personas que no tienen el cuerpo que la sociedad determina como hegemónico, una búsqueda de que cada una decida qué ponerse y que no lo haga el mercado de la moda, y, no menos importante, enseñarle a su hija que ella puede elegir que ponerse sin que tenga que pasar por el juicio del resto. Así continúa esta búsqueda, de que también las marcas vean que no hay colores vedados, o tipos de telas prohibidos según el talle.
Primer reconocimiento
Debido a su trabajo, y en el marco del Día de la Mujer, en el 2020 recibió un reconocimiento como mujer del año. “Me pareció que ese reconocimiento me hizo revisar todas estas cosas, me hizo valorizar toda esta otra tarea que yo estaba haciendo, también, como para darle más empuje y más importancia dentro del blog”. Este cruce entre el gordo odio y el feminismo, hizo que Elisabet sienta que todo su trabajo vale la pena, y que debe seguir deconstruyendo la moda.
“Yo creo que lo que más importa es el valor de tus ideas y convicciones, no abandonar eso. Tal vez si yo me hubiera convencido de que por ser gorda estaba mal, que no estaba haciendo ningún mérito para entrar en la ropa, nunca hubiese empezado esto” afirma Elisabet Delbasto.
La visibilidad de los estereotipos marcados hacia una mujer, que debe cumplir, que debe comportarse de debida forma, que debe cuidar su cuerpo, su piel y su pelo, tiene mucha relación con la presión que la sociedad ejerce sobre lo que debe ponerse o no, una persona gorda. “Más allá de los otros mensajes, esta cosa de tribu femenina, de darnos cuenta de que no somos tan raras y que a todas nos termina pasando lo mismo, y en ese sentido nos podemos empezar a organizar para levantar la voz”.
Por esto, comenzó a hacerle ruido cómo Instagram también sigue un estereotipo muy marcado, mostrando lo que sí y lo que no. Su cuenta no tiene prioridad a la hora de mostrar contenido elegido por el algoritmo. Así, se vuelve a discriminar en un ambiente que debería formar parte del ocio y el entretenimiento.
“Lo que más se consume son los cuerpos hegemónicos, y también es lo que más hay. Entonces es como el huevo y la gallina. ¿Cómo se sale de esto?”, comenta Delbasto.
Todo esto se replica en las personas que interpretan que, si una persona es gorda, no es saludable, no se cuida, no hace ejercicio. Sin embargo, esto es solo una forma de seguir discriminando y excluyendo a las corporalidades que no forman parte de la norma establecida. Estos son los mitos que busca derribar Elisabet Del Basto desde su trabajo como Instagrammer. Si bien no es su principal fuente de ingresos, sigue abocada a mostrarle a las personas que pueden ponerse lo que les gusta y busca que la experiencia de salir a la calle dejando ver su personalidad no sea traumática.
Consumo consciente
Consultada respecto de cómo se podría hacer para que las marcas de ropa plus size no sean la excepción a la regla Elisabet explicó: “Yo creo que esto es como un despertar, lo mismo que me pasó en el feminismo me pasó con esto. Una vez que una capta el nivel de violencia que tiene invisibilizar la diversidad humana, vos ya no consumís más eso. Y la marca quiere vender, si la gente no lo consume tiene que cambiar. No hay mayor poder que el que tenemos cada una en las manos, si hacemos un “click”.
“Yo sigo a un montón de marcas, pero a todos los que tienen un feed hegemónico los deje de seguir (hice como una limpieza), todas las marcas que tienen 3 talles las deje de seguir, no les doy más un like. Prefiero seguir marcas de afuera que tienen diversidad corporal, apoyarlas en ese contenido y dejar de seguir argentina.Pero en realidad para mí, si el algoritmo no empieza a motorizar que se vea diversidad en el feed, es muy difícil. Yo creo que, como consumidoras, tenemos que empezar a tener el mando”, agregó.
En ese mismo sentido aseguró que “un ejemplo es lo que le pasó a Victoria´s Secret en Estados Unidos. La gente le dejó de comprar, le cancelaron los desfiles, o sea ¿te das cuenta del poder?. La gente dijo si vos no haces talles, no te queremos ver, listo”.
Trabajo, maternidad y redes sociales
Foto: Elisabet Del Basto acompañada por su familia
Respecto de cómo logra alcanzar un equilibrio entre la maternidad, su trabajo como docente y mantener su perfil en redes sociales, Elisabet explicó: “Mi primera prioridad siempre son mis hijos, ante todo darles tiempo, poder compartir con ellos, acompañar sus actividades. Después las horas que estoy en el cole, mi función como preceptora, estar acá presente, con todo lo que involucra. Y después en Instagram”.
“A esta dinámica me estoy acostumbrando hace un par de meses. Es como que no la tengo muy clara todavía. Sí, lo que empecé a hacer hace un tiempo es menos cantidad de contenido. Yo durante 4 años subí contenido todos los días, me volvía loca, entonces empecé a hacer algo más profesional (fotógrafa, maquillaje, peinado). La producción que me llevan unas fotos es de meses. Yo estoy tratando de hacer como 4 producciones al año, una por estación, pero cada producción son 2 meses de laburo. Porque es mirar tendencias, mirar si esa tendencia realmente a mí me gusta. Porque, aparte, no es solo unirme a la tendencia, es poner algo que tenga que ver también con mi identidad, con lo que soy”, detalló.
Asimismo, reveló: “Mando a hacer muchas veces las prendas a medida. En realidad, es como una inversión por un bien común. A veces puedo y a veces no. A veces, no tengo guita. Lo demoro. Recién ahora una fotógrafa me hizo una sesión por canje, pero yo siempre lo pagué. Porque aparte es su tiempo, y es su laburo. Si le sirve de vidriera, porque mis seguidores le van a dar trabajo, está bueno. Pero si no, ni loca pido canjes. Porque entiendo el valor que tiene el tiempo”.
El mundo de Instagram
Esta red social brinda cosas buenas y cosas malas. Es donde Elisabet deja de ser mamá o maestra, y pasa a ser mujer. Una mujer independiente, segura de sí misma, sexy y a la moda. Pero a la vez, a veces la agobia y debe despegarse para volver a retomar con más fuerza. Sin embargo, su personalidad creativa, ayuda a que siempre pueda estar activa y pensando que hacer para impulsar la cuenta y llegar a más gente.
Foto: Capturas del perfil de Elisabet Del Basto en Instagram.
Crear y mantener la comunidad de mujeres, enseñarles que no hay prendas prohibidas, a dejar de lado los prejuicios, ajenos y propios, todo eso la motiva a seguir. “Tiene como toda una cuestión de sanación grupal esta cuenta”. Conectar con mujeres que piensan como ella, que pasan lo que alguna vez pasó ella, y poder ayudarlas a encontrar la ropa que les gusta, hace que todo el trabajo que hay detrás cobre sentido.
Elisabet Delbasto, sueña con algún día poder trabajar creando contenido para Instagram. Es una apasionada de la estética, y lo visual es lo que le llama la atención. Aunque también, le cuesta mantener activa la cuenta, debido a sus otras tareas, y sabe que eso la perjudica. El algoritmo puede ser muy estricto, y el hecho de dejar de tener interacción en la cuenta hace que desaparezca. “El sistema siempre busca acomodar. Entonces el que abandona pierde, el que gana siempre es el sistema”.
Pero esto, lejos de desanimarla, la impulsa a buscar la manera de que su perfil se vea. Interactuar con las personas que la siguen, es lo que más le gusta. “Yo sola no puedo. Necesito el respaldo, el apoyo al contenido”, aclara Delbasto, y por eso suele preguntar que les gustaría ver en su feed a sus seguidores.
Elisabet no se da por vencida, y busca que la sociedad cambié la forma de ver las distintas corporalidades, incluyéndolas en la moda. Los cuerpos no son todos iguales, la ropa debería adaptarse a eso y no al revés. Por eso, su lucha, su visibilidad y su llegada a través de las redes sociales es tan importante para que el mercado de la moda, cambie su perspectiva.
*Estudiante del MediaLab, primer Laboratorio de Redacción para Medios Digitales. Se trata de un sistema experimental que consiste en el trabajo periodístico, de producción propia, que desarrollan alumnos del Taller de Redacción para Medios Digitales, correspondiente a la Tecnicatura de Periodismo Digital que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.