Esteban Perdome (30), periodista argentino que se encuentra trabajando en DF desde febrero, brindó detalles sobre lo vivido durante la catástrofe en un relato cargado de angustia y admiración por la solidaridad del pueblo mexicano.
Esteban Perdome (30) hace siete meses que trabaja en uno de los canales más importantes de Ciudad de México, Televisión Azteca, y en los últimos días se ha transformado en uno de los argentinos que comunicó al mundo la catástrofe ocurrida en el país. En un relato cargado de angustia, Perdome relató la preocupación que se respira por las calles de la ciudad y las redes de colaboración que se gestaron dentro de la propia sociedad mexicana. Esta mañana una nueva alerta de sismo preocupó a la población.
“Cada vez que pienso en lo que pasó se me pone la piel de gallina. Hoy me levanté con un alarma de sismo, duermo con las zapatillas puestas y con los documentos al lado por si tengo que salir corriendo”, señaló, angustiado.
Egresado de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad de La Plata, pero marplatense de nacimiento, Perdome tuvo la posibilidad de viajar por el mundo y trabajar de lo que lo apasiona: el periodismo. Antes de mudarse a México ya había vivido en Chile y Turquía. En este último país obtuvo un involuntario entrenamiento en el rol de corresponsal, al haber vivido en carne propia el intento de golpe de estado que tuvo lugar en julio de 2016. En febrero de este año, y luego de una búsqueda laboral sin éxito en Buenos Aires, decidió irse a vivir a México, donde consiguió trabajo en un programa de TV Azteca, lugar en el que se encontraba al momento del terromoto de 7,1 puntos que sacudió al país el pasado 19 de septiembre.
“El martes estábamos haciendo el programa en el canal cuando de pronto veo que la gente sale corriendo al grito de ‘está temblando’. Yo me asusté porque no estoy acostumbrado, pensé que se trataba de un simulacro pero cuando vi que empezaba a temblar el estudio y se cayó un reflector grande, salí y me ubiqué en la zonas de la vía pública que están destinadas para sismos”, señaló Perdome.
Lo vivido de ahí en más él lo define como “de película“. Tierra que temblaba, edificios derrumbándose, gente lastimada y gritando, son algunos de los recuerdos que le vienen a la mente cuando relata esas horas. “En cuanto dejó de temblar y me dí cuenta de lo que estaba sucediendo llegué a enviarle un mensaje a mi novia avisándole que estaba bien y después todas las líneas se saturaron”, señaló.
El miedo y la angustia son sentimientos que van y vienen en la conversación que el periodista mantuvo con LA CAPITAL. A horas de que sonara una nueva alarma de sismo en Ciudad de México y que el terror volviera a apoderarse de las calles de la ciudad, el periodista asegura que harán falta varios meses de esfuerzo para volver a la normalidad en el país.
“Todos los días las cifras de las víctimas suben. Actualmente los números que se manejan señalan 294 muertos, de los cuales 154 son de DF, pero existen muchísimas familias que aún reclaman por algún ser querido desaparecido. Los trabajos de rescate siguen. Ayer mismo, a una cuadra de mi casa, sacaron a una persona de un edificio derrumbado. Sus familiares estaban con megáfonos pidiéndole que resista, pero lamentablemente lo sacaron sin vida. Eso se vive en la ciudad todo el tiempo. Es terrible la angustia”, detalla.
Perdome explica que en la mañana del martes se habían realizado simulacros de sismo, algo usual en México pero aún más habitual ese día, ya que se conmemoraba el aniversario de la catástrofe de 1985, año en el que un terremoto que alcanzó el 8,1 de magnitud se transformó en el más significativo y mortífero de la historia del país.
El recuerdo de la catástrofe se mantuvo presente en toda la población mexicana, pero se intensificó este martes. “El temor de la gente es el no poder recuperar su casa. El otro día hablaba con una persona que vivió el sismo de México de 1985 y me comentaba que todavía hay gente que desde esa época no ha podido recuperar sus viviendas. Y hoy hay mucha gente que perdió absolutamente todo”, graficó.
Actualmente el miedo también recae en varias cuestiones: el riesgo de derrumbe en centenares de edificios, la fuga de gas en muchas zonas de la ciudad y las réplicas del sismo, que hasta el momento hay registradas 39.
“Son movimiento igual al del martes, pero en escalas más bajas. Si bien quizás uno no se da cuenta que el piso se movió, muchos de los edificios que aún se encuentran resentidos pueden derrumbarse por estos temblores”, indicó.
Perdome asegura que por la noche el miedo invade aún más, sobre todo cuando se escucha a gente gritando en medio de la oscuridad pidiendo que cierren el gas porque hay una fuga. “Tengo miedo de levantarme, prender la hornalla para hacerme un mate y que todo explote“, indicó.
Sin embargo, asegura: “Tengo la convicción, por mi vocación, de que tengo que comunicar lo que ocurre acá”. Si bien reconoce que por momentos duda si volverse o no, sobre todo cuando su novia y su familia se lo piden, todo eso cambia cuando se encuentra en el lugar de los hechos, trabajando.
“Lo dudo, pero también sería dejar de lado mis ilusiones. Sería dejar lo que tanto busqué: un trabajo como periodista, comunicando lo que ocurre, algo que lamentablemente no pude conseguir allá. Es una mezcla de sensaciones muy fuertes y difíciles de describir”, señaló.
De lo que no duda es en expresar su admiración por la solidaridad del pueblo mexicano. “Es impresionante la ayuda de la gente. No puedo explicar lo que se vive acá por estas horas. Se armaron centros de acopio para reunir lo que necesita la gente, y como era tanto el daño que había, también se necesitó gente que se acerque a ayudar a remover escombros. Llegué a ver a abuelos con más de 70 años poniéndose cascos y sacando escombros. Era tanta la gente que incluso se entorpecían las tareas, porque no podían pasar los camiones con los víveres o brigadas especializadas”, indicó.
“Entre jueves y viernes comenzaron a realizar más tareas de logística y más específicas, por lo que la gente empezó a agruparse más en los centros de acopio, embalando comida y distribuyéndola”, indicó, destacando también la labor de los medios de comunicación y los periodistas, quienes, asegura, “hacían los móviles y al momento que terminaban se ponían los barbijos y comenzaban a ayudar. Todos fuimos parte de los trabajos”.