En la capilla Santiago Apóstol, Gabriel Mestre celebró la misa de agradecimiento por los 114 años del diario LA CAPITAL.
El obispo diocesano Gabriel Mestre celebró la misa de agradecimiento por los 114 años del diario LA CAPITAL, los 25 de Canal 2 y los 22 de la capilla Santiago Apóstol, sede del encuentro. También rezó por “una Patria más justa y comprometida” e instó a “derribar muros y construir puentes”.
En el inicio de la ceremonia, el “Pastor” de la iglesia marplatense agradeció “a don Florencio (Aldrey) por donar el lugar” y recordó los aniversarios de los medios de comunicación.
Luego de las lecturas de los hechos de los Apóstoles, del libro del Apocalipsis y del Evangelio según San Juan, el obispo sintetizó su homilía en dos palabras: “Paz y memoria”.
“Paz es una palabra muy hablada y poco vivida -explicó-, la buscamos afuera y debe partir desde el interior. Si esperan encontrarla cuando todo cierre afuera no la van a encontrar.
Asimismo, sobre la memoria advirtió que “la memoria viva de la Iglesia es el Espíritu Santo porque me hace recordar todo lo vivido” e instó a buscar “la pacificación”.
Por otra parte, el obispo también invitó a rezar “por la Patria, para recuperar valores esenciales como justicia y verdad. Debemos derrumbar muros y construir puentes, buscar consenso en pos de la justicia social”.
Luego de la eucaristía, llegó el momento de las bendiciones a “don Florencio, su familia y a la gran familia que es LA CAPITAL, ahora multimedios”, describió el obispo hablándole a los ojos a Florencio Aldrey, sentado en primera fila junto a sus hijos Juan Carlos y Eduardo y su amigo el empresario Quique Cabrales.
Después de la misa, los fieles continuaron con los festejos y compartieron un chocolate caliente.
Un regalo muy especial
Un momento más que emotivo se vivió casi al final de la misa, cuando el obispo Gabriel Mestre contó que había traído unos “rosaritos” de su visita al Vaticano, que “el papa Francisco nos dio para regalar. Y nos regaló uno a nosotros, con el estuche un poco más formal y la inscripción en latín”, describió mostrando una cajita colorada en la mano.
“El que me regaló a mí -continuó el obispo- te lo voy a regalar a vos Florencio, como agradecimiento por tu colaboración, aquí y en tantas obras de la Iglesia”.
El empresario, ya de pie, agradeció emocionado con un abrazo ante el aplauso de toda la feligresía.