La represa y el embalse hidroeléctrico, se encuentra en una parte de Jerson ocupada por las fuerzas rusa el año pasado. Moscú se anexó toda Jerson en 2022, pese a que no la controla del todo.
Unas 3.000 personas fueron evacuadas de zonas inundadas del sur de Ucrania tras un ataque que destruyó una represa controlada por Rusia y sumó una catástrofe medioambiental a la devastación que sufre Ucrania desde el inicio de la guerra, en medio de temores a la dispersión de minas personales arrastradas por las aguas.
En medio de esfuerzos de rescate, Rusia y Ucrania renovaron sus acusaciones mutuas de haber volada la represa de Kajovka, del río Dniéper, que abastece de agua a Crimea, la península del sur de Ucrania controlada por Rusia, y de haber destruido la central hidroeléctrica adyacente, que también estaba bajo dominio del Ejército ruso.
El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que la destrucción de la represa de la provincia de Jerson fue una “salvajada” que causó “un desastre ambiental y humanitario”, y su par ucraniano, Volodimir Zelenski, acusó a Rusia de detonar “una bomba ambiental de destrucción masiva” que contaminará ríos y mares y afectará la fauna de la zona.
La represa y el embalse hidroeléctrico, esencial para la provisión de agua potable y de riego de gran parte del sur de Ucrania, se encuentra en una parte de Jerson ocupada por las fuerzas rusa el año pasado. Moscú se anexó toda Jerson en 2022, pese a que no la controla del todo.
También es fundamental para el suministro de agua a la península de Crimea, que Rusia se anexó en 2014, y para alimentar de electricidad la planta nuclear de la vecina provincia de Zaporiyia, que es la más grande de Europa y que también está controlada por el Ejército ruso.
Ucrania tiene bajo su dominio la orilla occidental del Dniéper, mientras que Rusia controla la parte oriental, que es más baja y más vulnerable a las inundaciones.
Imágenes de canales de TV ucranianos mostraban hoy por segundo día comunidades inundadas y rescates en bote y desde los techos.
“Nos quedamos sin casa. El agua se la tragó por completo. Ya ni se puede ver el techo”, dijo Dmitri Melnikov, de 46 años, que fue evacuado junto a sus cinco hijos, a una agencia de noticias.
“Toda la zona está ahora bajo el agua”, añadió.
Las inundaciones podrían arrasar con los cultivos de esta temporada, mientras que la falta de agua en el embalse impediría el riego adecuado durante años, según autoridades ucranianas, que dijeron que el embalse perdía 30.000 metros cúbicos de agua por segundo.
En total, unas 80 localidades se encuentran en la zona de peligro a lo largo del Dniéper.
El gobernador ruso de la anexionada Jerson, Vladimir Saldo, alertó que el agua liberada por la destrucción de la presa anegó campos de minas instalados por las tropas rusas cuando decidieron replegarse en noviembre de 2022 al sur del Dniéper.
La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), advirtió ayer del riesgo de las minas arrastradas por el agua liberada en Kajovka, sumándose a los creados por la inundación de decenas de pueblos y la catástrofe ambiental desatada.
La presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), dijo en Ginebra que “el perjuicio ya es enorme y me preocupada cuánto daño más puede producirse”, durante un acto para presentar, justamente, nuevas tecnologías para mejorar el rastreo de minas antipersona mediante drones e inteligencia artificial.
En Viena, en tanto, el jefe de los inspectores nucleares de la ONU, el argentino Rafael Grossi, anunció que la próxima semana visitará por tercera vez la central atómica de Zaporiya para dirigir personalmente la rotación de los expertos desplegados allí, que serán sustituidos por un equipo “reforzado”.
“Después de los preocupantes acontecimientos tras la destrucción de la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka, dirigiré la próxima rotación de nuestra misión de asistencia y apoyo a la planta de Zaporiyia”, escribió Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en su cuenta de Twitter.
Grossi dijo ayer que, pese a que los daños sufridos en la presa de Kajovka habían causado un serio descenso del nivel del agua en el embalse que se usa para enfriar la planta de Zaporiyia, por ahora no hay un “riesgo inmediato” para la seguridad.
En Ucrania, en tanto, un vocero de los servicios de emergencia ucranianos dijo a un canal de televisión local que más de 1.450 personas fueron evacuadas de zonas ubicadas en la orilla del río Dniéper controladas por Ucrania tras la destrucción de la represa de Kajovka.
“Actualmente no hay información de fallecidos o heridos”, dijo el vocero, Oleksandr Khorunzhyi, añadiendo que el nivel del agua en la ciudad de Jerson había aumentado cinco metros, informó la agencia de noticias AFP.
Por su parte, las autoridades instaladas por Rusia en Jerson, citadas por los medios rusos, dieron parte de 1.274 personas evacuadas hasta el momento de zonas de la orilla del Dniéper bajo dominio ruso.
Tatyana Kuzmich, vicegobernadora de la región de Jerson afín a Moscú, indicó que esa cifra incluía a 38 personas que tuvieron que ser rescatadas de los tejados de sus casas. Otros vecinos seguían bloqueados en situaciones parecidas.
“Según datos del Ministerio de Emergencias, 1.274 fueron rescatadas, 32 de ellas discapacitadas”, dijo a la televisión estatal rusa.
Unas 350 personas se encontraban en centros de acogida temporales, añadió.
Autoridades dijeron que unas 22.000 personas viven en áreas con riesgo de inundación en áreas controladas por Rusia en el lado este del río.
Otras 16.000 viven en la zona más crítica del territorio controlado por Ucrania en el lado occidental.
La ONU dijo que al menos 16.000 personas ya han perdido sus hogares y que se están realizando esfuerzos para proporcionar agua limpia, dinero y apoyo legal y emocional a los afectados.
Los evacuados en el lado del río controlado por Ucrania eran trasladados a ciudades como Mikolaiv y Odesa, ubicadas más al oeste.
“Mientras los pueblos y aldeas aguas abajo del río Dniéper están sumergidos, el costo humano y ambiental de la destrucción de la represa de Kajovka es un enorme desastre humanitario”, dijo la directora de Amnistía Internacional para Europa del Este.
“La comunidad internacional debe unirse para llevar a los responsables ante la justicia. Las normas del derecho internacional humanitario protegen específicamente las represas, por los peligros que su destrucción representa para los civiles”, agregó Marie Struthers.