Por Natalia Kidd
El presidente Javier Milei ha decidido apostar a fondo por el objetivo de acabar con la emisión monetaria para bajar la inflación y descomprimir la presión cambiaria, una jugada cuyo flanco débil son las exiguas reservas del Banco Central y una economía que podría tardar más de lo previsto en recuperarse.
En el marco de la ‘fase 2’ del plan de estabilización económica anunciada a finales de junio por el Gobierno de Milei, las autoridades resolvieron cerrar definitivamente el grifo de la emisión monetaria, a la que achacan la alta inflación (271,5 % interanual en junio).
El Banco Central, que ya había dejado de emitir para financiar al Tesoro -cuyos gastos cayeron abruptamente por el plan fiscal de ‘shock’ de Milei-, ahora tampoco emitirá pesos para comprar dólares en el mercado oficial, o, mejor dicho, si lo hace, “esterilizará” los pesos argentinos emitidos, vendiendo la cantidad equivalente de dólares en el mercado cambiario financiero.
Se trata del denominado dólar ‘contado con liquidación’ (CCL, que consiste en comprar localmente con pesos argentinos acciones o bonos y venderlos en dólares en Wall Street), un mercado alternativo que floreció dadas las fuertes restricciones para acceder al dólar en el mercado cambiario oficial.
Estas restricciones, denominadas como ‘cepo cambiario’, han hecho que la brecha entre la cotización oficial y la financiera sea muy amplia y una fuente de distorsión en la economía ya que, entre otras cosas, las alzas en los tipos de cambio alternativos se traducen rápidamente en más inflación.
Con reservas monetarias acotadas para intervenir en la plaza cambiaria (las reservas netas son negativas en 6.000 millones de dólares, según cálculos privados) y un tipo de cambio oficial que se corrige a un ritmo del 2 % mensual -muy por debajo de las tasas de inflación-, las presiones sobre el dólar en los mercados alternativos crecieron en las últimas semanas, llevando a las autoridades a adoptar este nuevo esquema, que en su día de estreno logró una baja sustancial en el valor del dólar CCL.
“La medida surgió como respuesta a una brecha que superaba el 50 % y como mecanismo de esterilización de pesos por compra de reservas. De esta manera, se cierran todas las fuentes de emisión; el peso debiera revaluarse por su nueva condición de escasez. Sin embargo, la decisión no está exenta de riesgos: la actividad y las reservas tardarán más en recuperarse”, dijo el banco CMF en un informe.
El Gobierno ha asegurado que esta “profundización del programa monetario va a contribuir al proceso de desinflación” y a achicar la brecha cambiaria”, lo que su vez facilitará “la eliminación de las restricciones cambiarias de una manera ordenada”.
“No les quedó otra. No hay ingreso de dólares y mucha salida de dólares por la balanza energética. Ahora intervienen en el CCL. Secarán la plaza de pesos y seguramente la brecha se achicará, tratando de dar calma”, explica a EFE Leonardo Piazza, director de la consultora LP Consulting.
Para el experto, el camino tomado por Milei de recuperar el superávit fiscal y sanear el balance del Banco Central es “el correcto”, “pero, en el mientras tanto, el mercado y los exportadores le piden salir del cepo y acumular reservas”, lo que se vuelve más complejo con el esquema puesto en marcha este lunes.
“En mi opinión, el programa entró en un momento delicado, con muchas cosas muy bien logradas, pero ahora el Gobierno necesita salir del cepo, y para salir de un modo adecuado necesita un nuevo acuerdo integral con el Fondo Monetario Internacional”, apunta Piazza.
Una posible menor acumulación de reservas no sólo no despeja las dudas sobre cuándo finalmente Milei cumplirá con su promesa de levantar el ‘cepo’ sino que, además, alimenta la incertidumbre sobre la capacidad de Argentina para afrontar los vencimientos de su deuda soberana nominada en dólares.
Para intentar alejar esos fantasmas, el Gobierno aseguró que el Tesoro comprará al Banco Central los 1.600 millones de dólares para hacer frente a los intereses de los bonos que vencen en enero de 2025.
EFE.