Ya está en los cines Midsommar: El Terror no espera la Noche, la nueva pelicula del director Ari Aster, quien sorprendió el año pasado con la polémica Hereditary, una cinta catalogada por muchos como “El Exorcista de esta generación”. En esta oportunidad, Aster vuelve a traernos una película no convencional de horror, ya que su objetivo no busca asustar al espectador a través de jumpscares o secuencias de terror gratuitas, sino más bien, dejarlo profundamente perturbado producto de la oscuridad de la historia.
La película trata de un grupo de amigos universitarios que viajan a una comunidad remota en Suecia, donde tendrá lugar la celebración del solsticio de verano. En este evento que toma lugar cada 90 años, los protagonistas serán invitados a participar de las perturbadoras actividades festivas que realizan los residentes.
Tal como en Hereditary el director vuelve a introducir cuestiones como la pérdida, la angustia y el trauma. Temas con los que el espectador puede identificarse y debido a la credibilidad de las actuaciones, sentir una profunda empatía e incomodidad. Al igual que en Hereditary, el desempeño del elenco constituye uno de sus puntos más fuertes, a diferencia de lo que puede decirse de la mayoría de las últimas películas del género. El elenco, integrado por Florence Pugh, Jack Reynor y Will Poulter, consigue hacernos partícipes de las emociones de los personajes, transmitiendo intensas sensiones de angustia y desesperación.
Desde el primer vistazo, la historia se vuelve impredecible. Ari Aster hace un trabajo sensacional en crear la atmósfera de suspenso, sugiriéndole al espectador lo que va a ocurrir y confrontándolo con un evento inesperado.
Con una paleta de colores claros, y entornos iluminados (de ahí la premisa “el terror no espera la noche”), la película toma el desafío de ser aterradora a pesar de la calidez de su estética. El director no teme utilizar elementos que podrían representar un obstáculo para el impacto que busca generar, logrando que funcionen a la perfección. Es así como Aster realiza un trabajo exitoso en combinar en una misma escena la belleza y el horror, dando un resultado inquietante y desorientador.
Midsommar no es una película recomendada para un público que busca la experiencia que proporcionan películas como It o El Conjuro, orientadas a un mercado más popular. Por el contrario, en esta cinta encontramos un relato de horror, que busca incomodar al espectador a través temores reales, alejados de lo sobrenatural y orientados hacia el terror psicológico.
A pesar de estar catalogada por muchos como la mejor película de terror del año, Midsommar se inclina más hacia el lado del suspenso. No obstante, consigue generar un malestar mayor al de la media de las películas de terror de los últimos tiempos, constituyendo una cita obligada para quienes busquen una historia bien construida, con un desarrollo sólido y coherente, que no tema en abordar temas tan extraños como incómodos.
Por Matías Durand para Pibxs