por Sandra Di Lucca
La escuela que ha sido siempre un espacio de seguridad y contención para los niños en los últimos años, se ha convertido en el espacio donde se suceden situaciones de violencia sobre algunos niños por sus propios compañeros. Esto es conocido como acoso escolar o bullying.
Puede suceder en escuelas privadas y públicas que un niño o niña sufra maltrato físico y/o psicológico por parte de otros niños. El niño/niña que acosa, disfruta sintiéndose superior al acosado y, este último vivencia actitudes como represión, homofobia, violencia, discriminación, indiferencia y hasta el castigo corporal. No integrar a un niño en los juegos, hostigarlo a que haga lo que el líder define, un empujón que se repite, un apodo que denigra, un insulto cada vez que responde a lo que el maestro pregunta, son hechos que dejan al niño/niña acosado sólo y desprotegido. hay que desactivar estos comportamientos de inmediato.
Según una investigación realizada en el año 2014 en la King’s Collage London los efectos psicológicos negativos que sufren quienes padecen bullying, permanecen en la víctima hasta 40 años después del hecho, lo que confirma el impacto que tiene en el niño o niña. Evitar situaciones de acoso escolar es una responsabilidad conjunta de la comunidad educativa, los padres y los compañeros.
¿Cómo detectarlo?
Hay que considerar que cada niño es único, su comportamiento dependerá de sus características y edad. Sus padres son los que mejor lo conocen y quienes están atentos a los cambios que observen tales como:
Al regresar del colegio, se muestre apagado, triste, sin ganas de hacer cosas, y cuando se le pregunta: cómo estuvo su día?, responde: “no me acuerdo”.
Expresa distintas excusas, muchas muy creíbles, para evitar asistir al colegio y en casos muy extremos puede tener fiebre o sentirse físicamente mal.
Padece alteraciones en el sueño, pesadillas. Miedo a estar solo o de ir a casa de amigos.
¿Qué hacer?
Hablar con su hijo/hija, escucharlo, le permitirá desahogarse, creerle y acompañarlo es muy importante. Que él niño o la niña sepa que nada de lo que él hace, justifica que lo maltraten y que lo que está sucediendo, no es su culpa ni su responsabilidad. Conversado el tema con el niño o la niña, se debe comunicar la situación a las autoridades escolares para que comiencen a trabajar con el grupo ya que son los docentes los responsables de velar, en la escuela, por la seguridad de los niños.
No es recomendable hablar con los padres de quien hostiga al niño o niña ya que muchas veces a la familia, le cuesta ver los aspectos negativos de su hijo.
Otra posibilidad es buscar ayuda psicológica para el niño o niña agredido ya que hay que trabajar en la raíz del problema, reforzar su seguridad y darle herramientas para que pueda defenderse de estas actitudes ya que los agresores siempre eligen una víctima que no puede defenderse, aun los niños.
Dado que estas situaciones podrían dañar la confianza de un niño es recomendable que le sugieran a su hijo que pase tiempo con niños que lo aprecien, respeten y sean una influencia positiva.
¿Lo cambio de colegio?
Esta es una de las primeras preguntas que surgen y debería ser la última opción. Es importante intentarlo todo para solucionar el problema ya que de no lograrlo existe la posibilidad que vuelva a suceder lo mismo en un nuevo colegio. Líderes negativos hay en todas las instituciones y etapas de la vida por eso es importante darle herramientas al niño para que pueda colocarse en otro lugar y defenderse ante este tipo de vivencias.
Los padres deben saber que si las autoridades del colegio no toman en cuenta lo que sucede, es recomendable hacer la denuncia correspondiente y analizar un cambio de colegio.
El acoso escolar es violencia.
(*): Licenciada en Psicología de la Universidad Kennedy. Posgrado en Gestalt de la Asociación Gestáltica de Buenos Aires.