Hicieron público su rechazo al movimiento talibán. Fue mientras los islamistas intentan formar Gobierno.
Decenas de mujeres protestaron hoy en Afganistán para reclamar por su derecho a trabajar bajo el nuevo régimen establecido por el movimiento talibán.
La protesta se desarrolló mientras los islamistas, que prometieron una gestión más flexible que la impuesta durante su anterior Gobierno (1996-2001), intentan formar Gobierno.
El anuncio del gabinete, que podría producirse mañana, tiene lugar pocos días después de la salida del país de las fuerzas de Estados Unidos.
Todas las miradas están centradas en el nuevo gabinete talibán, y si éste será capaz de enderezar una economía devastada y respetar su compromiso de un Gobierno “inclusivo”.
Lo que sí parece claro, según un alto responsable talibán, es que “podría no haber” mujeres a cargo de ministerios o en puestos de responsabilidad.
Durante su período en el poder entre 1996 y 2001, marcado por una aplicación estricta de la ley islámica, las mujeres desaparecieron del espacio público afgano.
Hoy en la localidad de Herat, capital cosmopolita del oeste de Afganistán, medio centenar de mujeres se manifestaron para reivindicar su derecho a trabajar y pedir participación en el nuevo ejecutivo.
“Es nuestro deber tener educación, trabajo y seguridad” corearon al unísono las manifestantes. “No tenemos miedo, estamos unidas”, agregaron.
“Hay conversaciones para formar un Gobierno, pero (los talibanes) no hablan de la participación de mujeres”, dijo una de las organizadoras de la protesta, Basira Taheri, citada por la agencia de noticias AFP.
“Queremos que los talibanes acepten hablar con nosotras”, agregó.
Descontento
Este tipo de manifestación o expresión pública de descontento es algo inédito para los talibanes, que reprimieron sin piedad cualquier oposición durante su anterior Gobierno.
Entre las 122.000 personas afganas y extranjeras que huyeron de Afganistán en las últimas semanas gracias a las evacuaciones organizadas por los occidentales, figuraba la primera mujer periodista afgana que entrevistó a un responsable talibán en directo en la televisión.
Beseshta Arghand, periodista de la cadena privada afgana Tolo News, tuvo que huir a Qatar, temiendo por su vida, cuando los islamistas se hicieron con el poder.
“Quiero decir a la comunidad internacional: por favor, hagan algo por las mujeres afganas”, declaró ayer.
Por otro lado, el nuevo Gobierno afgano tendrá ante sí una inmensa tarea: reconstruir una economía devastada por dos décadas de guerra y dependiente de la ayuda internacional, en gran medida congelada tras la toma del poder por los talibanes.
En las calles de Kabul, ésta es la gran preocupación. “Con la llegada de los talibanes, se puede decir que hay seguridad, pero los negocios están bajo cero”, según Karim Jan, un comerciante de electrónica.
Los talibanes deben encontrar urgentemente fondos para pagar sueldos de funcionarios y mantener en funcionamiento infraestructuras vitales como el agua, la electricidad y las comunicaciones.
Una de sus prioridades será el funcionamiento del aeropuerto de Kabul, esencial para que llegue el apoyo médico y humanitario que necesita el país.
Hoy el ministro de Relaciones Exteriores qatarí, Mohamed bin Abdelrahman al-Thani, afirmó que su Gobierno está negociando con los talibanes para reabrir el aeropuerto de Kabul “cuanto antes”, aunque todavía no se ha logrado “ningún acuerdo” al respecto.