Fue campeón en su primer año como DT. "No hay que confirmarse, hay que ir por más", expresó en una entrevista con LA CAPITAL. Habló de las claves del buen rendimiento del equipo de Otamendi, la competencia con Kimberley y las aspiraciones para el 2018.
Por Juan Miguel Alvarez
Alexis Matteo debutó como jugador en 1997. Fue campeón. Su equipo, Alvarado, venció en la final a Círculo Deportivo. Veinte años después hizo su primera experiencia como director técnico en el propio equipo de Otamendi. Y también fue campeón.
Tras una muy buena campaña en el Federal B, Círculo ganó la Liga Marplatense de Fútbol 2017. Y mucho tuvo que ver su director técnico de 39 años, quien le dio un salto de calidad a un equipo que ya venía en ascenso.
“Piky”, como lo conocen todos, hizo casi toda su carrera en Quilmes. Allí se coronó en 1999 y 2008. A la par inició la carrera de profesor de educación física (profesión que ejerce) y empezó a generar otro vínculo con el fútbol, como entrenador.
Después de dirigir escuelita, predécimas y centrales, y ya retirado como jugador, pasó a ser DT en las divisiones de AFA de Aldosivi. Allí llegó de la mano de Alejandro Giuntini, cuyo nombre llevó el torneo de la LMF 2017 que ganó Círculo. La copa la entregaron la mujer e hijos de Giuntini, entre ellos Luchino, quien fue dirigido en inferiores por Matteo. Las vueltas de la vida.
– Cuando arrancó el año se ponía a Kimberley un escalón por encima de Círculo. Sin embargo, por funcionamiento, ustedes terminaron completando un mejor año en el balance general, más allá que en la final la diferencia fue mínima...
– Coincido. Hablando del Federal B, había tres, cuatro o cinco equipos que tenían mejores presupuestos. Sabíamos que corríamos desde atrás desde muchos aspectos: lugares para entrenar, contrataciones. Se nos fueron dos o tres jugadores y no trajimos reemplazantes. Pero nos hicimos fuertes en el trabajo, tratando de hacerlo lo más profesional posible. Y el funcionamiento fue la clave. Porque se lesionaron futbolistas, tuvimos expulsiones, pero el equipo con distintos nombres siguió jugando de la misma manera. Los chicos entendieron el mensaje.
– ¿Con qué te encontraste cuando llegaste y por qué fueron evolucionando?
– Me encontré con un gran plantel, lo que habla muy bien de Martín Quintas y Damián García, los entrenadores anteriores. Con una calidad de jugadores interesantísima en cuanto a la técnica individual. Después nosotros le pusimos nuestra impronta en cuanto a animarse, buscar un juego asociado de muchos pases. Por ahí el equipo era muy vertical, corredor. Quiero destacar el trabajo que hizo todo el cuerpo técnico de Círculo. El “profe” (Ariel Carli) cumplió una tarea bárbara.
– ¿Antes se dependía un poco más de Enzo Vértiz?
– Sí. Y nosotros no queríamos depender de nadie. Prendíamos que el equipo sea el protagonista. De hecho el “Turbo” en algunos partidos no tuvo el rendimiento habitual y el equipo siguió avanzando.
– Hubo rendimientos individuales altos que permitieron más variantes ofensivas. Con el nivel de Beguiristain, el torneo de Atlante, pasó a ser uno de los mejores delanteros de la categoría…
– Por ahí pasa por los estados anímicos de los jugadores. Es verdad que antes a Matías (Atlante) no le tocaba jugar, pero si el técnico anterior lo veía en este nivel lo hubiese puesto. Todos vimos lo que fue él este último tiempo. Y de Daniel (Beguiristain) nunca dejamos de pensar que era el futbolista que nos podía aportar el juego. Lo que pasa es que a veces trabaja la cabeza. El arrancó jugando la Copa de Balcarce en un nivel superlativo, pero después bajó un poco. Ingresó (Martín) Prado que le da más equilibrio al equipo, no tanta verticalidad. Y después “Dani” se dio cuenta de su potencial de tres cuartos de cancha para adelante y cerró un año increíble.
– Con la llegada de Arrachea y el rendimiento de Portillo, encontraste una zaga central confiable…
– El “Vasco” te da prestigio. Es un jugador de otra categoría. Y lamentablemente Andrés Blanco, que era su compañero de zaga, tuvo la lesión contra Kimberley. Portillo empezó el año con un problema en la espalda. Y también le dio solidez al equipo, con Roselli y alternando también Leguizamón y Quiroga porque no pudimos contar con Ferella. También fue importante el rendimiento de Del Curto, que en el primer partido con Kimberley generó un par de dudas, pero desde ahí en adelante dio una solidez increíble.
– Se conocía la jerarquía de Roselli. Pero la duda era la motivación que podía tener en un Federal B. ¿Fue así?
– Sí. Era una duda que teníamos todos. Después de jugar Copa Libertadores, para venir a disputar un Federal B tenés que estar bien de la cabeza. Lo hablamos mucho. El tenía muchas ganas. Se comprometió y fue el primero en ir a entrenar y el último en irse. Jerarquizó el plantel, lo emparejó para arriba. Porque muchos lo tomaron como un ejemplo.
– Nombramos a los jugadores del Federal. Pero hubo otros que llevaron a Círculo a las instancias decisivas de la LMF. ¿Cortó mucho sobrellevar la doble competencia?
– El sostén y los principales actores de este triunfo y este año fueron los jugadores que se quedaron afuera de las finales. Centurión, Prado, Parra, Ale, Campos, Paredes, Fourcade, Nieto, un montón. Jugaron muy bien en la parte que les tocó en el torneo local. Después uno tiene que tomar decisiones y les tocó quedar afuera.
– ¿Fue difícil esa decisión?
– Para nosotros es muy gratificante que esos chicos que quedaron afuera de un día para el otro hayan ido a la cancha a pegarle una palmada al compañero, o a los entrenamientos de la misma manera sabiendo que el año por ahí se había terminado para algunos. Lo que habla de que se hicieron las cosas bien y hubo mucha comunicación. Si bien la cara larga está permitida, porque todos quieren jugar, no pasó de ahí.
– ¿Después del golpe duro con Racing en el Federal, la mayor motivación fue que el rival de la final de liga sea Kimberley?
– Sí. Igual, si bien el Federal B es más importante, los chicos siempre me demostraron que querían ganar la liga. Me lo hicieron saber constantemente. La eliminación con Racing fue dura porque nosotros hicimos las cosas para pasar al menos una llave más. Eso lo sentimos en los cruces de liga con Nación, donde tuvimos nuestro peor rendimiento. Estábamos haciendo el duelo de la eliminación todavía. Después para la final con Kimberley ya se recargaron las pilas y fue lo mismo que jugar por un ascenso a otra categoría.
– ¿Cómo surgió esa “pica” deportiva con Kimberley?
– Son “picas” que se dan cuando se repiten equipos que están haciendo bien las cosas. Yo me acuerdo en el ’99, cuando jugaba, con Quilmes y Kimberley se armó la misma rivalidad. Porque jugábamos finales los dos equipos. Pero nosotros con Mariano Mignini y Pablo Galitiello, con quien mantengo una amistad, tratamos de bajar el nivel de agresividad. Está bien que haya una rivalidad, pero no otras cosas que sucedieron que no tienen que pasar en un partido de fútbol.
– ¿Qué análisis hiciste de esa final?
– Fue muy pareja. Los dos sabíamos cómo jugaba el rival. Salió una final linda para ver. En estos partidos nadie regala nada. En las dos partes de la ida, que salió 2-2, los dos equipos salieron a no guardarse nada. Cuando estuvimos dos veces abajo en el marcador y lo empatamos, yo sentí que nos iba a ir bien. En nuestra cancha terminamos de ganar la pulseada. Círculo intentó jugar, generó situaciones, arriesgó. Y a Kimberley no le salieron tanto las cosas.
– Después de este gran año tuviste una charla con los dirigentes. ¿Que condiciones pusiste para continuar?
– Los dirigentes de Círculo no son muchos pero tienen un corazón gigante. Dejan todo. Lo veo en el día a día. Para mejorar creo que en cuanto a los espacios para entrenar, tratar de no viajar en auto, lo ideal sería hacer noche cuando jugamos lejos. Pero no más que eso. Porque en Otamendi te hacen sentir cómodo y no nos falta nada. Tenemos material, gente que trabaja a la par nuestra y una buena “cantera”. Obviamente se van a seguir sumando para este año.
– Pareciera que no hay tantos jugadores a mano para potenciar el equipo. ¿Cómo lo pensás hacer?
– Cuando llegué al club, Círculo tenía la Quinta División campeona. Eso hizo que Agustín Orias, Luis Paredes, Silvio Vedda, que terminó siendo casi titular indiscutible, el “Laucha” Campos y otros chicos ’99 se hayan sumado. Todavía no hablamos de altas y bajas. Pero en caso que se queden todos no habría que traer mucho. Por ahí uno por línea. Sí de jerarquía y tratando de mejorar lo que hicimos. Hay en el medio local, no sé si para ser protagonista, pero si para acompañar a un grupo.
– Ahora la vara quedó alta…
– No hay que conformarse, hay que ir por más. No quiero eso. Después de festejar tenemos que dar vuelta la página. Tenemos que por lo menos pasar una instancia más en el Federal y comprometer a los dirigentes para, si llega ese ascenso, ver cómo se las arreglan.
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La semilla que sembró Carapella y “un sueño cumplido” su primer año
Cuando Alexis Matteo era un joven de 20 años, Rodolfo Carapella, reconocido formador en la ciudad, le plantó la semilla para estudiar y ser entrenador. Hoy está agradecido por ese consejo.
Empezó muy chico, junto con sus primeros pasos como profesor de educación física. Pasó por todas las categorías menores de Quilmes. Y tuvo una muy buena experiencia con Aldosivi en AFA. Conoció en el curso de técnico a Sebastián Pena, quien se lo llevó como asistente (también fue Ariel Carli como preparador físico) a San Martín de Tucumán, conformando el cuerpo técnico en el Federal A 2015-16. A fin de 2016 fue el elegido para reemplazar a Damián García en Círculo Deportivo. Y tuvo un año excepcional, con el título en la LMF y una muy buena temporada en el Federal B.
– ¿Esperabas que el título llegue en tu primer año como entrenador?
– La verdad que no. Pretendía tener un equipo que supiera a qué jugaba, que se haga fuerte de local. Pero esto que nos está pasando es un sueño cumplido. Yo conozco muchos futbolistas y entrenadores que jugaron o dirigieron toda su vida y no salieron campeones. A mí me pasó el primer año. Lo mismo que salir primero de la zona en el Federal.
– ¿Cuándo decidiste ser entrenador?
– Cuando me doy cuenta que no puedo jugar más y quiero seguir ligado a este deporte al que le dedico todo el amor del mundo. Yo dirijo desde 1999. Estudiando profesorado de educación física me dieron una categoría de salón, la 1992. Y no paré nunca más. Hice todos los pasos. Escuela de fútbol, salón, predécimas, cancha de once y después llegué a Primera.
– Más allá de hacer cada paso, fue la primera vez frente a un plantel superior como entrenador principal. ¿Te sentiste cómodo en ese rol?
– Los jugadores me hicieron sentir muy cómodo desde el primer día. Me gustó mucho. Me trataron con respeto y nosotros a ellos. Y eso es clave para ganarse la atención del jugador y tratar que el mensaje llegue. Hay que ser lo más honesto posible. A veces tomamos decisiones que no son buenas. Me tocó dejar afuera a Pedro Ale del banco de la final y la noche anterior eso me sacó el sueño.
– ¿Cómo fue la experiencia en San Martín de Tucumán, uno de los clubes más grandes del interior y con otras obligaciones?
– Fue algo único. Iban a la cancha 20, 25 mil personas en días de semana. A Sebastián (Pena) lo expulsaron y dirigí contra Talleres en el estadio Kempes con 50 mil personas en la cancha. Fue algo que no me voy a olvidar jamás. San Martín es un club de Primera División. Desde los dirigentes, utilería, cuerpo médico. Uno cuando está ahí no se quiere ir más.
– ¿Cuáles fueron tus entrenadores referentes?
– Desde muy chico en Alvarado tuve a Rodolfo Carapella. Me marcó bastante. Siempre me decía que estudie y por él arranqué el profesorado de educación física. Me llevó a trabajar en sus escuelitas cuando yo era jugador. Aprendí también desde lo conceptual. Después Mario Benavídez fue uno de los técnicos con el que más cosas vivimos y me marcó mucho. Como Alejandro Giuntini. El “Ruso” (Claudio) Rodríguez que es un amigo, me dirigió y es muy estudioso. La camada nueva de entrenadores apunta a eso: Mariano Charlier, Mariano (Piastrellini) con lo que hizo en Nación, Leonardo D’Urso que no deja cabos sueltos.
– Mencionaste a Alejandro Giuntini. ¿Qué significó ganar el título del torneo que llevó su nombre, con sus hijos y mujer presentes en la premiación?
– Con Alejandro (Giuntini) teníamos una relación bárbara y fue una tristeza lo que le ocurrió. Que el otro día estuviera Luchino, al que dirigí en Aldosivi dos años, las dos hijas y la señora fue muy emocionante para mí. Yo sabía de su paso por Kimberley, pero creo que él en algún lado debe estar contento por el título que gané a través de Círculo.
– ¿Creés que el fútbol marplatense evolucionó en los últimos años?
– Y, le falta… Tienen que tomar mayor protagonismo los jugadores y entrenadores. Me pareció una cosa de locos que se suspendan tantas fechas. Es faltarle el respeto a jugadores que van a entrenar todos los días después del trabajo, ad honorem, sin comer bien, esperando como premio poder jugar. Yo entiendo que las canchas se estropean, pero si no están en condiciones de reparar una cancha en una semana, no pueden estar habilitadas. Sí me gustó el modelo del campeonato porque sale campeón el equipo que hace las cosas mejor durante todo el año. Hay que prestarle más atención al fútbol marplatense, estar en la cancha y escuchar a los protagonistas.
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“Círculo tiene una mística especial”
Alexis Matteo se sintió muy cómodo en Círculo. Otamendi lo recibió como propio. Se ganó el cariño de jugadores e hinchas por sus formas. Con perfil bajo y mucho trabajo, los resultados no tardaron en llegar.
– Como jugador fuiste campeón en Alvarado, donde te formaste, y Quilmes, que tu casa. ¿El título en Círculo Deportivo que significó?
– Primero estoy muy agradecido con los dirigentes que apostaron a esto. Yo tenía “interinatos” con Pablo Corti en Aldosivi y Sebastián Pena en San Martín de Tucumán, pero fue mi primera vez solo al frente de un equipo. Y fue muy gratificante. Lo de Otamendi no lo había vivido en mis anteriores títulos, con respecto a la gente. Fuimos todos a la sede después de salir campeones y había 500, 600 personas. Todo el mundo venía, se sacaba fotos con la copa. O yo no lo viví o en Mar del Plata en el fútbol local esas cosas no pasan acá.
– Del Curto dijo que Círculo no se compara con otro equipo de la LMF…
– No quiere volverse más. El utilero Luis (Avila) o Nicolás Alba siguen estando relacionados con el club porque lo que vivieron o viven es algo muy fuerte. El que jugó en Mar del Plata no está acostumbrado.
– ¿Es por la pasión de la gente hacia el club o el trato que reciben?
– Es un club que tiene una mística especial. Se vive el fútbol de una manera que no pasa en otros lados. Va a la cancha gente que no está íntimamente relacionada con nadie: no es mamá, papá o tío de algún protagonista. Y no hay uno, hay cien. Es el equipo del pueblo, hay que apoyarlo.
– Cómo pasaba antes en los clubes…
– Exactamente. Y capaz que no conocen a los jugador. Porque son hinchas de Círculo, del club. Van al café, a la panadería, donde sea, y hablan del equipo. Por eso me parece que es un club especial.