por Maximiliano Abad
La discusión en torno a los circuitos electorales de General Pueyrredón no es nueva. Hace varios años mediante distintos proyectos se pretende reformar -ya sea parcial o totalmente- una disposición que, desde que fue creada cinco décadas atrás, no fue modificada.
Pero antes de analizar la propuesta que venimos trabajando junto a la Defensoría del Pueblo y otros funcionarios municipales y provinciales, conviene repasar qué es un circuito electoral y a qué se debe su importancia.
Argentina está organizada electoralmente en distritos, secciones y circuitos. Estos últimos representan la división geográfica más pequeña en cuanto a elecciones se refiere: basta una mesa de votación para conformar un circuito.
Ahora bien: ¿cuáles son los criterios que rigen para la conformación de un circuito electoral? ¿Cuáles son los aspectos a considerar? El más importante es también el más evidente: la accesibilidad de los ciudadanos a los centros de votación. En otras palabras, la conformación de los circuitos y la distribución de las mesas en cada uno de ellos, debe privilegiar ante todo la comodidad de todas las personas habilitadas para votar.
Un Estado serio, que exige el voto obligatorio de sus ciudadanos, debe también crear las condiciones para que ellos puedan ejercer sin problemas el derecho más importante en una democracia. Los recorridos y las frecuencias del transporte público, además de las distancias, son puntos a tener en cuenta en este sentido.
Un circuito bien definido también asegura otras dos cuestiones relevantes. Por un lado, un traslado inteligente de toda la maquinaria electoral: urnas, autoridades, seguridad. Por otro -y no menos importante- un freno al clásico acarreo de los domingos de elecciones. Si las distancias para votar son cortas, y hay opciones de transporte público viables, les quitamos margen de maniobra a quienes lucran con el voto y se dedican a transportar personas como si fueran ganado.
Yendo a lo que nos ocupa: ¿qué es lo que pasa en General Pueyrredón? El partido está dividido en 8 circuitos. La Plata, que tiene prácticamente la misma cantidad de electores (en octubre de 2017, 571.993 personas estuvieron habilitadas para votar) está compuesta por 69. Allí ya tenemos un claro indicio de que algo anda mal: miles de personas se ven obligadas a un periplo de horas para ir a votar.
En cada elección los números se repiten: la participación electoral en General Pueyrredón está por debajo del promedio provincial por 5 o 6 puntos. Y los estudios demuestran que la diferencia la explican fundamentalmente las personas mayores. ¿Podemos permitirnos, en pleno siglo XXI, ponerle palos en la rueda a las jubiladas y los jubilados que quieren ser partícipes del acto más sagrado en un sistema democrático?
La modificación propuesta prevé la subdivisión de los 8 circuitos actuales en 32. De esta manera, las mesas estarán más cerca de los domicilios de los electores. Parece cuento pero no lo es: con una nueva distribución electoral, vamos a permitir que miles de ciudadanos de General Pueyrredón puedan ir a votar sin problemas.
¿A quién beneficia este proyecto? A nadie en particular, sino a todos los que antes que cualquier bandera partidaria, creemos en la democracia; a todos los que estamos convencidos que una mayor participación implica ciudadanos más comprometidos y representantes más responsables.
(*): Diputado provincial por Cambiemos.