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Más de 8.000 ‘combatientes” se lanzaron 40.000 litros de vino

Fue durante la Batalla del Vino de Haro, una de las festividades más famosas del mundo.

Más de ocho mil personas se arrojaron más de 40.000 litros de vino este sábado en la Batalla del Vino de Haro, capital de la denominación de origen La Rioja (España), una de las más prestigiosas del mundo.

Los ‘combatientes’ se reunieron temprano en el entorno de la ermita de San Felices del municipio para participar en tan singular ‘contienda’ de todos contra todos, pese a amenazar lluvia.

El vino fue lanzado con todo tipo de ‘armas’, desde pistolas de agua y aparatos de sulfatar hasta cubos y otros recipientes, en un evento declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2011, con asistencia de españoles de cualquier parte del país y también algunos extranjeros.

Unos amigos procedentes de Barcelona pensaron que celebrar una despedida de soltero en la Batalla del Vino era “la mejor opción posible”, ya que “esta fiesta es la mejor en estas fechas”, apenas comenzado el verano en España, según explicó a EFE Adrián, uno de ellos.



Para los visitantes y los propios habitantes de Haro, la batalla “es el mejor día del año”, y la mejor forma de disfrutar la fiesta es “es hacerlo entre amigos, con la familia y con un gran almuerzo”, cuenta Alberto.

Pero siempre cumpliendo las tradiciones que señalan que está prohibido rociarse de vino hasta que no termine la santa misa en la ermita de San Felices.

A pesar de ello, muchos jóvenes se saltan la costumbre cada año y muchas camisetas ya habían adquirido el color tinto del caldo minutos antes de acabar la eucaristía de la mañana.

Tradición famosa conocida fuera de España

Procedente de Suiza, Laila comenta que le “encanta España y quería visitar La Rioja”; el matrimonio Richer llegó desde Estados Unidos para “visitar España y ver esta tradición tan famosa”.

Otros, como algunos jóvenes norteamericanos, van primera a Haro para conocer la localidad y la Batalla del Vino y luego se desplazan a Pamplona, capital de Navarra, para vivir los sanfermines, festejos de fama mundial que comienzan el 6 de julio.



Al celebrarse en sábado, la afluencia de público se dispara, “complica las cosas, se nos escapa un poco todo de las manos”, según considera Álvaro.

Pese a la multitud, no hubo que lamentar incidentes graves tras una coordinación de seguridad que contó con la colaboración de la policía francesa.

Todo para continuar con una tradición de origen incierto. Está claro que, desde hace siglos, se celebra una romería a la ermita de San Felices, aunque se cree que el tirarse vino unas cuadrillas a otras no ocurrió hasta finales del siglo XIX, cuando en los almuerzos de esa fiesta están datados los primeros “bautizos de vino”.

EFE.

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