Por José Narosky
Sonó la campana indicando el recreo. Las niñas organizaron los clásicos juegos infantiles. Invitada nuestra protagonista, que era la mejor alumna, no deseaba participar.
Permaneció sentada solita, tarareando canciones de la época, con voz dulce y susurrante. 20 años más tarde, sería una singular compositora, una personal cancionista, una escritora reconocida, una poetisa renombrada y una talentosa guionista de cine y de TV. Su nombre: María Elena Walsh, que un 10 de enero de 2011 víctima de un cáncer óseo, fallecía teniendo 80 años. Su diversificada labor, se destacó por la creación de pegadizas canciones para los niños. Millones de chicos han gozado, gozan aún y seguirán gozando, al irse a dormir, acunados por las canciones y los versos de María Elena Walsh.
Un periodista –en una entrevista- le preguntaba:-“Cómo querría Ud. que la recordaran cuando pasen los años?”. Y ella respondió con auténtica modestia -“Simplemente como alguien que necesitó brindar alegría a los demás, y en especial a los niños, cuyos dolores, poseen todas las características y hondura del dolor de los adultos”.
En enero de 1961 se inauguraba el primer festival de arte para chicos, en la ventosa ciudad de Necochea, con la importante participación de María Elena Walsh. En marzo ya lo haría en Buenos Aires, en el teatro San Martín, que se había inaugurado en esa época.
En aquel tiempo, los festivales infantiles eran una sarta de tonterías, como si niño fuese sinónimo… de tonto. Nuestra protagonista de hoy, modificó eso para siempre. Porque supo entender la inteligencia de los chicos y su verdadero grado de percepción.
Unos años antes, con 22 años, había viajado a París. Allí formó un dúo que denominaron “Leda y María”.
Leda era una gran investigadora y recopiladora del folklore argentino. Se llamaba Leda Valladares y además de cantora y compositor,a era 11 años mayor que María Elena.
En París, grabaron discos con tal éxito, que nada menos que Edith Piaf, la extraordinaria cantante francesa, las invitó a actuar en su espectáculo en el famoso teatro Olimpia de París.
Pero ambas extrañaban su Buenos Aires y decidieron regresar.
María Elena Walsh grabó en total 20 discos y publicó casi 50 libros.
Hoy se la denominaría también cantautora y en ese rol fue quizá la más importante del siglo XX.
Fue elogiada y protegida por el Premio Nobel de Literatura, el español Juan Ramón Jiménez, el autor de “Platero y Yo”.
María Elena Walsh fue una artífice de sueños infantiles que no dejó de lado el compromiso político. Sus temas para adultos, aun sin tener partidismo, tenían una fuerte carga ideológica, contra la corrupción, la mentira, la falsedad. Con ello sumó una alta carga de valentía a su talento natural.
Entre sus libros para niños se destacan “Manuelita la Tortuga”, que hoy tiene una estatua en Pehuajó, en la Provincia de Buenos Aires y que fue llevado al cine por Manuel García Ferré. Declarada ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, también le otorgaron el Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores. Alguna vez confesó que su mayor emoción, fue haber oído nada menos que en el teatro Colón sus “Fábulas Urbanas” con música de Pompeyo Camps.
María Elena Walsh tuvo el mérito de mezclar lo profundo con lo simple, constituyéndose en la gran maestra de la música infantil argentina, entre otros grandes méritos.
Y ya el aforismo final como homenaje a esta gran artista desaparecida hace poco tiempo “Crear belleza, es vencer a la muerte”