Por Juan Manuel Cheppi
Es indiscutible que Mar del Plata es la principal ciudad turística de la Argentina. Si bien el crecimiento estructural y demográfico que ha tenido en las últimas décadas exige poner el foco en lograr un desarrollo productivo e industrial mucho mayor en una diversidad de sectores para acompañar ese crecimiento, el turismo continúa siendo uno de los grandes motorizadores de la economía local.
Los números hablan por sí solos: Según los últimos datos oficiales del INDEC, correspondientes al año 2014, Mar del Plata encabeza la lista de ciudades argentinas en cuanto a recepción de turistas, con un total promedio de 3.6 millones. En paralelo, según estadísticas del municipio, en la última temporada de verano arribaron a la ciudad cerca de 4.3 millones de turistas, cifra que se tradujo en un ingreso de 9.860 millones de pesos.
Sin embargo, el dato resulta un poco menos alentador si se observa el descenso con respecto a iguales períodos de años anteriores. La ocupación hotelera en 2016, tomándola como ejemplo por ser uno de los indicadores centrales de la actividad turística, sufrió una baja del 20% en comparación con 2015.
Lo mismo ocurre con las estadísticas sobre el movimiento de pasajeros en el aeropuerto de la ciudad. Según los datos oficiales que exhibe el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos, en el primero año de medición -2001- el aeropuerto marplatense contabilizó un total de casi 300 mil pasajeros, mientras que en último año -2015- la cifra se reduce a 200 mil.
Después de una temporada desalentadora y de cara a una nueva que no se aguarda con las mejores expectativas y que mantiene en vilo a todos los sectores de la industria del turismo local, es preocupante que el gobierno municipal no esté llevando adelante ninguna gestión orientada a incentivar y promover la actividad.
Una pata fundamental
En una ciudad en la que el turismo es una pata fundamental, no sólo de nuestra identidad y nuestro orgullo como ciudad, sino también de la economía y la producción; resulta abrumadora la falta de una política seria para fortalecer sus tres ejes clave: la conectividad, el desarrollo del sector y la promoción de Mar del Plata en otras ciudades del país y del mundo.
La falta de planificación en esa materia ha llevado a una pérdida de competitividad frente a otros destinos nacionales e internacionales, del mismo modo que la falta de visión sobre la importancia de potenciar segmentos fundamentales como el turismo de reuniones. En paralelo, la gestión municipal ha dejado de involucrarse en los procesos de decisión a nivel nacional y provincial en lo referido a la conectividad aérea y terrestre y se han descuidado las vías históricas de acceso a la ciudad: La ruta 2 carece de mantenimiento y no solamente hoy el tren no llega a Mar del Plata sino que la proyección para su retorno es con una calidad y frecuencias vergonzosas.
Frente a la decisión del gobierno nacional sobre la anulación de los feriados puente, una herramienta clave de intervención en la demanda para romper con la alta estacionalidad en la que hoy seguimos atrapados como destino turístico, el gobierno municipal ha mantenido un silencio abrumador.
Del mismo modo, hace pocos días la Administración Nacional de Aviación Civil realizó un llamado a una Audiencia Pública que tendrá lugar el próximo 27 de diciembre, donde distintas empresas que prestan servicios de vuelos se presentarán a licitación solicitando poder explotar nuevas frecuencias y rutas. Cuatro de las cinco empresas pedirán entonces incorporar a su oferta vuelos desde y hacia nuestra ciudad. Se trata de un asunto complejo y delicado que requiere de mucho estudio y análisis para determinar sus ventajas y desventajas en un plano real y material, y sin embargo una vez más, la gestión local muestra silencio e inacción.
En escenarios económicos y sociopolíticos de una dificultad tal como la que hoy está atravesando nuestro país, el turismo es uno de los primeros sectores en resentirse. Es por eso que es indispensable que el gobierno municipal de una ciudad como la nuestra tome las decisiones políticas y de gestión necesarias para potenciar al máximo las oportunidades existentes y crear las condiciones para generar otras nuevas.
Las mismas demandas
Como marplatenses debemos seguir insistiendo en las mismas demandas que los sectores de la industria turística vienen realizando desde hace años a las gestiones municipales. El desarrollo real sólo se logra con la puesta en marcha de un plan de ciudad integral que diagnostique las falencias y proponga los caminos estratégicos para el crecimiento. No se logrará jamás si avanzamos en proyectos que llevan el funcionamiento de los trenes de pasajeros a un mínimo, que desoyen las demandas de los gremios, que ahogan al comerciante, que impulsan medidas que hacen caer en picada el poder adquisitvo de los trabajadores, que eliminan los incentivos a la producción y la industria, que no miran el flujo de la economía como una dinámica que sólo funciona para todos si se inyecta desde abajo hacia arriba.
No podemos seguir viendo pasar las oportunidades y perdiendo nuestras fortalezas. Si sabemos hacia dónde queremos ir y entendemos cuáles son los caminos que hay que tomar, con planificación y gestión podemos construir la ciudad que nos merecemos.