por Juan Manuel Cheppi
La reunión que mantuvimos desde la Comisión de Intereses Marítimos, Portuarios y Pesca de la Legislatura Bonaerense con el Subsecretario de Actividades Portuarias de la Provincia, Héctor Lobbosco, nos deja un marco de análisis muy importante para pensar la situación del puerto de Mar del Plata y trabajar en dar respuesta a las demandas del sector.
La necesidad de refundar la ciudad desde el Puerto ha sido a través de los años una de las principales premisas de nuestro espacio político. Entendemos que la planificación desde el Estado de una serie de obras de infraestructura que potencien la capacidad productiva portuaria es el camino más acertado para volver a hacer de Mar del Plata una ciudad pujante y sostenible con un peso específico para la región, que en vez de expulsar, contenga y brinde oportunidades a todos sus habitantes.
Por eso vemos con buenos ojos, acompañamos y nos ponemos a disposición del Gobierno provincial en la propuesta y proyección de obras para el dragado -que a futuro debería resolverse de un modo más permanente y a largo plazo-, la construcción de espigones, la diversificación a través de la ampliación de la terminal de contenedores, los astilleros y la demolición de los silos. Estas son las principales obras planteadas por la Subsecretaría y representan una inversión de más de 70 millones de dólares para la ciudad.
Pero entendemos, también, que el desarrollo infraestructural de un sector productivo e industrial como es el puerto, tiene que estar acompañado de políticas macroeconómicas que, a partir de un diagnóstico certero, favorezcan la rentabilidad de la producción y la potenciación del mercado interno.
Hoy el puerto marplatense, pesquero por excelencia y centro y origen de la actividad económica local, está parado. La salida de barcos se detiene porque la competitividad de la actividad ha caído. La inflación neutralizó los beneficios que el sector había obtenido de la devaluación y la quita de retenciones, el combustible aumentó exponencialmente y los principales productos que trabajaba la ciudad están siendo reemplazados en los mercados tradicionales por otros similares que vienen de afuera a un costo mucho menor.
Por eso, repensar al puerto desde una propuesta seria de industrialización para el desarrollo local implica trascender los proyectos a corto plazo que solamente actúan como parche para las demandas urgentes, y establecer una estrategia fundamentalmente a mediano y largo plazo para atacar las raíces de las crisis permanentes de las que el sector parece nunca poder salir.
Esto se puede lograr con la aplicación de una política macroeconómica heterodoxa, pero los aciertos y la buena voluntad nunca van a llegar a los resultados necesarios si el proyecto que impera es el de una lógica neoliberal que destruye el mercado interno, ajusta y genera desempleo. Las obras son necesarias, pero sin un modelo de desarrollo que acompañe, no hay reactivación posible.
Necesitamos que los proyectos permanezcan abiertos para seguir trabajando en la modernización de la actividad más allá de las obras ya planteadas. Y es indispensable que miremos profundamente las causas que llevan a la falta de competitividad de la actividad, trabajar mancomunadamente desde el sector público y privado para diversificar la producción y crear nuevos nichos, impulsar las obras que logren que Mar del Plata sea el puerto desde el cual se exporten los productos hechos en la región, que en muchos casos hoy salen desde Buenos Aires; hacer hincapié dentro de la cadena productiva para el agregado de valor, fortalecer nuevamente el mercado interno y generar incentivos desde la política económica.