En este espacio, LA CAPITAL publica los tesoros fotográficos de su archivo.
Laura Ana “Tita” Merello, en Mar del Plata, el 26 de febrero de 1983.
“Ella ni se dio cuenta que la lente fotográfica inquieta estaba siguiendo sus desplazamientos. Con original gorrito en su cabeza, anteojos ahumados, pantaloncito short. Tita Merello estaba poco menos que irreconocible. Iba caminando por las inmediaciones de Santiago del Estero y San Martín y, de pronto, al observar a un hambriento perrito vagabundo, detuvo su tranquilo paseo. La legendaria y brillante actriz nacional no se quedó con eso: entró a un restaurante cercano, pidió unos trozos de carne (quienes la atendieron, al identificarla, no se lo cobraron) y un tachito con agua y se los acercó al negrito can en plena vía pública. Esta actitud de Tita fue de lo más natural en ella. El episodio refleja su sensibilidad, una vez más. ¿Habrá pensado en Corbata, el perro que se le murió? Vaya uno a saberlo. Lo cierto es que Tita es así, humana, sensible, natural, espontánea. Apenas varios curiosos la reconocieron, se agolparon cerca de ella a observar sus movimientos y, de alguna manera, a testimoniarle su admiración. Tita es… Tita…”, describió LA CAPITAL aquella escena.