Por Raúl Daniel Ciappina*
El camino de la sostenibilidad
La sostenibilidad entendida en sentido amplio (social, económica, política, ambiental, energética, etc.) y la existencia de un marco normativo de alcance federal como condición necesaria, abre un abanico de posibilidades a proyectos de pequeña y mediana escala.
La importancia estratégica de planificar en términos de sostenibilidad permite gestionar el futuro con eje en la innovación y en el desarrollo económico local.
A la gestión local le toca aceptar el desafío. Ello implica un nuevo paradigma en la matriz de desarrollo local. El impacto mediato permitirá una mejora sostenida en la gestión de residuos, la posibilidad de subproductos de valor comercial para el agro y otras industrias, la reconversión energética, la generación de “empleo verde”, mejora de la calidad de vida,introducir prácticas de economía circular, el cuidado activo del ambiente, implementar la dimensión ambiental en las prácticas educativas, desarrollo de nuevos mercados de negocios, minimizar impacto ambiental, la potencialidad de convertirse en un polo regional de tratamiento de residuos urbanos, modos alternativos de movilidad sostenible, descarbonización hacia la carbono neutralidad,promoción de la energía renovable, aumentar la caminabilidad de la ciudad,contribuir al ODS 7,estándares de eficiencia energética,entre otros beneficios.
La sostenibilidad es un camino a recorrer que todas las comunidades organizadas deberían comenzar a transitar.
El futuro impone la generación de áreas metropolitanas extendidas territorialmente con políticas públicas sustentadas en Programas de intervención compartidos por gobiernos locales, orientados a diseñar e implementar soluciones globales de las ciudades. Para ello se requiere la alianza entre lo público y lo privado, las ONGs, academia y sociedad civil.
Es responsabilidad de los gobiernos locales gestionar en ese sentido.
La energía como bien social es un concepto innovador en las políticas públicas.
En el recorrido de la sostenibilidad la energía ocupa un lugar central. No gestionarla es toda una definición que denota,en el mejor de los casos, un desconocimiento de su valor estratégico en el desarrollo de la actividad humana.
Nuestra ciudad abarca una superficie de 79,48 km² (sobre un total del partido Gral. Pueyrredon de 1460 km²),cuenta con 47 km de costa atlántica, clima templado con influencia oceánica, una población de 665357 habitantes (2023) que se duplica (al menos) en temporada. La ciudad cuenta con un puerto comercial y deportivo, una intensa actividad pesquera,astillero,talleres navales,un cordón frutihortícola importante, parque industrial en crecimiento, un aeropuerto con frecuencias nacionales e internacionales, estación multimodal de transporte terrestre, múltiples vías de acceso vial. Cuatro universidades, pampa húmeda, Sierras, industrias comerciales y de servicios. Primer destino turístico nacional con proyección internacional.
Según datos de la empresa de distribución, el consumo de energía eléctrica per cápita en 2021 alcanzó 1066 kWh/ persona/año, distribuido en 351.766 cuentas. Tomando ese valor histórico para la cantidad actual de habitantes, el consumo anual es de 709.270.562 kWh(709,27 GWh) y en temporada estival del orden de los 1400 GWh.
Con todo ello, MDP es el jugador ausente en la transición energética.
La transición energética consiste en cambiar de un sistema energético soportado en los combustibles fósiles a uno de bajas emisiones o sin emisiones de carbono, basado en las fuentes renovables.
En julio de 2022 el HCD adhirió a la ley provincial que a su vez se plegó a la Ley Nacional Nº27.424 del Régimen de Fomento a la Generación Distribuida de Energía Renovable Integrada a la Red de Energía Eléctrica. Tanto en PBA como en MDP no pasó de ser un acto administrativo para cumplir con la burocracia bien vista.
Es un hecho que la MGP no gestiona la energía. Tampoco figura entre sus prácticas normales.
Excepciones honrosas de algunas acciones inconexas no alcanzan a generar un volumen consistente con una política deliberada y sostenida.
No existe un cuerpo normativo vigente que ordene el sector y brinde orientación en las acciones. Ningún emprendimiento contempla (ni se le exige) la gestión de energía.
Ciertamente no están dadas las condiciones necesarias y suficientes para la aparición de una industria renovable y su correlato formativo profesional con el consiguiente auge de empleo verde calificado y crecimiento de la actividad económica. Como se mencionara: no existe marco normativo local.
El esfuerzo privado requiere de un estado ágil y generador de oportunidades y no de financiamiento,el cual se debe buscar en la banca y organismos de crédito idóneos.
Transitar la Transición Energética requiere definiciones del gobierno federal. En más o en menos, aún con rumbo incierto, existe un esbozo de lineamientos (pretenciosamente denominado Plan) con diferentes escenarios. Tardío y cuestionable, sí. Pero es el que hay. Aún así, no es condición suficiente.
La sociedad debe alinearse con la TE. El cambio climático es multicausal. Entre ellas,y quizás la de mayor incidencia, la antropogénica.
Acompañar esas políticas centrales requiere adecuaciones en territorio a través de legislación y programas. Los vectores de la TE deben trabajarse y alinearse en territorio y en función de recursos regionales disponibles y la realidad geográfica.
Programa de Eficiencia Energética Municipal
Un programa de eficiencia energética busca lograr ahorros de energía sostenibles y adicionales, obtenidos como consecuencia de su implementación.
Los gobiernos locales son responsables de la elevada demanda de energía en edificios públicos,infraestructura urbana y de transporte y servicios públicos, ya que prestan servicios públicos municipales.A gobiernos y poblaciones locales les importa que los servicios financiados públicamente resulten de la mejor manera posible en términos de costo y eficiencia.
El documento central del programa es el Documento Estratégico Base (DEB) integrado por una perspectiva, plan estratégico, hoja de ruta y plan de acción.
Un Programa sólido y operativo de eficiencia energética (EE) para el sector público municipal. Escalable, flexible, con indicadores claros, medibles y contrastables. Con instancias de revisión y adecuación. Con objetivos desagregados, metas y plazos.
Centrado en las funciones del municipio como consumidor y en cómo puede servir de ejemplo y mejorar la EE en sus propias actividades.
*ingeniero. Integrante IAE Gral. Mosconi