Mundos virtuales, desarrollados por marplatenses, para distintos soportes como celulares, consolas y computadoras. El potencial de los videojuegos, un sector que crece en el mundo y Mar del Plata no quiere quedar fuera de juego.
Muchos jóvenes marplatenses pueden cumplir con el “sueño del pibe” de vivir de los que les gusta, como diseñar videojuegos para distintos formatos y que en la mayoría de los casos se venden al exterior. “Dedicación, educación e inglés”, son los pilares principales en los que se basan para seguir creciendo e intentar motivar a las nuevas generaciones que se acercan a formar parte de la comunidad.
Así, tierra fértil para los emprendedores especialmente en el campo digital, Mar del Plata va ganando terreno en el mundo del desarrollo de los videojuegos, tanto a nivel nacional como internacional. Además de grandes jugadores del sector, como la multinacional Globant, también existen compañías fundadas por marplatenses que exportan el talento para los juegos en las pantallas y consolas.
En la actualidad, en el sector se desempeñan unos “cien profesionales” de distinta áreas, ya que más allá de los programadores forman parte de esos equipos músicos, diseñadores, y especialistas en video y marketing, entre otros.
Para potenciar el sector, la “comunidad de desarrolladores de videojuegos de Mar del Plata (GameDevMDQ)” se nuclea a través de redes sociales para “compartir experiencias y poder seguir creciendo”, explicó Mariano Mariscal, coordinador de esos encuentros –ahora virtuales- junto a Juan Sebastián Muguruza y Giuliano Decesares.
“La idea es compartir experiencias y poder pedir ayuda. Es un espacio para consultas”, describió a la acción que se desarrolla “netamente a pulmón”.
En cuanto a la motivación para las nuevas generaciones, el técnico superior en Sistemas Informáticos resaltó la necesidad de “estudiar, porque programar no es solo dibujar cositas en la pantalla, y tener conocimientos de inglés, algo fundamental en el mundo de los videojuegos”.
Diversidad
Si bien Mariscal se encarga de desarrollar videojuegos para la multinacional Globant, aclaró que “también se puede trabajar por tu cuenta, desarrollando un proyecto con ideas propias o las que te baja el cliente”, mientras que el tiempo que lleva el mismo depende de la envergadura del juego en cuestión aunque el plazo mínimo es de “entre 4 y 5 meses”, a cargo de un equipo formado por un mínimo de 10 profesionales.
Aunque no pudo especificar la facturación de ese sector, Mariscal contó que “en la mayoría de los casos se trabajar para el exterior”, con el consecuente pago en dólares.
La comunidad se nuclea en Instagram (www.instagram.com/gamedevmdq/), Facebook (www.facebook.com/groups/gamedevmdqok/) y el chat de la comunidad Discord (rebrand.ly/GameDevMDQDiscord).
Experiencias
“Big Foot” es una compañía marplatense que desarrolla videojuegos para el exterior a través de un equipo integrado por 21 personas comandado por los socios Joao Batista (30 años) y Gastón Claret, sumando más tarde a Germán Sánchez.
Batista y Claret se conocieron en Tandil, cuando estudiaban Ingeniería en Sistemas, y ya sabían que se querían dedicar a su vocación: crear videojuegos. Así que cuando les llegó el turno de sus primeras vacaciones -mientras trabajaban en Make Sense- en vez de irse de viaje optaron “por encerrarnos dos semanas a desarrollar un videojuego. Lo logramos y renunciamos, sin tener ahorros ni nada, y así nació `Big Foot` (www.bigfootgaming.net)”, contó Joao a LA CAPITAL.
Corría 2014 y lanzaron su primer juego “free lance” y comenzaron a darle forma a la empresa que trabaja especialmente para mercados externos, incluso hoy son socios de la estadounidense Kongregate, con quienes desarrollaron juegos como “Pocket Politics 2”, “Idle Payday”, “Idle Frontier”, “Pocket Politics”. En tanto, parte de su propia cosecha está integrada por “Fist of Furry” y “Whack Wars”.
Futuro
La forma de trabajar implica la tercerización o el desarrollo completo del entretenimiento. “Puede venir un cliente, darnos una idea y nosotros la desarrollamos como ellos quieren o partimos de cero nosotros y nos ocupamos de todo”, describió Batista, cuyo número de calzado inspiró el nombre de la empresa.
“Calzo 45 -se rió el joven-, entonces Germán, que es diseñador, creó el logo inspirado en Pie Grande, todo barbudo, pero pensando que se despierta y hace negocios en este mundo. Digamos que somos agresivos pero inteligentes”.
Cada desarrollo lleva su tiempo, de acuerdo “al juego en sí. Hay algunos chicos, que se pueden hacer en una semana, o hay otros que llevan años y trabajando con varios equipos en simultáneo”.
Otra arista del negocio es “el mantenimiento” del juego, que es presentado por una firma extranjera y “nosotros lo mejoramos, lo hacemos crecer en todos los sentidos”, señaló el joven, ex alumno del Instituto Peralta Ramos.
Actualmente, y más allá del aislamiento obligatorio decretado a causa de la pandemia de Covid-19, la firma trabaja a distancia como ya venían haciendo y ni siquiera poseen una oficina física. Además, dos de los socios “quedaron varados en España”, contó Joao.
Crecimiento
Ahora están enfocados “en dos proyectos. Un producto propio y otro para Kongregate”, alimentando la gran comunidad de “desarrolladores que hay en la ciudad. Crece y tiene mucho potencial y va a explotar, porque hay mucho talento”, adelantó el joven programador que de chico “soñaba con hacer lo que hago. Vocación 100 por 100”.
Otro caso es el de “Evil Guinea Pig”, un estudio independiente integrado por profesionales de distintas áreas que, en su tiempo libre, se dedican a “un proyecto que calculamos estará saliendo al mercado a fines de 2021 aunque habrá una versión de prueba a fin de este año”, adelantó el diseñador de videojuegos, Juan Sebastián Muguruza (29 años), que trabaja en “Big Time”.
En el proyecto en gestación, los profesionales se enfocan en “trabajar con los juegos que nos gustaban a nosotros en los noventa pero utilizando las herramientas digitales actuales. Pero la base es el respeto a esa filosofía, que ahora cambió porque cambió el mercado”.
Con un presupuesto acotado en marketing, puerta de entrada para el lanzamiento del desarrollo en el mercado internacional, van mostrado el juego en una especie de “work in progress” a través de las plataformas digitales y las redes sociales.
“Y la comunidad nos va dando su opinión, en un trabajo muy participativo y colaborativo. Así se van mejorando las versiones”, detalló Muguruza.
Así, los generadores de videojuegos en Mar del Plata se multiplican, se capacitan y esperan poder poblar pantallas y consolas del mundo para no quedar “game over”.