Omar Valdez, director ejecutivo de la Fundación Themis, disertó en la ciudad y explicó las herramientas que ofrece la Organización Mundial de Turismo.
Omar Valdez es marplatense y hace 17 años vive en Andorra. La semana pasada regresó a la ciudad invitado por el diputado Rodolfo Manino Iriart para participar de la jornada “Turismo como factor de desarrollo”, organizada por Punto de Encuentro Pensar Mar del Plata en el Hermitage Hotel.
En ese marco, el director ejecutivo de la Fundación Themis, responsable de implementar programas de trabajo en materia de educación y formación de la Organización Mundial de Turismo (OMT), disertó sobre las herramientas disponibles para países y destinos turísticos. Y se hizo un espacio en la agenda para dialogar con LA CAPITAL.
– Por qué es tan importante la formación y la educación en turismo?
– Los factores que determinan la competitividad turística son muchos, desde la infraestructura, el tipo de cambio, los atractivos turísticos, el paisaje, la geografía, pero en cuanto a qué aspectos podemos influenciar rápidamente, la educación es uno de ellos. La Organización Mundial del Turismo, como agencia de Naciones Unidas especializada en turismo, tiene la educación como uno de los ámbitos en el cual influir más rápidamente en la competitividad turística de una nación o un destino turístico. La OMT o incluso muchos gobiernos y los ministerios de Turismo no tienen posibilidades de influir en el tipo cambiario para, por ejemplo, volverse más competitivo con respecto al país vecino. Ese lado es más difícil. El lado de la educación y la formación, que es lo que en definitiva puede cambiar la experiencia del turista, sí es algo más fácilmente modificable desde las acciones que se puedan hacer desde un organismo internacional.
– ¿Cuáles son los instrumentos y planes que ofrece la OMT a los países o destinos interesados?
– Nuestro producto principal consiste en hacer capacitaciones a pedido de los países miembros de la OMT. Organizamos cursos, seminarios y talleres sobre diferentes temáticas relacionadas con la gestión turística, que van desde política turística, estrategia, planificación; todas las áreas del marketing, desde la creación del producto, la promoción, el marketing electrónico, la planificación de la marca, hasta nichos más específicos como podrían ser “turismo de aventura” o “turismo urbano”. Todo este capital de conocimiento se transforma en actividades de educación y formación que damos directamente a funcionarios públicos de turismo y también a representantes del sector privado y de la sociedad civil, como podrían ser las asociaciones, sindicatos y la academia, sobre todo.
– ¿Puede dar un ejemplo?
– Un caso es el de Argentina. Desde 2005, cada año llevamos a cabo un curso teórico práctico de cinco días muy intensivo, de ocho horas diarias. Cada año se hace en una provincia diferente. El Ministerio de Turismo de Argentina, durante el gobierno anterior, fue el que empezó, y ahora se le está dando continuidad. Invita a 20 participantes nacionales, representantes de las diferentes provincias, altos cargos del tema en cuestión y 20 representantes internacionales que vienen de diferentes partes del mundo a formarse en Argentina. El primero que hicimos en la Argentina fue en Capital Federal en 2005 y el segundo fue en Mar del Plata, en este mismo hotel, en 2006. Este año toca en Corrientes.
– ¿En la jornada que se hizo en Mar del Plata, sobre qué le consultaron los operadores locales?
– Por ejemplo, sobre nuestra otra área de trabajo, que es la certificación de calidad. Tenemos dos sistemas: uno para entidades de gestión de destinos turísticos, en el cual certificamos la buena gobernanza que tienen sobre los destinos, y otro para universidades y centros de formación turística. Es el programa TedQual de la Organización Mundial del Turismo, en el cual hay un proceso de auditoría y las instituciones educativas que lo pasan obtienen la certificación de calidad de la OMT.
– ¿Cuál es el objetivo?
– Lo que busca el sistema de calidad es asegurar que el recurso humano que está formando la academia o el centro de formación es lo que está necesitando el mercado en cuanto a empleabilidad; asegurar que en un alto grado puedan insertarse en trabajos adecuados para la formación que han tenido. En este sentido, no sólo hacemos la certificación, sino que también promovemos criterios de calidad relacionados principalmente con la empleabilidad de los estudiantes.
– Hace 17 años que vive en Andorra. Como especialista en turismo, ¿qué evaluación puede hacer del desarrollo de Mar del Plata como destino en esos años?
– Siempre el turismo se beneficia o se perjudica de la coyuntura. En los años donde se hacía más difícil viajar afuera, Mar del Plata se benefició de un cierto renacimiento del turismo doméstico, del turismo nacional, que ha empezado a venir más, y esto ha ido fluctuando a través de los últimos años. Mar del Plata desde hace muchos años es un destino maduro. No es un destino en pleno crecimiento ni un destino que está empezando, pero tampoco es un destino en declinación.
– ¿Y eso qué implica?
– En turismo, cuando un destino está maduro tiene dos vías: la declinación o el despegue. No se puede mantener mucho en la etapa plana. Con lo cual, creo que Mar del Plata se tiene que poner a repensar y ver cómo se quiere posicionar en el futuro; trabajar a mediano plazo asegurando una continuidad de los planes estratégicos que puedan relanzar la ciudad innovando. La única forma de conseguir resultados mejores es hacer algo diferente. Haciendo lo mismo seguramente no se vaya a conseguir nada nuevo.