Por Claudio Avruj (*)
Desde que asumimos la gestión, planteamos que la verdad es el único camino para enfrentar nuestros problemas, para saldar las deudas con el pasado y así poder alumbrar un futuro de paz y desarrollo.
Frente a una lógica maniquea que busca enemigos en quien piensa distinto, impulsamos un nuevo paradigma que apuesta a revalorizar el diálogo y el encuentro, para lograr la unión de todos los argentinos en el marco de un profundo respeto a los derechos humanos.
Por eso no podíamos permanecer indolentes ante un derecho humano que, por más de tres décadas, venía siendo sistemáticamente vulnerado. Se trata del derecho de las familias de nuestros héroes caídos en Malvinas a conocer el destino final de sus seres queridos.
Una deuda inadmisible en una causa que nos une. El orgullo de los argentinos por Malvinas atraviesa todos los estratos sociales y todos los lugares del país, es un sentimiento auténtico que anida en nuestros corazones.
Con el Plan Proyecto Humanitario Malvinas comenzamos a cerrar un largo ciclo de dolor, de silencio e indiferencia. Gracias al diálogo abierto, franco y sincero con el gobierno del Reino Unido, pudimos arribar a un entendimiento en el marco del derecho internacional humanitario que nos permitió encomendar a la Cruz Roja Internacional la tarea de identificación de las tumbas en el cementerio de Darwin.
El Plan marcó un hito sin precedentes a nivel mundial que fue reconocido recientemente como un ejemplo de la diplomacia al servicio de los objetivos humanitarios, en una ceremonia celebrada en la ciudad de Ginebra.
Nos llena de orgullo haber sido capaces de brindar una lección al mundo acerca de cómo es posible dotar de sentimiento a la política, y de esa manera ofrecerle resultados positivos a la sociedad.
Estamos emprendiendo un nuevo vuelo a las Islas junto a las familias de los soldados identificados en una segunda etapa del Plan, en la que alcanzamos las 110 localizaciones positivas de tumbas que ya no portarán la leyenda “Soldado Argentino sólo conocido por Dios”.
Todavía están frescos en nuestra memoria los recuerdos de aquel primer viaje que compartimos junto a los familiares de 90 soldados en marzo del año pasado. Expresiones de alegría y dolor se confundían en esos rostros que finalmente se reencontraban con el recuerdo de sus seres queridos, para vivir un duelo íntimo y conmovedor.
Fue una experiencia única, fruto del trabajo que durante meses llevamos adelante junto a los profesionales del Centro Ulloa, el Equipo Argentino de Antropología Forense, el Ministerio de Salud y Desarrollo Social y la Cancillería.
Y como en aquella ocasión, este nuevo viaje se debe también en gran medida a la colaboración prestada por la embajada británica, que abrió sus puertas para que junto a la Comisión de Familiares avanzáramos en los detalles organizativos de esta misión humanitaria, y al gobierno de las Islas, que se hará cargo de los aspectos logísticos del viaje.
También es importante mencionar el aporte de la empresa Aeropuertos Argentina 2000, que proveerá el vuelo chárter que nos trasladará a Malvinas.
Pero fundamentalmente es necesario reconocer y agradecer a cada una de las familias de nuestros héroes que se sumaron a este Plan Humanitario, que vino a traer paz después de muchos años de búsqueda y dolor. Estábamos conscientes de que era una decisión muy difícil aportar las muestras de ADN, permitir la exhumación de los cuerpos y la incertidumbre que esto presentaba, pero ellos confiaron en nosotros para esta tarea, y hoy honramos ese compromiso brindando las respuestas que aguardaron por casi 37 años.
Aún nos resta localizar la tumba de 12 soldados para completar las identificaciones. Pero el éxito de este Plan y la certeza de estar en el camino correcto nos da un fuerte impulso para continuar trabajando con el mismo empeño y para seguir escribiendo juntos las páginas de la historia.
(*) Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación.