La Ciudad

Ludopatía: la edad de quienes buscan ayuda es cada vez menor

Cada vez son más las consultas derivadas de la ludopatía online y la edad de los afectados es cada vez menor, incluyendo a escolares. Una serie de testimonios ayudan a conocer los síntomas y consecuencias de la enfermedad. Jugadores Anónimos (JA) ofrece asistencia gratuita en Mar del Plata.

“No va más”. No se trata de la voz del croupier de ruleta que indica el cese de las apuestas. Se trata de un llamado, un alerta, una señal para detenerse en esa carrera compulsiva por apostar. A las cartas, a la ruleta, a las máquinas tragamonedas y “hasta a las bolitas”, como describió uno de los integrantes de “Aprender a Vivir”, el grupo de Jugadores Anónimos (JA) que funciona en Mar del Plata.

La ludopatía es una enfermedad transversal, que afecta tanto a hombres como a mujeres, de diferentes edades y clases sociales. Incluso, en los últimos dos años bajó considerablemente la edad de los jugadores compulsivos y afecta a jóvenes cada vez de menor edad. Tal es la problemática que en muchas escuelas encendió las alarmas y motivó que la Asociación de Institutos de la Educación Privada de la provincia de Buenos Aires (Aiepba) organizara jornadas informativas para sus asociados para brindar medidas preventivas.

Jugadores Anónimos (JA) es una asociación civil, sin fines de lucro, basada “en recuperar principios espirituales y, fundamentalmente, morales que hemos perdido por el juego. No se necesita cuota ni ningún aporte para ser integrante”, explicó Manuel, que concurre al grupo desde 12.

Casos

Aldo, de 50 años, llegó al grupo en el 98 y actualmente es el asistente con más antigüedad aunque aclaró que “sólo por hoy”. En su vida pasada de apostador compulsivo “jugaba a la rula. Tenía que pasar por esa experiencia para encontrar otra manera de vida. Primero ser honesto conmigo, porque ocultar y mentir es lo que te lleva a justificar el dinero que falta o el tiempo donde estuviste”.

“Te convertís en un mitómano -agregó-, estaba en un estado de locura. Los alimentos para la familia se iban a la sala de juego, no tenía conciencia. Primero afecta a tu familia, a los más íntimos, después a tus amigos”.

La señal para detenerse llegó cuando “vi a otra persona, que también iba a una sala de juego y había tenido una gran ganancia, pero empezó a perder el auto, el departamento y dije ´esto me va llevar a mí a esa pendiente´”.

“Sólo por hoy” es una regla de oro en JA. “Si no jugamos sólo por hoy y vemos que nuestra vida toma algunos cauces -detalló Manuel-, no estamos ansiosos por apostar, vemos cosas que no veíamos. Si lo hacemos por 24 horas, las restantes 24 van a ser mejores”.

Las tragamonedas

Manuel tiene 72 años, es licenciado en Enfermería y llegó al grupo en 2012 porque era adicto a jugar en las máquinas tragamonedas. “Trabajaba en el servicio médico del casino y vi el montaje de las maquinitas -contó a LA CAPITAL-. Los muchachos que las armaban me decían que la máquina estaba programada para dejar un 70 por ciento de ganancia y un 30 por ciento para los apostadores”.

“Habiendo estudiado, siendo grande, igual caí. No hay demasiados signos de alarma, sí cuando se pierde el control de lo económico, de la forma que sea para conseguir dinero, incluso recurrir a prestamistas. A ese nivel reconocés que sos un jugador compulsivo, cuando no hay un freno que te diga hasta acá llegaste”. Así fue que “una vez pedí un préstamo en el Banco Hipotecario -contó- y dejé todo en las maquinitas”.

Herencia

Christian, de 50 años, reconoció que “conozco la problemática desde chico porque mi mamá era adicta al juego y la tenía que ir a rescatar, porque terminaba como una piltrafa. Así y todo, fui a jugar socialmente y gané, a la ruleta, y ahí me atrapó”.

Así fue que emprendió el camino de jugar compulsivamente “y empezaron los problemas financieros, de relación, de todo tipo -enumeró-, porque te jugás hasta lo que no es tuyo. Perdés relaciones, amistades, te encerrás en vos mismo”.

En un intento por cambiar, se fue a vivir a otra ciudad y a trabajar pero “también tuve problemas con la ruleta, el casino, porque fui empleado de Lotería y a la quiniela no jugaba”.

En su caso, se dio cuenta de que “tenía un problema cuando no lo podía controlar. Dejaba hasta lo que no tenía, lo mío y lo de otros. Ahorros, todo” y recordó que “una Semana Santa me la pasé en el casino. Salía sólo para ir a dormir y después volvía”. “Esta enfermedad es insidiosa -prosigue Christian-; sabés cuándo empezás pero no cuándo terminás”.

En 2013 llegó al grupo aunque reconoció que “tuve recaídas pero el grupo me da contención, herramientas para no caer en el pozo. Sólo por hoy es fundamental, tenés una vida más saludable, relaciones más sanas y sos útil a la sociedad”.

“Por el juego online…”

Con 33 años, Manuel hace menos de un mes que asiste a JA. “Caí por el juego online -contó- arranqué jugando poco, a las tragamonedas. Pero cada vez jugaba más. Una vez gané muy buena plata y eso nos sirvió para hacer algo en la casa y me cebé. Justo coincidió con una época en que mi negocio no funcionaba bien”.

Entonces las cosas se complicaron porque “estaba gastando lo que estaba ganando con mi trabajo. Mi señora me preguntó qué pasaba con la plata y empezaron las mentiras: pedí préstamos en billeteras virtuales y cada vez fue peor, hasta que gracias a Dios o a un poder superior me di cuenta de que estaba mal y le pedí ayuda mi madre y me aconsejó ir a JA”.

A pesar de que su ludopatía pasaba por las apuestas virtuales, aseguró que “me identifico con mis compañeros. Es gratificante y espero poder seguir, porque escuchándolos a ellos aprendí que es lo mismo”.

Demencial

Manuel (el mayor) analizó que “nosotros éramos del juego artesanal, presencial, y no sabemos nada de estos nuevos, pensamos cuando nos empezaron a consultar sobre la ludopatía on line. Pero no, tenemos el mismo fin común: apostar y no tener dominio. Esto del online es instantáneo, de resolución ya, esa es la gran diferencia. Te atrapa. La penetración del juego online es demencial”.

Para evitar las recaídas, Aldo recomendó “cumplir con los principios, sólo por hoy. Si ya sé el resultado de ir a jugar, ¿para qué voy a ir?”.

Christian añadió: “Dicen que el juego compulsivo te lleva a la locura, a la cárcel o a la muerte. Para no llegar a eso tenemos el grupo y la bibliografía, internalizamos el problema y decimos ´por hoy voy a luchar´. Estar sin apostar es un logro”.

“Es una vida más de responsabilidad -opinó-. Lo compulsivo te escapa de la realidad, intentás solucionar las cosas de la manera mágica que te propone el juego, es un escape”.

En ese sentido, Manuel (el mayor) sostuvo que “es una enfermedad emocional. Hay que estar siempre atento, porque no te curás nunca, por eso hay que mantenerse con las defensas altas. Es una enfermedad detenida, no hay curación”.


Apoyo grupal para no caer en el abismo del juego

En Mar del Plata, el grupo de Jugadores Anónimos (JA) se denomina “Aprender a vivir” y se reúne los martes y jueves, de 20 a 22, en la sociedad de fomento “Villa Primera” ubicada en Don Bosco 665. También cuenta con lo que llaman “la línea de vida”, a la que se puede llamar las 24 horas: 223-5190332.

Así como está abierto a todos los que quieran recuperarse, los integrantes “tampoco se oponen ni adhieren a ninguna causa, solo luchamos contra una enfermedad, la ludopatía”, explicó Manuel. Y detalló que el ludópata es “una persona que pierde el control sobre la capacidad de detener las apuestas, que llevan a un deterioro moral, social y económico. Quizás el factor económico es el más fácil de solucionar, pero tenemos que recuperar valores morales”.

Actualmente, asisten “unas 20 personas” de diversas edades, que siguen la metodología de “los 12 pasos basados en un programa de recuperación de valores morales. Esos 12 pasos son los que mantienen la unidad del grupo”.

También realizan reuniones por Zoom, especialmente destinada a los más jóvenes pero a la que pueden sumarse todos los que quieran. “No hay profesionales en el programa -añadió-, somos todas personas que sufrimos la enfermedad. Tratamos de ser obedientes a ese programa. Los pasos de unidad, como se llaman, mantienen al grupo unido, nos sostenemos. No tenemos jefes, sólo un código de guía que sigue los mismos principios de Alcohólicos Anónimos (AA)”.

Aunque carecen de estadísticas oficiales -lo mismo sucede a nivel gubernamental municipal y provincial-, en los últimos dos años notaron que “la mayor parte de los ingresos son afectados por el juego on line. Vemos un avance de esa metodología, sobre todo en los más chicos, incluso escolares”, detalló Manuel.

Todos los asistentes que brindaron su testimonio a LA CAPITAL coincidieron en que “asistiendo a JA atraemos al grupo, vemos los cambios. Nos vemos y sentimos mejor. La fuerza del grupo nos hace acordar cómo estábamos en un principio”. Más información en www.jugadoresanonimos.org.ar o al teléfono (011) 44126745 las 24 horas o al 223-5190332.

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