La madre del joven fallecido encabezó un acto en el primer aniversario de su asesinato por el cual están imputados cinco policías. “Asumí que a mi hijo lo mataron y no va a volver, eso lo confirmé en la reconstrucción del hecho”, dijo Judith Aristegui a LA CAPITAL.
MIRAMAR (Corresponsal). – En la madrugada del 10 de diciembre de 2021, Luciano Olivera (16) murió sobre la avenida 9 y 34 de Miramar, donde instantes previos se había desplomado con una moto al recibir un balazo en el pecho tras una persecución policial.
A un año de ese crimen que conmocionó a la comunidad, su madre Judith Aristegui encabezó un acto conmemorativo en el anfiteatro “Lolita Torres”, ubicado en pleno centro de la ciudad.
Mientras colgaba banderas recordatorias de su hijo junto a familiares y allegados, quienes compartieron una emotiva jornada con discursos y la participación de músicos locales, Judith se hizo un espacio para dialogar con LA CAPITAL.
“Yo me quedé en el 10 de diciembre de 2021, asumí que a mi hijo me lo mataron y no va a volver, eso lo confirmé en la reconstrucción del hecho. Queremos homenajearlo, y la verdad que no hicimos marcha porque judicialmente vamos bien; si bien los tiempos de la Justicia son lentos ya se cerró la investigación y fue elevada la causa a juicio”, destacó la mamá de la víctima.
Por otra parte, Judith Aristegui hizo mención al momento de la reconstrucción del crimen donde se encontró con Maximiliano González (26), el policía que está imputado por disparar y matar al menor.
“Fue muy fuerte, tener toda la noche la cara del asesino frente mío y no poder hacer nada más que mirarlo. La realidad es que no puedo hacer nada y a Luciano no lo tengo más. No se cómo voy a llegar al juicio, hoy estoy cada día peor anímicamente, no sabría decirte cómo puedo llegar a reaccionar”, remarcó la madre de Luciano.
Por último, Judith agradeció el apoyo de la comunidad de Miramar. “La verdad es que con la gente estoy muy conforme, siempre respaldaron el pedido de Justicia. Seguiré invadiendo la ciudad con la cara de mi hijo y hasta pido una condena social para los imputados hasta que reciban su merecida pena”, concluyó.
Cinco imputados y dos detenidos
Vale recordar, que Maximiliano González se encuentra con prisión preventiva por “Homicidio triplemente agravado por haber sido cometido por miembro de una fuerza de seguridad, mediante el empleo de armas de fuego y con alevosía” al comprobarse que disparó contra Luciano Olivera.
El menor avanzaba a gran velocidad por la avenida 9 y poco antes de llegar al cruce con la calle 34 avistó a un patrullero que le cortaba el paso. De ese móvil había descendido González junto a Nelson Albornoz, quien también sigue encarcelado por el delito de “Encubrimiento doblemente agravado y falso testimonio”, acusación que también recae sobre la oficial inspectora, Rocío Mastrángelo y el sargento, Kevin Guerricagoitía, aunque estos dos últimos permanecen en libertad.
Tal como quedó registrado en cámaras de seguridad de la zona, González disparó a distancia contra Olivera y el impacto de la bala 9 milímetros fue en el pecho. Al perder el equilibrio la moto derrapó y llegó a golpear un pie de González, circunstancia – según marca la investigación -, que luego “fue aprovechada por todos los policías para falsear el relato de los hechos ya que todos dijeron que González disparó tras ser embestido por la moto”.
Luego, la fiscal Ana Caro también decidió acusar al oficial Alejandro Nahuel Cepeda por “Encubrimiento”. Durante el curso de la investigación se probó que acompañó a González a hospital, le permitió llamados a los otros policías involucrados y finalmente le hizo el “favor” de no secuestrarle el teléfono y dárselo a los familiares.
Cuando la titular de la UFI de Miramar profundizó las pruebas de entrecruzamientos de llamadas días después del hecho, se determinó que González tenía el celular dentro de la cárcel de Batán. Ante eso se efectuó un allanamiento y se lo secuestró.