por Alberto Galeano
La pandemia del coronavirus, el mayor desastre que afronta la medicina moderna, obligará a reestructurar los sistemas de salud de varios países, no siempre en un sentido igualitario, tras los estragos causados entre la población más indefensa, sobre todo en Italia, España y Estados Unidos.
El virus Covid-19 pasó de ser subestimado por algunos Jefes de Estado, como el presidente estadounidense Donald Trump, que al principio la definió como una “simple gripe”, a ser tomada tomada en serio por otros gobiernos que cerraron sus fronteras y dispusieron el aislamiento.
Pero nadie en el planeta quedó a salvo de este mal, especialmente los ancianos y las personas con enfermedades preexistentes.
Desde que se inició a principios de diciembre en China, el coronavirus ha causado más de un millón de infectados y alrededor de 60.000 muertos, según informes de la universidad estadounidense Johns Hopkins.
Para Alejandro Frenkel, profesor en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de San Martín (Umsan), “es probable que esta pandemia obligue a revisar los sistemas de salud y la inversión en la investigación científica orientada al combate de enfermedades”.
“No obstante, ello no significa que las reestructuraciones constituyan un acceso más igualitario a la salud, ni una ampliación de los programas de seguridad social”, dijo Frenkel a Télam.
En Estados Unidos el sistema ha mostrado serias falencias, entre ellas la escasez de suministros médicos y la falta de pruebas para determinar si los pacientes tienen la enfermedad, opinó David Leonhardt, columnista de The New York Times.
Hay, además, una decena de Estados en donde no hay orden de permanecer aislado en la casa, en contraposicion de lo que sugieren los expertos.
Evidentemente, la crisis ha sacado la luz la discusión entre la medicina privada y el servicio sanitario estatal, donde los gobiernos cumplen un rol central.
“En términos generales creo que lo que va a entrar en crisis es la solución neoliberal a los problemas económicos. Creo que con esta pandemia está en retirada la ya larga critica a la acción del Estado en detrimento del mercado”, dijo a Télam Adrián Zarrilli, doctor en Historia de la Universidad Nacional de Quilmes.
Para este analista, un buen ejemplo de estas política son los sistemas de salud europeos. “Las pérdidas de camas producto del ajuste en los hospitales italianos es un ejemplo de eso, ya que se han desfinanciado en la ultima década”.
Zarrilli también señaló que Estados Unidos “nunca han tenido un sistema de salud publico muy eficaz, quizás la excepción fue el intento de (el ex presidente Barack) Obama de dotarlos de algo parecido a una prestación universal”.
Precisamente, Estados Unidos es el epicentro de la pandemia mundial, ya que hay casi 280.000 infectados y más de 7.100 muertos.
La doctora Deborah Birx, coordinadora de respuesta a la pandemia, admitió que la proyección que es haya entre 100.000 y 240.000 muertos en Estados Unidos, siempre que se mantengan las órdenes de distanciamiento social.
En Italia, donde ya murieron unas 15.000 personas y hubo unos 120.000 infectados, gran parte de ellos en la norteña región de Lombardia, los médicos se vieron obligados a decidir entre atender a los más ancianos o dejarlos morir, según informes de prensa no desmentidos por las autoridades.
Lo cierto es que la cantidad de casos, sumada a la posible demora para hacer frente a la pandemia, colapsaron un sistema de salud que anteriormente era bien valorado.
Sin embargo, y a pesar de los recortes presupuestarios, los italianos recibieron cuidados intensivos de manera gratuita.
En España, donde hubo ya unos 12.000 muertos y más de 124.000 infectados, el sistema de salud tiene una capacidad sanitaria disminuida por los recortes de la crisis financiera de 2007, opinó recientemente el profesor Javier Varea al diario catalán La Vanguardia.
Algunos expertos ponen de ejemplo al caso de Corea del Sur, el segundo país en sufrir el brote de la epidemia luego de China, que en muy poco tiempo -con un sistema de salud eficiente- logró aplanar la curva de contagios.
Una de las claves fue el uso de tets para detectar posibles infectados. Sin embargo hubo 9.786 infectados y 162 muertos.
El virus no solo ha puesto en jaque a los sistemas de salud, sino que también ha desatado cierta retórica antiinmigrante como ocurre con Estados Unidos, ya que el Gobierno de Trump no acepta las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que al coronavirus optó por denominarlo “enfermedad china”.
Las torpezas del magnate inmobiliario están a la orden del día, e incluso pueden poner en jaque su futuro político en este año electoral. La última: se niega a usar barbijo a pesar de las sugerencias de los médicos. “Yo no creo que vaya a hacer eso” en el Depacho Oval de la Casa Blanca, dijo Trump.
(*): Télam.