Cayeron entre 8% y 9% durante el último mes en el mercado de Chicago, presionados por la abundante existencia de granos en Estados Unidos y por la previsión de una campaña sudamericana superior.
Por Juan Manuel Colombo
Los precios internacionales de la soja y el maíz cayeron entre 8% y 9% durante el último mes en el mercado de Chicago, hasta alcanzar valores mínimos en más de dos y tres años respectivamente, presionados por la abundante existencia de granos en Estados Unidos tras la gran cosecha de la campaña pasada y por la previsión de una producción sudamericana superior a la del ciclo pasado.
Esta tendencia bajista tomó mayor impulso tras conocerse el viernes el informe mensual sobre oferta y demanda mundial de granos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés), que dio cuenta una mejora proyectada en la cosecha argentina de soja -de 48 a 50 millones de toneladas- y realizó recortes menores a los esperados en la estimación del volumen a obtenerse en Brasil para los dos granos, entre otras cuestiones.
De esta manera, en el transcurso de un mes el contrato de enero perdió US$ 43 (-8,85%) al pasar de US$ 486 la tonelada -a comienzos de diciembre pasado- a US$ 443 en Chicago.
El contrato de marzo, por su parte, cayó US$ 45 (-9,1%), hasta posicionarse al cierre de la semana a US$ 449 la tonelada.
En el caso del maíz, la merma fue del 8% al perder US$ 15 hasta los US$ 175 la tonelada en el mismo lapso.
En diálogo con Télam, la analista del mercado de granos de la consultora FyO, Mariela Brandolin, dijo que la atención de los operadores hace dos meses que está centrada en la cuestión climática de Sudamérica, en especial en Brasil, donde si bien esperaban falta de lluvias en el norte del país afectando a la soja, eso se vería contrarrestado por buenas condiciones climática en el sur.
Es por eso que Brandolin consideró que “el problema comenzó cuando la seca se expandió cada vez más en gran parte de la zona productiva, incluyendo Mato Grosso, que representa el 26% de la soja que se produce en dicho país. Pero el precio no subió sino que bajó”.
“Allí se empezó a hablar de demora en la siembra, pero rápidamente los locales aseguraban que eso no era un problema, y al contrario, eso iba a permitir que el período critico coincida con las lluvias que se iban a normalizar hacia fin de diciembre, principio de enero. Hoy día, está muy discutido si efectivamente esas lluvias han llegado a tiempo o no. Hay de todos los números: desde 130 millones de toneladas hasta quienes sostienen que habrá más de 150 millones de toneladas en Brasil”, agregó la especialista.
Brandolin advirtió que el último informe del USDA arrojó “números muy negativos para los precios, ya que no sólo el recorte para Brasil fue escaso, sino que además aumentó la producción para Argentina e incluso para Estados Unidos”.
“Como resultado tenemos una producción de 217 millones de toneladas en Sudamérica versus 194,7 millones del año anterior y stocks globales que se mantienen holgados”, completó.
“Con estos números, Chicago siguió afirmando la visión bajista. Sin embargo, aún queda una cuota de optimismo, ya que puede haber más recortes en Brasil y según el pasado, éstos suelen ser lentos y progresivos”, enfatizó Brandolin.
Por su parte, el analista de la consultora AZ Group, Carlos Pouiller, dijo que la caída de precios de maíz y soja “tienen su origen en factores internacionales y locales. Por un lado, juega en contra la buena cosecha de soja de Estados Unidos, que se exporta de manera normal, y además empalma con una gran producción de Brasil en la campaña 2022/23, que mantiene remanentes embarcables”
“Por el lado de la demanda, China viene comprando soja, pero hay dudas sobre la evolución de su economía, que se viene desacelerando, y la continuidad de una demanda firme del producto”, acotó.
En lo que respecta a la Argentina, Pouiler remarcó las buenas condiciones climáticas en las que se desarrolla la campaña sojera, que “elevarían la producción por encima de los 50 millones de toneladas”, mientras que “en Brasil, las últimas estimaciones de producción 2023/24 se ubicarían en 155 millones de toneladas, que son menores a las hechas al momento de siembra, pero son cercanas al récord”.
“Es decir, la suma de estas ofertas abundantes determina una presión bajista sobre los precios, por lo menos en el corto plazo”, analizó el especialista.
Por el lado del maíz, Poulier consideró que en este producto “influye negativamente la muy buena cosecha de Estados Unidos de 358 millones de toneladas que está entrando al mercado internacional desde hace dos meses y mantiene muy vendidos a los fondos especulativos”.
“A esa oferta se le suma un remanente importante de producción brasileña 2022/23, que fue récord, y expectativas de una producción argentina más cercana a los 60 que a las 50 millones de toneladas, que generará un gran saldo exportable”, agregó.
En base a estas estimaciones y a los precios de exportación de ambos productos, el director de RIA Consultores, Javier Preciado Patiño, “es esperable embarques en el orden de los 40 millones de toneladas de maíz, entre 6 y 7 millones de poroto de soja, y exportaciones de aceite de soja por encima de los 5 millones de toneladas, y de harina de soja por encima de los 23 millones”.
“Considerando los precios FOB esperados actuales para estos cuatro productos, la generación de divisas se ubicaría por encima de los US$ 24.000 millones. De todas maneras hay que mencionar que los precios FOB de estos productos han caído en el orden del 20% respecto del año pasado y no se espera un repunte de los valores para la nueva campaña. El caso más significativo es el del aceite de soja, que hoy tiene un FOB de US$ 832 por tonelada, cuando a la misma fecha de 2023 el valor proyectado era de US$ 1.259”, dijo Preciado Patiño.
Por último, marcó que “un aspecto colateral, pero no menos importante para la generación de reservas es que debería caer la importación de soja desde el Mercosur, que en 2023 representó unos US$5.300 millones entre enero y noviembre”.
Télam.