Los mercados retomarán sus operaciones este martes para atravesar las cuatro ruedas de negocios antes de los comicios del 22 de octubre, que podrían ser tan complejas como las de la semana pasada.
Por Natalia Kidd
La creciente incertidumbre que reina entre los inversores a medida que se acercan las elecciones presidenciales, con altas opciones de éxito para el candidato libertario, Javier Milei, fuertes tensiones políticas y sin certezas sobre el futuro inminente de la economía, abren un panorama de elevada volatilidad para sus mercados.
Tras los festivos del pasado viernes y de este lunes, los mercados argentinos retomarán sus operaciones este martes para atravesar las cuatro ruedas de negocios antes de los comicios del 22 de octubre, que podrían ser tan complejas como las de la semana pasada, dominada por una severa tensión cambiaria.
“Será una semana muy rara, de mucha incertidumbre y volatilidad y de esperar a ver qué pasa el 22 de octubre”, dijo este lunes a EFE Leonardo Piazza, director de la consultora LP Consulting.
Según el experto, es posible que la presión se vea contenida por las mayores restricciones para hacerse de los denominados dólares financieros y por el miedo a los registros en las “cuevas” (sitios de venta informal de divisas), más allá de que los grandes inversores ya se dolarizaron.
En la última semana los tipos de cambio paralelos -el informal y los financieros- alcanzaron nuevos niveles récord, elevando la brecha entre estos y la cotización oficial -un mercado altamente restringido- a niveles superlativos que obligaron al Gobierno a seguir tomando medidas para tratar de frenarla.
El valor de la divisa estadounidense en la plaza informal cerró el jueves en 980 pesos por unidad -valor de referencia que se mantiene este lunes-, tras haber superado en las ruedas previas la barrera de los 1.000 pesos, frente a un precio oficial de 365,50 pesos en los bancos y casas de cambio, a los que muy pocos pueden acceder.
Según apunta la firma Delphos Investment, la coyuntura de la última semana fue “especialmente adversa” ya que el “manejo” de la brecha cambiaria que intentó hacer el Gobierno requiere cada vez de mayores restricciones, señales “elocuentes del agotamiento del cepo para contener una crisis cambiaria exacerbada”.
La apetencia por dólares para cobertura es habitual en períodos previos a elecciones en Argentina y, de hecho, venía creciendo en las últimas semanas, pero se disparó en forma brusca en las últimas jornadas, luego de que Milei, favorito en las encuestas para los comicios del próximo domingo, recomendara deshacer inversiones en pesos argentinos.
En unas declaraciones que le valieron una denuncia judicial por parte del presidente, Alberto Fernández, Milei, que promete dolarizar la economía si accede a la Presidencia, tachó a la moneda nacional de “excremento” y sugirió no tener depósitos en pesos a plazo fijo.
En este escenario, la demanda de dólares creció en todos los mercados, obligando al Banco Central, cuyas reservas monetarias están desde hace tiempo en estado crítico, a vender unos 535 millones de dólares en solo cuatro días.
En simultáneo, aumenta la salida de depósitos bancarios, fondos que van a la compra de dólares o bien a la compra de acciones en la Bolsa de Buenos Aires, que acumula ocho ruedas de firmes alzas, otra señal de la urgencia de los inversores por cubrirse.
La salida de depósitos viene creciendo, de hecho, desde las elecciones primarias, que se celebraron el 13 de agosto. Desde el 18 de ese mes hasta principios de la semana pasada, los plazos fijos en pesos ajustados por inflación tuvieron una caída del 16 %.
En un escenario que complica la candidatura presidencial del ministro de Economía, Sergio Massa, el último jueves hubo otra pésima noticia: la tasa de inflación oficial se aceleró en septiembre al 138 % interanual, empeorando la dinámica inflacionaria desatada en agosto tras la devaluación del 22 % en el tipo de cambio oficial.
Ante este dato, el Banco Central se vio obligado a elevar la tasa de interés pero a niveles que muchos analistas consideran insuficiente como para retener los depósitos en pesos, cuyo rendimiento corre por detrás de la inflación.
“Con la incertidumbre actual, no parece haber tasa que motive la tenencia de pesos”, asegura la consultora económica LCG, que advierte en un informe de que “la apuesta de empujar un descalabro económico para que los costos del ajuste sean afrontados por la Administración saliente es, además de mezquina, muy riesgosa” porque, llegado el caso, una dolarización deberá hacerse “sobre una economía que quedará todavía más debilitada que la de hoy” y con “elevados” costos en materia social.
EFE.