Jerónimo Leguizamón, Diego Girasoles y Sebastián Pelliza se presentaron a declarar como testigos y relataron cómo fue el trayecto que hicieron en el vehículo del imputado por atropellar y matar a Lucía Bernaola. También reconocieron que habían tomado alcohol.
Los tres jóvenes que acompañaban a Federico Sasso en su automóvil la noche en la que atropelló y mató a Lucía Bernaola declararon esta mañana en el marco del juicio oral y confirmaron que el vehículo “iba rápido”.
Jerónimo Leguizamón, Diego Girasoles y Sebastián Pelliza relataron cómo fue el trayecto que hicieron y también reconocieron que habían tomado alcohol previamente, aunque especificaron que vieron a Sasso en condiciones de conducir y que hasta que arribaron a la zona de la costa “manejaba tranquilo”.
La audiencia realizada hoy puede llegar a ser clave en la consideración de los jueces del Tribunal Oral N° 1 a la hora de interpretar si existió “dolo eventual” en el homicidio de la joven por parte del imputado. Es decir, como el hecho ya está absolutamente probado, lo que deberán decidir los magistrados es la calificación del delito.
Para los abogados que representan a los familiares de la víctima, Maximiliano Orsini y Marcelo Savioli Coll, Sasso tenía conocimiento del peligro que existía al circular alcoholizado en su vehículo y además a alta velocidad. Según ellos, era consciente de que podía causar daño a terceros.
El letrado que defiende al imputado, Facundo Capparelli, en tanto considera que se trató de un “homicidio culposo”, lo que significa que no tuvo intención de matar. La diferencia entre las dos figuras presentadas reside en que la primera tiene una pena de 8 a 25 años de prisión, mientras que la segunda contempla sólo de 1 a 6.
Por eso, los testimonios de los tres jóvenes que declararon ayer, además del análisis del total de la prueba exhibida, servirán a los jueces Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Juan Manuel Sueyro (reemplaza a Aldo Carnevale) para tomar una posición sobre la conducta que tuvo Sasso y así definir la condena que le impondrán en el fallo.
“Yo le decía que anduviera despacio”
Jerónimo Leguizamón fue el primero de los jóvenes en declarar durante la audiencia de ayer y contó que en la madrugada del domingo 4 de junio de 2017 Sasso lo pasó a buscar y fueron a la vivienda de Girasoles. Luego de tomar alcohol -lo cual también fue reconocido por los otros testigos- abordaron nuevamente el vehículo marca Renault Clio del imputado -modificado mecánicamente para alcanzar más velocidad- y se dirigieron a la costa.
Según Leguizamón, en el trayecto Sasso condujo “tranquilo” pero al momento de tomar la costa y “iba rápido”. Además, explicó que al imputado “le gustaban mucho los autos”.
“Yo en otras oportunidades, en charlas mientras comíamos algo, le había dicho que anduviera más despacio”, explicó ante una pregunta de Mauricio Varela, el abogado que representa a los amigos de Bernaola que sufrieron heridas en el siniestro vial. De todas formas, el testigo mencionó que aquella noche abordó el rodado de Sasso porque lo vio en condiciones de conducir, a pesar de que había tomado alcohol.
En otro orden, Leguizamón afirmó que luego de que Sasso atropellara al grupo de jóvenes que caminaba por la costa y Alberti, hecho que provocó la muerte de Bernaola, los amigos de las víctimas que salieron ilesos “lo querían linchar”. Entonces, agregó, desapareció unos minutos y luego volvió llorando cuando ya había llegado la policía. “Se entregó llorando y dijo que él era el que manejaba el auto”, indicó.
Por su parte, Girasoles y Pelliza reconocieron que los cuatro habían tomado alcohol antes de abordar el automóvil en el que se dirigieron a la costa. Ambos dijeron que iban escuchando música (uno dijo que el volumen era muy alto y el otro que no tanto), y el segundo mencionó que le pidió a Sasso que bajara la velocidad y hasta abrazó a su amigo cuando el conductor aceleró, como en broma por el temor que sentía en ese momento.
Ese pasaje del testimonio va en línea con la declaración previa de Leguizamón, quien en la etapa preliminar de la investigación -es decir, antes del juicio- había dicho ante los instructores judiciales que “por la forma en la que manejaba Sasso, se sabía que en algún momento algo le podía pasar”.
Peritos
Durante la jornada de mañana se presentarán a declarar los peritos que intervinieron en la investigación del caso Bernaola. Tanto los especialistas en mecánica como en accidentología pasarán por la sala del Tribunal Oral N° 1 para ser interrogados sobre el hecho.
En tanto, entre el lunes y el martes de la próxima semana se producirán los alegatos. Luego, los jueces Gómez Urso, Viñas y Sueyro definirán y comunicarán la fecha en la que se dará a conocer su veredicto.
Lucía Bernaola tenía 14 años cuando murió, atropellada por el automóvil de Sasso, en horas de la madrugada del domingo 4 de junio de 2017. Aquella noche el imputado conducía por la costa a no menos de 70 kilómetros por hora -muy por encima de la máxima permitida- y entró a la curva ubicada a la altura de la calle Alberti al avanzar por la costa desde el centro hacia el sur de la ciudad.
Bernaola y varios de sus amigos caminaban por la vereda cuando el vehículo derrapó, invadió la contramano y la embistió. La menor falleció en el lugar y otros jóvenes sufrieron distintas lesiones.
La primera reacción de Sasso fue escapar, pero regresó minutos más tarde. La policía lo demoró y le hizo el control de alcoholemia, el que arrojó 1,23 miligramos de alcohol en sangre.
La noticia de la muerte de la adolescente recorrió los medios de todo el país y motivó que desde el municipio impulsaran la “tolerancia cero” en los casos de conductores con resultado positivo de alcoholemia. También contribuyó a que se agilizara la instalación de cámaras y radares de velocidad en distintos puntos de la ciudad.
Casi en simultáneo, fue modificada la ley de tránsito provincial, lo cual propició que los miembros de la Fiscalía de Delitos Culposos tomaran medidas más duras en cuanto al tratamiento de la situación procesal de los imputados en este tipo de causas.
Durante su tiempo de detención Sasso se vio involucrado en una controversia: la madre de Lucía Bernaola denunció que en la comisaría de Balcarce donde permanecía alojado tenía numerosos beneficios. Esa denuncia se judicializó pero nunca se hallaron motivos para afirmar que la comisaría balcarceña -fueron censanteados todos los policías- operaba en favor del imputado.
Poco tiempo después, la Justicia le concedió a Sasso el beneficio del arresto domiciliario, y en esa condición -que cumple en un domicilio de la vecina localidad- llegó al juicio oral que se desarrolla en Tribunales.