El Louvre, el MoMA, la National Gallery o la Galería de los Uffizi destacan su "magnífica transformación" y su "extraordinaria colección".
MADRID, España.- El Prado celebra en 2019 su bicentenario y lo hace convertido en un centro admirado por todos los grandes museos del mundo. El Louvre, el MoMA, la National Gallery o la Galería de los Uffizi se rinden ante su “magnífica transformación” y su “extraordinaria colección”.
Los responsables de los principales museos del mundo no escatiman en elogios para el Prado, al que algunos sitúan entre sus centros favoritos, como es el caso de los directores del MoMA, Glen Lowry, y del Metropolitan, Max Hollein.
“El Prado es uno de mis museos favoritos del mundo no solo por su extraordinaria colección sino por la forma en la que nos inspira para ver y pensar de manera imaginativa”, afirmó a EFE Lowry, que además aseguró que los próximos 200 años de la pinacoteca española “serán igual de importantes” que los ya pasados.
Mientras que Hollein asegura que el Prado “es una manifestación sobresaliente de excelencia artística y logros humanos”.
“Como uno de los museos de arte más reconocidos del mundo, su espectacular colección y sus importantes contribuciones a la erudición han sido atesoradas por casi 200 años. El impacto del Prado en el mundo, y en nuestra comprensión del arte y la humanidad, no se puede subestimar”, agregó.
Unas declaraciones de afecto que suben aún más de nivel con las palabras del director de la National Gallery de Londres, Gabriele Finaldi, que ocupó durante trece años la dirección adjunta del Prado.
“El Prado ha experimentado una magnífica transformación en los últimos 20 años. De ser una gran colección se ha convertido en un gran museo. Las adquisiciones, los programas internacionales, las exposiciones, la investigación académica y posiblemente el mejor departamento de conservación de pinturas del mundo lo han convertido en un jugador verdaderamente importante en el escenario mundial”, aseguró a EFE.
Finaldi destacó la ampliación realizada por Rafael Moneo, “que ha permitido al museo respirar y extender sus alas” e hizo énfasis en que es un “museo de artistas más que un museo de historia del arte” que “abruma con la fuerza de personalidades poderosas”, entre las que cita al Bosco, Tiziano, Rubens, El Greco, Velázquez y Goya.
Un museo que en el futuro mostrará “lo mejor de la cultura española en un contexto europeo y seguirá inspirando a los artistas, como lo ha hecho desde Manet a Picasso, desde Sargent a Bacon, y para dar placer y satisfacción a muchas generaciones de amantes del arte”.
Y lo hará también a través del préstamo de sus obras, una práctica que destacó el responsable del Louvre, Jean-Luc Martinez.
“La fructífera colaboración entre nuestros museos permitió en 2012 la realización de la prestigiosa exposición Rafael, presentada en los dos museos. Desde entonces, los préstamos han sido numerosos entre las dos instituciones”, recordó.
Un Prado que es como un “hermano” de la Galeria de los Uffici de Florencia, cuyo director, Eike Schmidt, destacó la contemporaneidad y cercanía de ambos museos -el italiano celebra el próximo año sus 250 años-.
Mientras que para la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, el Prado es “maravilloso y universal” y con su “bellísima” ampliación ha demostrado ser capaz de “tener la fuerza y la apertura” para crecer.
Otra mujer, Sara Gabriela Baz, directora del Museo Nacional de Arte (Munal) de México, resaltó la “dignidad” con la que el centro madrileño muestra su colección al público, especialmente en el caso de “piezas emblemáticas y casi de culto” como “El jardín de las delicias”, de El Bosco; “El descendimiento de la cruz”, de Van der Weyden; “Las Meninas”, de Velázquez, o las pinturas negras de Goya.
Un museo que le ha servido de ejemplo para configurar la renovación del discurso museográfico que el recinto mexicano emprendió en 2014.
Porque como señaló Marina Loshak, directora del Museo Pushkin de Moscú, “hay museos que te cambian como espectador”.
“Para mí, ese museo es el Prado de Madrid. Cada vez encuentro en él algo nuevo, inesperado y que no decepciona. Es un lugar en el que uno se encuentra una enorme riqueza cultural en combinación con la moderación española”, añadió.
Una idea que también resaltó el director del Guggenheim de Nueva York, Richard Armstrong, para quien “el Prado y su colección han sido siempre un ejemplo para los amantes del arte de cualquier edad”.
“En mis 50 años de visitas, la institución se ha hecho cada vez más atractiva, igual que lo ha hecho Madrid. ¡Bravo!”, finaliza Armstrong.
Y aunque dirige un centro como el Whitney de Nueva York, dedicado al arte contemporáneo, su responsable, Adam Weinberg, reconoce la fuerza del Prado, un “museo increíble” que además atesora su cuadro favorito en todo el mundo.
“He decidido después de muchos años que si pudiera elegir solo una obra con la que vivir el resto de mi vida elegiría ‘Las Meninas'”, asegura Weinberg, que recuerda su primera visita al Prado cuando era un adolescente.
“Pensé que era un sitio mágico y no sabía nada de historia del arte, y luego entendí años después que es un sitio magnifico no solo por los cuadros preciosos para alguien que no sabe de arte, sino que tiene algunos de los cuadros más importantes de la historia del arte occidental”.