Advirtieron que el acuerdo incluye un riesgo de “plan de ajuste” que consideraron “desatinado”. Aseguraron que se van a “agravar” los problemas de la economía.
Treinta y cinco diputados del Frente de Todos que se abstuvieron o votaron en contra del acuerdo con el FMI, entre ellos, el exjefe del bloque Máximo Kirchner, quien votó por la negativa, fundamentaron su postura en un documento colectivo que difundieron al final de la sesión.
Bajo el título “La vuelta del FMI a la Argentina; ¿cómo llegamos hasta aquí?”, el texto de 15 carillas advierte en sus conclusiones que el programa acordado con el organismo implica como riesgo la implementación de “un plan de ajuste”, lo que considera “completamente desatinado” para “las actuales circunstancias del país”.
“La aplicación de las políticas del presente acuerdo no sólo no van a solucionar ninguno de los problemas estructurales de la economía bimonetaria argentina, los van a agravar”, alerta en el punto 2 el documento de ese grupo de legisladores, donde además se vaticina que “el presente ‘acuerdo’ deberá ser revisado” en el futuro.
En la misma línea, se señala que “los programas del Fondo no son apropiados para promover el crecimiento ni tampoco para controlar la inflación”.
“Por el contrario, en los períodos de vigencia de acuerdos con el FMI, la inflación promedio fue más elevada por la sencilla razón de que las medidas que impulsa el Fondo la aceleran”, añade.
“Nuestra fuerza política puede dar testimonio de que siempre tuvo que hacerse cargo y pagar las deudas que tomaron los gobiernos de signo político e ideológico opuesto.(…) El problema no es firmar con el FMI. Está claro que si tenemos una deuda con el Fondo tenemos que firmar un acuerdo con ese organismo. El problema, entonces, no es firmar. El problema es qué se firma”, agrega el texto en el punto 3.
En las últimas definiciones, el pronunciamiento señala que la causa judicial por las responsabilidades penales de la deuda contraída en 2018 exige “una actitud y un concepto diferente de estrategias de negociación”, al tiempo que subraya que “el tema más importante” es “quién va a pagar esta deuda”, a la que define como “irregular”, dado que “buena parte de la misma fue fugada del país”.
Consecuencias
En relación a las consecuencias del acuerdo para los próximos años, sostiene que “no asegura la sostenibilidad” luego de 2025 ya que -una vez cumplido el período de gracia- el cronograma de pagos al Fondo coincidirá “con las amortizaciones de deuda a los acreedores privados”.
En el documento se aclara que “el problema no es firmar un acuerdo con el FMI sino qué se firma”, y, además, puntualiza que “el reconocimiento de deuda no implica olvido de las responsabilidades que se están discutiendo en sede penal” y plantea que “también exigirá una actitud y un concepto diferente de estrategias de negociación en el marco de aquella revisión”.
En esa serie de planteos se basaron 35 diputados del FdT que resolvieron no acompañar el proyecto de ley que aprobó el acuerdo con el organismo que encabeza Kristalina Georgieva.
De esos 35, nueve optaron por la abstención: Lisandro Bormioli, Daniel Gollan, Gustavo González, Itai Hagman, Claudia Ormachea, María Rosa Martínez, Sergio Palazzo, Vanesa Siley, Jorge Verón.
Los restantes, entre ellos, el propio Máximo Kirchner, lo hicieron por la negativa: Constanza Alonso, Cristina Brítez, Nilda Carrizo, Leila Chaher, Marcos Cleri, Gabriela Estévez, Emiliano Estrada, Federico Fagioli, Santiago Igon, Rogelio Iparraguirre, Florencia Lampreabe, Tomás Ledesma, Mónica Macha, Gisela Marziotta, Lucila Masín, Magalí Mastaler, Leopoldo Moreau, Alejandra Obeid, Paula Penacca, Agustina Propato, Rodolfo Tailhade, Marisa Uceda, Lucio Yapor, Carolina Yutrovic y Natalia Zaracho.
Hubo otros legisladores del oficialismo que tampoco acompañaron el dictamen, aunque no hayan suscripto el documento: fueron los casos, entre otros, de Juan Carlos Alderete y Verónica Caliva, quienes votaron en contra; como también Pablo Carro y Natalia Zabala Chacur, que se abstuvieron.
En el último punto de la conclusión del documento se fundamenta esta posición en que “el reconocimiento de deuda obliga a abordar el tema más importante: quién va a pagar esta deuda contraída en forma tan irregular cuando, además, buena parte de la misma, fue fugada del país. Para ello, el Estado argentino cuenta, en sus tres poderes, con la suficiente información para elaborar alternativas justas y equitativas que impidan descargar sobre las espaldas del pueblo argentino, una vez más, el peso de una deuda que sólo aprovecharon ínfimas minorías”.
Cuestionamiento
En el documento también hay varios pasajes donde se cuestiona al ministro de Economía, Martín Guzmán, y al equipo negociador.
Al respecto, se resalta que “dadas las gravísimas irregularidades del inédito acuerdo stand by de 2018, el Gobierno argentino debería haber optado por una negociación ‘dura’ que procure extender los plazos de devolución por encima de los reglamentos vigentes en el FMI, eliminar la sobretasa de interés y exponer ante los argentinos y argentinas y ante todos los foros internacionales posibles, no solo aquellas gravísimas irregularidades del préstamo otorgado a Mauricio Macri, sino también el carácter y objetivo estrictamente político que tuvo dicho préstamo”.
“Lejos de ello, el equipo negociador del Gobierno desarrolló una estrategia de ‘amabilidad’, secretismo, hermetismo, confusión, y desinformación en las negociaciones; solo explicable por la difundida creencia de que estábamos ante un ‘nuevo’ Fondo Monetario Internacional que sería seducido por la pericia académica y los ‘buenos modales’ de los negociadores e interlocutores argentinos”, criticó.
Luego, cita el contexto histórico en el que el expresidente Néstor Kirchner le pagó la deuda al FMI y afirma que “la situación no es la misma”, pero “el que sí sigue siendo el mismo es el Fondo”.
Allí insiste con más cuestionamientos: “No concebirlo de esa manera llevó a decidir una estrategia equivocada a partir del 10 de diciembre de 2019 por parte del gabinete económico y el grupo negociador encabezado por el ministro de Economía, en su responsabilidad de renegociar la inédita deuda contraída por el gobierno de Mauricio Macri”, concluyeron.